La trayectoria profesional de Juan Ignacio Londero podría bifurcarse en dos etapas muy claras que tienen un mismo punto de inflexión. Antes de la primera edición del Córdoba Open, disputada en febrero de 2019, el Topo había jugado apenas tres partidos de nivel ATP. Las perspectivas respecto de su carrera, sin embargo, dieron un giro total en aquel certamen: recibió una invitación para el cuadro principal en su provincia natal y sumó sus primeros cinco triunfos en el circuito mayor para gritar campeón. En pocas palabras, un torneo soñado le modificaría la vida para siempre.

"Ganar en Córdoba me ayudó a entrar a los cuadros principales de ATP y generó un cambio en la parte mental para afianzarme durante el año", analizó, en retrospectiva, acerca del torneo que ofició de catapulta. Para Londero, un luchador que venía de una gran temporada en el circuito Challenger, representó un cambio radical: escaló del puesto 112º al 69º del ranking en una semana y se ganó el derecho de participar en los mayores escenarios del planeta, una oportunidad que supo capitalizar al máximo.

Nacido en 1993 en la localidad de Jesús María, en Córdoba, el Topo es el argentino más joven que pudo romper la barrera de los cien mejores. En 2019 atesoró momentos inolvidables: levantó su primer trofeo ATP, se instaló en la elite internacional, ganó sus primeros partidos de Grand Slam y hasta llegó a octavos de final en Roland Garros. El nivel y la proyección le valieron el debut en el equipo argentino de Copa Davis, en marzo de este año, en la caída ante Colombia en Bogotá. Aquella serie resultaría la última actuación del actual 62º del ranking antes de la irrupción del coronavirus.

“La Davis fue una sensación increíble: pocas competencias generan la adrenalina y el orgullo de representar al país. Fue una de mis mejores experiencias”, recordó Londero, quien transitó un proceso de renovación los últimos cinco meses y ya tiene la cabeza en el regreso a las canchas en Cincinnati y el US Open, los dos torneos que darán reinicio al circuito en Nueva York. La situación sanitaria de Estados Unidos lejos estuvo de frenar su deseo por volver: “Nunca tuve dudas de jugar porque la idea siempre fue ir a los primeros torneos que se habilitaran. Las condiciones van a ser un poco raras, distintas de lo habitual, pero es lo que nos toca vivir en todo el mundo”.

El número tres argentino atraviesa un gran presente, poco antes de emprender el viaje con vistas a la reanudación y tras un trabajo exhaustivo de preparación -tiene vuelo programado para el viernes 14 de agosto, un día antes de su cumpleaños número 27-. Así comenzó a moldearse el nuevo Londero: dos meses de ejercicios físicos durante la cuarentena en su ciudad natal, donde realizó una rutina de prevención y ejercicios en un gimnasio armado en su casa para no perder masa muscular. Roberto “Tin” Maccione, su preparador físico, le contó a Página/12 los detalles de aquellas secuencias: “Juan se alquiló unas pesas, una barra, unos discos, y nos propusimos trabajar la fuerza. El objetivo era que se mantuviera, porque si está inactivo tiende a bajar un poco de peso: trabajó todos los días desde mediados de marzo hasta el 1º de junio, cuando volvimos a los entrenamientos”.

Londero comenzó las prácticas formales en Leones y las continuó de regreso en Buenos Aires. Fue un período de “adaptación” de tres meses, según sus propias palabras: “Este tiempo me vino bien porque justo cambié de entrenador y pudimos hacer muchas de las cosas pensadas para mejorar mis condiciones”. La variante empezó a fines de febrero, cuando se terminó el fructífero vínculo con Andrés Schneiter, quien siguió junto al chileno Cristian Garin. Y el cordobés, semanas después, fue por más. Sumó a su equipo a Sebastián Prieto, el último coach de Juan Martín Del Potro, para incorporar más herramientas a su tenis: “Estamos trabajando mucho el saque, la volea, los tiros de defensa, el slice, todo para intentar mejorar mi juego y tener un abanico con más armas”.

Si bien Prieto eligió no dialogar con este medio, Maccione ofreció detalles de las tareas que encararon los últimos meses en las canchas rápidas del Tenis Club Argentino, que incluyó entrenamientos con Leonardo Mayer, con Guido Pella y hasta con el propio Del Potro. “Antes de viajar vamos a completar once semanas de trabajo, que para un tenista serían como dos pretemporadas que nos obligaron a hacer una programación adecuada con Prieto para no sobrecargar el cuerpo”, contó el PF.

En el entorno de trabajo, que incluye al manager Agustín Caceras, creen que Londero aprovechó mucho el cambio de coach: destacan la labor de Schneiter y ponderan la nueva perspectiva que trajo el ingreso de Prieto, quien busca mantener el sólido juego de fondo que arrastra el jugador desde la etapa anterior y añadir algunos instrumentos extra. La explicación, a cargo de Maccione: “En este momento Sebastián intenta consolidar el juego de base y agregar otros detalles para que Juan tenga en su caja de herramientas: se trabajaron mucho el slice, la volea, las jugadas de transición para cerrar puntos en la red, otras variantes para los instantes de definición”. Con un equipo fortalecido por Prieto, un elemento superador, el nuevo Londero contará con más recursos en busca de otro gran salto. “Ahora quiero plasmarlo en la cancha”, sentenció.

La confianza y el peso de la cabeza

“Tengo los pies sobre la tierra”, sostiene Londero, cuya explosión en Córdoba un año y medio atrás representó la última gran revelación del tenis argentino. El Topo quiere seguir por el sendero del crecimiento pero no tiene intenciones de marearse en el camino: “No me quiero poner metas de ranking: el objetivo es mejorar y que venga lo que tenga que ser”.

“Estamos convencidos del proceso: si no es ahora en algún momento los resultados van a venir porque formamos un equipo súper homogéneo, en un ambiente muy comunicativo y con todos los huecos cubiertos”, expresó Roberto Maccione, el preparador físico del cordobés, quien además contó que trabaja la parte mental desde hace cuatro años con Daniel Durán: “Mi psicólogo es uno de los pilares más fuertes de mi equipo, me ayudó mucho adentro y afuera de la cancha; es un trabajo que empezó hace un tiempo y recién se vio reflejado en los últimos dos años”.

Medirse con los mejores

La temporada 2019 representó un sueño para Londero, no sólo por haber afianzado su nivel en el circuito ATP sino por haber tenido la oportunidad de medirse con los mejores: jugó con Rafael Nadal en el mítico estadio Philippe Chatrier de Roland Garros, se dio el lujo de actuar ante Roger Federer en Cincinnati y tuvo un gran papel frente a Novak Djokovic en el US Open.

“Me gustó jugar con los tres, aunque Federer me sorprendió un poco más por lo que significa. El partido con Nadal fue increíble, porque era el primero que jugaba con alguien tan grosso, y hacerlo en Roland Garros fue muy especial”, rememoró el cordobés, quien llegara a ser 50º del ranking a fin de año. Aquellos partidos le dejaron percepciones distintas, aunque sostiene que los tres monstruos también tienen similitudes: “La principal diferencia que noté es que Federer te puede cagar a palos en cualquier momento; los otros dos no me dieron esa sensación. Pero en el fondo los tres son iguales: tienen un nivel extremadamente superior y llevan mucho tiempo ahí arriba. Con Djokovic me gustó jugar en el US Open, me sentí bastante cómodo más allá de su molestia en el hombro y fue el partido que mejor jugué de los tres”.

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