El cine rosarino tiene por fin su serie de libros. El punto de partida lo indica ¡Mujer, tú eres la belleza! Investigación y análisis de una película (casi) perdida, de Marcelo Vieguer. Lo edita Ciudad Gótica en su colección Estación Cine, que dirige Sergio Luis Fuster, y está dedicado a la película realizada por Camilo Zaccaría Soprani en 1928.

“Es el desencadenante de una serie de proyectos que se vienen dando desde hace dos años aproximadamente, a partir de la tarea desarrollada desde el Departamento de Investigación, Promoción Cultural y Centro de Documentación Multimedia de la Escuela Provincial de Cine y Televisión. Excepto el libro que había editado Cine Club Rosario en 2008 (Rosarinos en Pantalla), y las notas que han aparecido en diversos blogs como Espacio Cine (espaciocine.wordpress.com), de Fernando Varea, no ha habido una sistematización al momento de estudiar directores, directoras, y películas realizadas en la ciudad”, señala Marcelo Vieguer a Rosario/12.

“No es casual que quienes van a escribir en esta serie de libros hayan pasado por la Escuela de Cine. La Escuela ha sido un motor para la realización, a partir de la apertura de la Tecnicatura en 1984, y ahora con la creación del Profesorado en 2015; es a partir de esta tarea que se abre la posibilidad de investigar sobre lo realizado en la ciudad de Rosario”, continúa el autor.

Una escena de ¡Mujer, tú eres la belleza!

--¿Por qué ¡Mujer, tú eres la belleza!?

--Tiene que ver con la investigación que llevamos a cabo con Sofía Elizalde hace unos años atrás, cuando se recuperó la película. También porque Camilo Zaccaría Soprani no fue un director bien tratado, en el sentido de que no se lo ha pensado contextualmente, a partir de la época de realización de sus películas. Sobre todo con esta película, que tiene que ver con desnudos femeninos relacionados a la creación artística. Fue visto de una manera peyorativa, como si hubiese tenido la intención, de manera solapada, de crear una película erótica, cuando nunca fue así. A partir de la lata encontrada con un fragmento de película -y esperemos que alguna vez ser pueda encontrar el resto-, me aboqué a pensar qué era lo que toda esa serie de imágenes que aparecían me podían y nos podía dar para la reflexión. Encontré un hilo conductor en esta gran serie de secuencias que engloban el acto encontrado, que no estaba relacionado de una manera casual ni aleatoria. Lo que encuentro es que se corresponden muy seguramente a una continuidad, tal como fue pensada por Soprani. Eso es lo que desarrollo en el libro. Además de la importancia en su época, su recepción entonces y en la actualidad, cuando se hace pública la recuperación de este fragmento fílmico.

--Soprani también utilizó material de otras películas, ¿no?

--Una de ellas fue El camino de la fuerza y la belleza, de los alemanes Nicholas Kaufmann y Wilhelm Prager, estrenada en Argentina y Rosario en 1925. Soprani utiliza varias imágenes, algunas de las cuales aparecen en el fragmento encontrado. En el libro realizo un análisis pormenorizado de la película alemana porque me parece una fuente fundamental, y creo que fue el origen de la película de Soprani, quien debe haber quedado subyugado al ver esas imágenes. Esto se puede cerciorar a partir de la documentación que se encuentra en el diario La Capital de la época. Hay otra serie de imágenes que no sabemos aún de dónde las obtuvo.

--Estamos hablando del mismo director de El Hombre Bestia (1934).

--Esa película, para muchos la primera del género fantástico, junto a este fragmento dan cuenta del primer realizador que tuvo Rosario, de manera sistemática. Aquí se trata de un documental que es casi un ensayo sobre el desnudo femenino, como disparador y motor fundamental de la creación artística en las artes plásticas. Soprani era alguien muy inquieto intelectual y artísticamente. Ya desde su posición como jefe de espectáculos del diario La Capital estaba en la vanguardia cinematográfica del Rosario de aquella época. Creo que es el director más importante que tuvo Rosario en esta primera época del siglo pasado.

--Y escribió libros.

--Los libros los he leído y la verdad que Soprani es increíble. Sólo no tuve acceso al primero de ellos, Cine mudo, teoría y práctica cinematográfica, de 1920. Lo escribe en una época cuando supuestamente no se teorizaba sobre el cine. Los escritos teóricos sobre cine son muy posteriores, estamos halando por ejemplo de 1925 a 1928 en el cine soviético, con Eisenstein, Pudovkin, Kuleshov. Es francamente un adelantado.

--Hay también algunos fotogramas sobrevivientes de la película, ¿es así?

-Soprani se los había legado a su amigo Fernando Chao, quien fue posterior director del suplemento de espectáculos de La Capital. Y había una serie de fotogramas guardados por la hija, que Soprani recortó y guardó en un cuaderno. A ello se sumó el encuentro de la lata con este fragmento.

El libro de Vieguer es el primero de una serie que, informa el autor, “estará dividida en tres partes: películas, directoras y directores. Alcanzamos un número aproximado de 35 realizadoras y realizadores, y si le sumamos una serie de películas que serán investigadas de manera individual, estamos antes una serie que va a ser extensa. Permitirá que las realizadoras y los realizadores puedan ver reflejada una determinada mirada hacia sus películas, que reflexione sobre la obra completa de quien las ha dirigido. Hasta el momento, no se ha buscado una especie de matriz en cuanto a cuestiones estilísticas, formales o temáticas, que estén presentes en la obra de determinado director o directora. Además, se suma la presencia de estudiantes del profesorado, como Brisa del Valle Raggio y Lucía Igareta, quienes son parte del equipo de investigación y escribirán en la colección”.