"Sé que la gente no lo cree, pero en el gabinete se trabaja con muy buen clima. Obviamente que tenemos diferencias, pero una vez que nos ponemos de acuerdo tiramos todos para el mismo lado", definía uno de los integrantes del equipo económico el clima interno en medio de las turbulencias por el dólar. Ahora sí, claramente, es el ministro Martín Guzmán quien está a la cabeza de las políticas y los voceros del Banco Central se llamaron a silencio, a la espera de que la situación encuentre su cauce. Así las cosas, la visión mayoritaria era que, por ahora, no se producirá el tan meneado cambio de gabinete. Más que un enroque de nombres, hay quienes piden que con el oxígeno conseguido con el acto del 17 de octubre haya un relanzamiento del Gobierno con planes y objetivos concretos para encarar el año electoral.

El clima interno es bueno porque -sostienen- del presidente Alberto Fernández y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, para abajo, en esta gestión predomina la gente amable y que no trabaja en la intriga de llevar y traer para complicar a alguien. Hubo diferencias de criterios entre Guzmán y el titular del Central, Miguel Pesce, que el Presidente zanjó. Los resultados no fueron los esperados y ahora la preeminencia la tiene el ministro de Economía, que desmienten que esté trabajando con plazos perentorios. "Son cosas que escriben en los diarios para presionar, pero no es el estilo del Presidente andar poniendo plazos", sostenían en el equipo económico. 

Hay un frente sólido en torno a la idea de no devaluar ni ceder a la receta que buscan imponer desde los mercados. Insisten que no hay razones objetivas para ello, más alla de las presiones de los sectores exportadores y del comportamiento contagioso que se genera en estas ocasiones. Con su tono tranquilo y didáctico, Guzmán comenzó a aparecer en los medios en busca de echar un manto de calma a la situación, algo que varios reclamaban. El Presidente y Guzmán mantuvieron esta semana un almuerzo en Olivos con el titular de Techint, Paolo Rocca, con el objetivo de reestablecer puentes con el sector del empresariado que aparece más distanciado de la gestión. También hubo otro encuentro con Marcos Bulgheroni, el CEO de la energética Pan American Energy.

En cambio, lo que se suspendió fue la llamada mesa de los martes que reunía al Presidente y Cafiero con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, el jefe de bloque de diputados, Máximo Kirchner, los ministros más políticos como Gabriel Katopodis y Wado de Pedro y algunos intendentes. Allí repasaban la agenda y evaluaban algunas medidas. "Está claro que Alberto prefiere mantenerse en el esquema radial, hablando con cada uno de manera personal", analizaba un funcionario respecto a esa resolución.  

La vicepresidenta Cristina Kirchner, y el kirchnerismo en general, parecen mirar con alguna distancia las medidas que se vienen tomando en materia económica, lo mismo que las idas y vueltas respecto a algunas decisiones. Incluso, con diferencias respecto al proyecto de presupuesto al que ven demasiado preocupado en mantener los equilibrios, en un año en el que serán necesarios expandir los recursos para apuntalar una rápida reactivación. También sobre cuestiones de comunicación. Algunos ministros, se quejan, no defienden sus proyectos ni se conoce bien qué hicieron hasta ahora.

Respecto a estas críticas, un ministro reconocía diferencias entre quienes vienen de la política --como es su caso-- y quienes no. "Me parece que les cuesta tener un registro completo de la situación, es como que se ocupan únicamente de lo que tiene que ver con su agenda del día", comentaba sobre sus colegas. Ahora Guzmán salió a dar pelea pero la idea que queda en un sector del Gobierno es que la intervención se percibe demasiado light para sostener la pulseada en un momento tan complicado y con intereses tan pesados en pugna. "Esto de dar una conferencia de prensa, anunciar una medida y quedarse sentado esperando que dé resultado, da la sensación que no está funcionando", comentaba un funcionario.

Más allá de estos diferentes puntos de vista, había una coincidencia en cuanto a que el Presidente no estaría evaluando ahora mismo un cambio de gabinete. "Está demasiado anunciado, aparecería como cediendo", comentaba un ministro. Pero, en cambio, había quienes veían con más urgencia un reordenamiento de tareas en el elenco oficial y que se marque un objetivo claro. Si se quiere, un relato. "El kirchnerismo y, a su manera, el macrismo, lo elaboraron. Nosotros más o menos lo teníamos, pero nos agarró la pandemia. Ahora se desgastó, haría falta reinventar alguna cosa para ponernos a trabajar todos en esa línea", comentaba un integrante del gabinete. 

El acto del 17 de octubre pasado, el resultado electoral en Bolivia y los eventos por el aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner, marcaban, eran elementos que al Gobierno le sirven para ganar sustento político y movilizar a dirigentes y militantes. "Obviamente es fundamental enderezar la economía, pero también tenemos que empezar a trabajar en otras ideas que sirvan para reunificarnos y lanzarnos de nuevo. Hay que pensar que pronto vamos a estar en campaña", alertaba el funcionario.