De su música se celebra que “tenga calle, barro”. Quienes lo bailan destacan el abrazo como rasgo fundamental. Por eso resulta tan llamativa la edición de Tango BA que comienza este miércoles: será online. Sin calle y sin abrazos. Durará cinco días y se podrá seguir exclusivamente a través del Facebook y Youtube de Festivales de la Ciudad (www.facebook.com/FestivalesGCBA/ y www.youtube.com/festivalegcba/). La jornada inaugural comenzará a las 20 con una grilla de artistas mujeres (Sandra Luna, Marta Pizzo y Ana Fontán, entre otras), con las que se busca poner de relieve su importancia en el género. El cierre de la noche estará reservado a Amelita Baltar, quien actuará junto a Sonia Possetti. También habrá un espectáculo de baile con campeones mundiales de ediciones anteriores.

El comienzo de la mayor cita tanguera llega en medio de protestas y reclamos del mundillo, que esta vez alcanzó acuerdos programáticos inéditos para el sector. La asamblea de colectivos asumió el nombre de Frente de Unidad Tanguera y lanzaron una campaña en redes sociales con sus reclamos al gobierno porteño: el rechazo al actual festival virtual y a su formato “cada vez más reducido”, “repensar y desdoblar” Festival y Mundial, incorporar una mirada federal en su realización y políticas, y la perspectiva de género transversal en todos sus espacios. Además, piden una partida extraordinaria ante la emergencia sanitaria. Como señaló este medio en artículos anteriores, el sector viene golpeado desde antes de la pandemia, pues cerró sus puertas incluso antes que el gobierno nacional dispusiera el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, y el análisis general es que será una de las últimas en retomar su “normalidad”, con el agravante de la proyectada baja del turismo internacional. Así, la situación es desesperada para muchos hacedores del tango, al punto que varias asociaciones del ambiente pasaron de planificar actividades de formación o defensa de derechos laborales a recolectar alimentos para sus miembros más complicados.

En semejante contexto, Tango BA se percibe como organizado “a las apuradas” y desoyendo los reclamos de la comunidad que supuestamente celebra. Por eso muchos artistas rechazaron participar o se bajaron días antes de comenzar. Distintos aspectos de la programación recibieron críticas, como el reglamento para la competencia y las condiciones de contratación, precarias económica y técnicamente.

En diálogo con Página/12 Gabriel Soria, director artístico de Tango BA, señala que se decidió “no dejar agosto sin dar una señal del tango” ya que “el Festival está muy relacionado con el mes de agosto”. Además, asegura que “estaba el convencimiento de dar al público por un lado, pero también a los artistas, y tener esta edición, aún tan distinta”.

“Con todos los artistas que se bajaron hemos tenido un buen diálogo y respeto personalmente las decisiones de cada uno”, cuenta. “Lo veo en el contexto de lo que está sucediendo, hay un absoluto respeto por eso y hemos charlado en pensar y repensar para el futuro otras posibilidades, que ojalá sean no-virtuales”.

“La situación que está atravesando el sector es innegable”, reconoce Soria. “La no posibilidad de trabajar es una de las cosas que más afectó”. Según explica, su posición es “evaluar y considerar todo lo que se dice, charlar con ellos y repensar cómo podemos en un futuro tener un diálogo más fluido”. En ese sentido, aunque sin comprometerse, deja alguna puerta abierta a “evaluar” la propuesta del sector de desdoblar Festival y Mundial y volver al esquema que ubicaría al mundial en agosto y al Festival durante el verano porteño. “Creo que es una de las cosas para estudiar con más tiempo. También fuera de la pandemia, pero no podría decir nada concreto ahora, es una decisión que depende más del cronograma de los festivales de la Ciudad”, plantea.

La realización de la parte competitiva de Tango BA generó críticas. Los motivos son diversos. La posibilidad de bailarines solos fue duramente cuestionada. Además, muchos no podrán participar, porque no conviven con sus parejas (en ocasiones no viven en la misma ciudad o siquiera el mismo país). También porque lejos de igualar las condiciones de participación, el espacio al que cada artista o pareja tenga acceso en su casa influirá en la votación final. Una votación que también genera resquemores: aunque los finalistas sean elegidos por un jurado especializado, los ganadores serán votados por el público, que no necesariamente tiene los conocimientos técnicos que suelen evaluar los jueces. Para Soria, realizar la competición era igualmente importante. “Evaluamos que había mucha gente sola o en pareja que deseaba hacer algo y el Mundial es algo que se espera todos los años, así que poder readaptarlo nos pareció propicio”, considera.

Para músicos y cantantes, una de las incomodidades principales radica en la participación desde sus hogares. En notas previas cuestionaron que no se utilizan los centros culturales de la Ciudad para hacer streaming con mejores condiciones técnicas. Soria pone ante esto la preocupación sanitaria. “El festival fue concebido intentando cuidar a las personas”, apunta. “Este formato nos permitió que tenga múltiples contenidos ya que por las medidas de distanciamiento social pocos artistas podrían haber estado juntos en un auditorio y siempre existe el riesgo del contagio, que es lo primero que tenemos que evitar”.

Nadie sabe si dentro de un año alguien recordará el contenido de esta edición. O quiénes ganaron las competencias. Pero sin dudas este Tango BA 2020 será recordado como un punto de inflexión, el empujón de bronca que buena parte del sector necesitaba para terminar de confluir en una agenda común. El compás de espera terminó.