La Superball                     6 puntos

Argentina, 2020

Dirección: Agustín Sinibaldi

Duración: 68 minutos

Estreno en Cine.AR

En años recientes el cine argentino produjo dos excelentes documentales sobre aspectos poco tratados del fútbol: el de los clubes de 1ª B (El otro fútbol, 2012) y el de los aspirantes a futbolistas (Los pibes, 2015). Ambos daban cuenta de sus temas en presente con ánimo narrativo, abriendo mundos que el espectador medio probablemente desconozca, y que tienen lugar aquí y ahora. Producción del colectivo Vacabonsai dirigida por Agustín Sinibaldi, La Superball también aborda un aspecto muy poco conocido, o nada: la pelota de fútbol profesional número 5, tal como se la conoce hoy en día, es una creación argentina. No se trata, hay que aclarar, de la pelota original, que era de tiento y cosida, sino del balón con costura invisible, que debutó internacionalmente en el Mundial de Italia de 1934.

La invención, que se llamó Superval, tuvo lugar más precisamente en 1931 en la ciudad de Bell Ville, en la provincia de Córdoba, y los autores, veinteañeros, se llamaban Romano Polo, Antonio Tossolini y Juan Valbonesi. No conforme con eso, el trío produjo también un inflador ad hoc (el mismo que se usa hoy en día) y una paleta aerodinámica. Sinibaldi reconstruye la historia de la pelota de tiento y su sucesora, apelando al formato que se conoce como talking heads o cabezas parlantes, con algunos insertos de documentos de archivo. La pelota de tiento era toda marrón oscuro y venía con un costurón de cuero seco, que abría heridas en la frente de los aventurados cabeceadores. Motivo por el cual muchos jugadores de la época apelaban a la gorra. El nieto de Romano Polo conserva una de esas, que lastimó a su abuelo. Además de eso, la protuberancia hacía que la redonda se ovalara, picando para cualquier lado cuando el tiento tocaba el piso. Todo ello fue solucionado gracias al invento de Polo, Tossolini y Valbonesi. Como suele suceder por estas pampas, la invención se exportó y perduró para siempre. Pero la fábrica de los tres bravos desapareció sin dejar herencia.

Tal vez para llegar al largo de un largometraje --que cuenta con la intervención de Mario Alberto Kempes--, el realizador ocupa el primer cuarto del relato mostrando el presente del fútbol en la ciudad de Bell Ville, representado por los equipos de Bell y Club Atlético Argentino. Lo cual no tiene mucho que ver con el objeto de la narración. Más pertinente parece el tramo que muestra el increíble, antieconómico y enfermante trabajo de las costureras, que aún hoy siguen cosiendo a mano los gajos de las “caprichosas”. Ahí había, tal vez, tema para un documental entero.