“No hay que decir más que la Argentina produce alimentos para 400 millones de personas porque es una mentira. Eso es una construcción retórica de parte de la Logia Primarizante de la Argentina, que es nuestro gran cáncer. Es la logia centenaria de los graneles de commodities y de los puertos. Nosotros producimos alimentos para que coman los chanchos y los peces en China. Estamos en el piso de la cadena trófica y por lo tanto en el piso del valor”. De esta forma, el especialista Gabriel Delgado desafía el relato establecido sobre el agro nacional.

Delgado es doctor en Finanzas y se especializó en economía agraria y financiación de proyectos. Tiene una extensa carrera en el INTA y ocupó el cargo de viceministro de Agricultura de la Nación durante la gestión de Carlos Casamiquela (2013-2015). En el último tiempo, saltó a la opinión pública al ser designado por el Presidente, Alberto Fernández, como interventor en Vicentin. 

En diálogo con integrantes del grupo Diálogo Plural, Delgado analizó en profundidad la debilidad estructural de la macroeconomía argentina y fue enfático al señalar que el país tiene una oportunidad relativamente a mano si estimula fuertemente a la producción de alimentos para consumo final, mientras se desarrollan otros productos que serán líderes en el futuro, como las legumbres.

El fracaso

“En 1975, Argentina tenía un 4 por ciento de pobreza. Desde ese momento, la pobreza se multiplicó por diez. Esto es producto de muchas recesiones que se explican casi en su totalidad por el mismo problema: no alcanzan los dólares. La crisis destruye saberes, valores, genera desocupación y deterioro institucional. En nuestro país, ese deterioro puede no tener fin, porque se han estructurado una serie de lobbys alrededor de esta historia del endeudamiento, que aparece un poco antes de que el país se quede sin dólares. La etapa más obscena en este sentido fue la de Macri, que tuvo el crecimiento más vertiginoso de la historia de la deuda y una emisión monetaria descomunal”, analiza Delgado. “Ahora estamos en crisis, pero si no hacemos algo, cuando empecemos a crecer pasa lo mismo, nos chupamos los dólares, nos vamos de viaje, compramos maquinas importadas y empezamos de vuelta”, agrega.

El rol del agro

Para Delgado, Argentina necesita entre 10 y 15 mil millones de dólares netos adicionales por año. Esta carencia es el centro del gran problema macroeconómico, que termina en endeudamiento crónico y crisis periódicas. “La bioindustria es un sector que puede aportar dólares de forma relevante y relativamente fácil. Pero falta discusión sobre el tema porque hay mucha gente que vive de la grieta agroindustrial. El camino de exportar cosas con mayor valor es uno de los pocos que tiene Argentina a mano para salir de este atolladero”, advierte.

Según el especialista, el país no produce alimentos para 400 millones de personas, como suele repetirse. “Nosotros producimos mayormente soja y maíz, que es alimentos para chanchos y peces en China. Los granos tienen mucho valor agregado, porque allí dentro hay uso de máquinas, conocimiento, fertilizantes, genética, herbicidas y habilidades. El problema es que en el mercado no valen nada en términos relativos, porque están en el piso de la cadena trófica. O sea, exportamos cosas que valen poco e importamos cosas que valen mucho”, describe Delgado.

Exportar alimentos

“Todas las economías regionales producen alimentos y bebidas para humanos. La gran productora de alimentos para alimentar chanchos es la Pampa Húmeda. ¿Imaginen si parte de la soja o del maíz pudiéramos comercializarla en el mercado interno para producir carne envasada de exportación?”, indicó Delgado.

El especialista considera que es indispensable tener una política fiscal de fuerte diferenciación entre la exportación de alimentos para consumo directo y alimentos para engorde de animales. Con fuerte carga tributaria sobre maíz y soja para impulsar la transformación en alimentos terminados, que estarían en ventaja tributaria.

“Las economías regionales ponen de pie al interior profundo. Así como está la logia de la primarización, hay otra academia que defiende los derechos de exportación y les da igual cobrar al vino que a la soja. Ninguna de las dos logias ven a la agroindustria como un medio para mejorar performance de generación de empleo y de divisas”, agrega.

El futuro y la ley de semillas

Delgado pronostica que “la carne va a ser reemplazada en los grandes mercados por las legumbres. Y acá estamos muy mal con el tema legumbres, no tenemos materiales genéticos para sembrar arveja amarilla en el norte del país. Y no hay desarrollo genético porque no tenemos ley de semillas, lo cual es realmente increíble. No podemos desarrollar legumbres por culpa del lobby de la genética de la soja que impide que avance la discusión de la ley de semillas”.

Vicentin

“Vicentin alteró el orden público porque alteró el comercio de granos y la intermediación. Hay casi 500 millones de dólares que no están en el corazón maicero, más allá de las acreencias del Banco Nación. Vicentin es una compañía que si está en funcionamiento, puede valer 500 millones de dólares. Pero eso ya no es fácil que suceda, porque para funcionar necesita que los productores le vendan 8 millones de toneladas de soja. Esto ahora es imposible no sólo porque la empresa no tiene la plata para comprar la soja sino que nadie en el mercado confía en Vicentin. Para que vuelva a funcionar necesita un aporte de capital y cambio de conducción”, evaluó.

YPF Agro

Delgado aseguró que “se necesita tener una empresa de referencia en el mercado agroindustrial. Lo que YPF es en energía, podría ser lo en el sector de las proteínas. YPF Agro puede estar en China y en Rotterdam, puede ser la empresa de referencia en el desarrollo de legumbres”.