“Buenas noches… no he preparado un discurso y lo siento, pero me alegra no haberlo preparado. Porque no voy a hacer esto como lo hacen los demás. A toda la gente a la que debería darle las gracias, lo siento, pero debo usar esta oportunidad. (...) Este mundillo es una mentira. [Ante los aplausos de parte del público en el teatro] ¡Esperen un segundo! No deberías modelar tu vida según lo que nosotros pensamos que es “cool”. Sean ustedes mismos. […] Es algo estúpido que yo me haya metido en este mundillo, pero ustedes han sido buenas y buenos conmigo, así que gracias ”. Así rompía en 1996 Fiona Apple un romance intenso con el mainstream de la música, esa industria que se sirve de buenas artistas para ponerlas en la cresta de la ola y después destruirlas. Fiona Apple es la prueba de que se puede ser primero famosa y después más famosa, pero haciendo lo que se te canta.

Ese año, el del discurso, también ganó un Grammy por la canción “Criminal” de su disco debut Tidal” y durante su vida tuvo otras nominaciones y premios, pero mientras el negocio pretendía hipersexualizarla, ventilar sus intimidades o hacerla grabar hits a repetición, ella se encerró en su casa a hacer buenas canciones, las que le gustaran. Siempre tuvo su tribu atrás, y gracias a ese vínculo profundo y verdadero con la gente que la sigue, grabó dos discos (“Extraordinary Machine” y el del nombre más largo jamás visto: "When the Pawn Hits the Conflicts He Thinks like a King What He Knows Throws the Blows When He Goes to the Fight and He'll Win the Whole Thing 'fore He Enters the Ring There's No Body to Batter When Your Mind Is Your Might so When You Go Solo, You Hold Your Own Hand and Remember That Depth Is the Greatest of Heights and If You Know Where You Stand, Then You Know Where to Land and If You Fall It Won't Matter, Cuz You'll Know That You're Right”) y se convirtió en una artista de culto. Johnny Cash la llamó para hacer dos duetos de su último disco de estudio, compuso el rap de Magnolia, aclamada peli de Paul Thomas Anderson, quien también fue su pareja, y el mundo empezó a cambiar a toda velocidad. 

Hija de dos actores que se habían conocido sobre las tablas de Broadway, nació en Nueva York en 1977 y a los 12 años fue violada por un desconocido en la puerta del departamento de su madre, donde vivía con su hermana. Ese abuso fue decisivo en su música, y contarlo abiertamente en los 2000 no era parte del combo "artista-mujer-linda-canchera-marketinera". Apple, además, sufrió anorexia nerviosa, trastornos obsesivo compulsivos y fue a terapia desde chica, estuvo medicada y varias veces tomó y se drogó hasta perder el conocimiento pero ella misma se rescató y volvió a empezar, una y otra vez. Esa relación intoxicada con su propio cuerpo nunca le nubló las ideas: muchas personas se han sentido acompañadas durante décadas por las experiencias que ella logró narrar en primera persona, en entrevistas y canciones, sin ocultar demasiado ese detrás de escena que no estaba hecho solo de purpurina. También declaró haber recibido todo tipo de abusos por parte de grandes nombres de la industria de la música. 

La prensa siempre decidió llamarla “la niña linda mala”, “loca”, “drogadicta” “hipócrita”, “gruñona sin sentido del humor”, “idiota vanidosa” o “una desnutrida modelo de Calvin Klein” para desfigurar a una artista sincera, vanguardista, absolutamente solidaria, talentosa y desde muy joven marcando la importancia de visibilizar problemas que puede tener cualquiera. Lady Gaga fue juzgada al revelar la violación que sufrió por uno de sus productores antes de saltar a la fama, Britney Spears fue la preferida de los medios amarillistas para destruir su carrera y nombrada como "mala madre”, Sinead O´Connor enfrentó abuso físico, sexual y emocional por parte de su propia madre. Contemporáneas a Fiona que vivieron en carne propia el machismo de un engranaje que escupe buenos negocios o devora a sus víctimas. Resistencia es lo que todas ellas pusieron en el camino. Fiona transformó además esa resistencia en obra de la buena, e independiente de todo ránking de canciones populares.   

Luego de su último trabajo del año 2012 llamado "The Idler Wheel Is Wiser Than the Driver of the Screw and Whipping Cords Will Serve You More Than Ropes Will Ever Do", esta pionera y pianista de altura no se iba a estancar en lo establecido. Compuso y cantó el tema principal de la serie The Affair. También escribió una canción para la película This is 40 y cantó varias veces con el grupo Watkins Family, haciendo versiones de canciones folk de Bob Dylan o Leadbelly.

Este año en plena pandemia, con el mundo enrarecido, Fiona regaló un disco histórico. Después de ocho años volvió con Fetch the bolt cutters. Algunas canciones (como For Her ) hacen hincapié en los desastres que pueden generar el abuso físico y psicológico, Ladies habla de la no competencia entre mujeres, Under the table" y Relay se ponen más oscuras y explican cómo la sociedad patriarcal nos puso en lugares de desunión con otras compañeras y así, nos lleva por un viaje de contención, sinceridad y con la misión de afrontar los finales por nuestras propias vivencias que por culpar a otras. ”Heavy ballon es profunda, tensa, cómo tocamos fondo, dice en sus propias palabras. "Es difícil sobrevivir a hechos traumáticos, y parte de pasar por ellos es simplemente la comodidad del olvido, en algún momento debemos enfrentarlos" dijo. La industria ha entendido que no hay manera de domesticarla y su público, aunque desearía tener más discos suyos, también ha entendido que Fiona tiene su propia manera de hacer las cosas y que eso implica esperar años, o lustros, entre una tanda de canciones y la siguiente. Ella misma lo confiesa: "Solo trabajo cuando siento que es totalmente imprescindible". 

El disco es un tsunami de pianos rabiosos, bajos contundentes, percusión exacta que genera clímax necesarios, el mix del jazz, del rock y su voz cantando poesía, a veces casi hablada y otras ásperas y enojadas. En el mundo de esta obra musical se deja ser, nos deja ser, nos invita para escucharla y luego escucharnos. Su vida y su obra no es  rebeldía, es una realidad, en la misma dirección del feminismo: autónoma, cruda, irreversible. Le guste a la industria o no.