En las rocas               7 puntos

On the Rocks; Estados Unidos, 2020

Dirección y guion: Sofia Coppola.

Duración: 96 minutos.

Intérpretes: Bill Murray, Rashida Jones, Marlon Wayans, Jenny Slate,

Jessica Henwick.

Estreno disponible a partir de este viernes 23 en Apple TV +.

No hay mal que por bien no venga: el séptimo largometraje de Sofia Coppola podrá no estar a la altura de sus mejores creaciones y/o de las expectativas, pero en la comparación no tan odiosa con tanto proyecto impersonal disponible en las plataformas de streaming –situación potenciada por el raquítico estado de los estrenos en salas de cine– En las rocas se siente, en la mente y el cuerpo, como un proyecto de origen y confección personal. Una película en la cual los planos (los encuadres, los cortes) tienen un peso específico y no son simples ilustraciones cinematográficas de un guion. El regreso de Bill Murray al universo de la directora de Perdidos en Tokio era a priori uno de los mayores atractivos de la historia, y aquí el septuagenario actor encarna un rol de alta costura diseñado a medida.

La protagonista, sin embargo, es Laura (Rashida Jones), esposa, madre de dos hijas y escritora con síndrome de la página en blanco respirándole en la nuca. Su esposo, un exitoso empresario tecnológico interpretado por Marlon Wayans, podrá ser comprensivo y cariñoso, pero últimamente el tiempo dedicado a la familia resulta más bien escaso. Lo de Laura, en más de un sentido, es un clásico matrimonial luego de tantos años de convivencia, una de esas instancias en las cuales la balanza parece inclinarse hacia un lado imprevisto. El click –y excusa argumental absoluta del film– es la creciente sospecha de una infidelidad amorosa, que los constantes viajes de negocios no hacen más que acrecentar. Es entonces cuando entra en escena Felix (Murray), el papá de Laura, de profesión marchante de arte internacional y uno de esos tipos irresistiblemente simpáticos, conocedor del mundo y de la buena vida (los restaurantes y hoteles no le guardan ningún secreto) y picaflor a la vieja usanza.

Ante la súbita confesión de Laura de su conjetura, Felix decide tomar al toro por las astas y descubrir la “trampa”, más allá de las reticencias iniciales de su hija. “Yo fui siempre muy claro al respecto”, dice Felix ante la recriminación de su propia infidelidad en el pasado, punto de ignición de un divorcio. “Pero tenías otros defectos”, es la respuesta de Laura, reflejo de una intensa relación de amor-odio con ese padre tan encantador como complejo. Sofia Coppola se mete de lleno en el juego de la comedia sofisticada, con un pie en las tradiciones cinematográficas y otro en las sensibilidades contemporáneas. El que sin duda pertenece a otro tiempo es Felix, aunque su modo de supervivencia le permite moverse como pez en el agua en tiempos donde la “femineidad” dejó de ser lo que solía entenderse como tal.

El hombre se maneja con chofer y la única ocasión en la que aparece delante del volante –junto a su hija, haciendo las veces de detectives improvisados– el snack para matar el hambre está conformado por ¡canapés de caviar! Poco después llega una de las grandes escenas de En las rocas, demostración del profundo conocimiento de la realizadora de los resortes de la comicidad. Algunos personajes secundarios, como esa joven que no para de hablar sobre su actual relación sentimental en la fila de entrada al jardín de infantes, aportan la dosis necesaria de neurosis neoyorquina, en la cual el film amarra anclas desde muy temprano. Coppola no logra sostener hasta el final esos picos de humor de baja intensidad y alto rendimiento. De hecho, la última media hora llega con los caballos un poco cansados a una caída de telón esperable –aunque no del todo previsible– y definitivamente amable, tanto para con los personajes como para la audiencia. En las rocas es como uno de esos tragos ligeros y sencillos que, sin ser favoritos, sin duda refrescan el paladar.