Con una gigantografía digital del ídolo desplegada sobre las dos puertas de su entrada principal, la embajada argentina de Roma se convirtió en un santuario de Diego Armando Maradona, donde empleados de la embajada, familiares y amigos dejaron recuerdos y prendieron velas, y residentes de la ciudad se acercaron a rendir su homenaje en silencio.