Cada vez es más frágil la situación del sistema de salud del sudeste inglés, la zona donde se detectó la nueva variante de coronavirus. Según informaron este lunes las autoridades sanitarias locales, crece la preocupación por el fuerte incremento de contagios debido a la rápida propagación de esta nueva cepa.

De acuerdo a las últimas cifras oficiales, este domingo se contabilizaron 30.501 contagios y 316 muertes, pero se estima que la cifra es mucho más alta porque no están incluidos los casos de Escocia, que recién el martes dará a conocer la cantidad de casos de coronavirus en su territorio.

Hasta el 22 de diciembre, el total de personas hospitalizadas ascendía a 21.286, aunque resta conocer cuántas fueron ingresadas en estos últimos días.

En el sureste de Inglaterra, los servicios de ambulancias reciben cerca de 8.000 llamadas de urgencia por día, un nivel solo comparable con el pico de casos que registraron durante el pasado mes de abril.

El Servicio de ambulancias de Londres (LAS, en inglés) reveló a la BBC que recibió el pasado día 26 un total de 7.918 llamadas de urgencias, un alza de 2.500 respecto al mismo día del año pasado.

El LAS relacionó este fuerte aumento con la "rápida propagación de la nueva variante del virus de la covid-19".

"Es un momento horrible. El personal de ambulancias está afrontando con mucho estrés toda esta situación", dijo un miembro de ese servicio a la cadena británica.

Londres y otras localidades ubicadas en el sur y el este de Inglaterra están en un nivel 4 de riesgo de coronavirus. Esto ha implicado que se decretara el cierre de comercios no esenciales, gimnasios, cines, peluquerías y salones de belleza, entre otros. Además, se le ha pedido a la población que evite el uso del transporte público y que se quede en casa.

En Escocia, Gales e Irlanda del Norte también mantienen diversas medidas restrictivas para contener la propagación del virus y su nueva variante.

Mientras tanto, se espera que los reguladores británicos aprueben esta semana la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca, lo que permitirá acelerar el programa de inmunización de la población que se inició el 8 de diciembre con la vacuna de Pfizer/BioNTech.