Lo que surgió inicialmente para festejar el natalicio de David Bowie, terminó convirtiéndose en la conmemoración de los cinco años de su muerte. Por lo que la manera en la que el legendario artista inglés se despidió de este mundo, dos días después no sólo de su cumpleaños sino también de la salida de su último disco de estudio, Blackstar (2016), se consolida como una obra de arte en sí. Si bien A Bowie Celebration: Just For One Day! estaba anunciado para el viernes, “los problemas que aquejan al mundo en esta época” obligaron a postergarlo 24 horas. Así lo anunció el director musical y organizador del maratónico tributo por streaming, Mike Garson, con una cara con sabor a drama que evidenciaba el mal pasar que provocan los shows online. La base de operaciones de la propuesta se encontraba en un estudio de la ciudad de Los Angeles, pese a que la mayoría de los músicos que participaron lo hicieron con performances pregrabadas o a través de uno de los formatos a los que nos acostumbró la pandemia: tocando por separado, y reunidos por las pantallas dispuestas en el escenario.

A las 23 hs del sábado (hora de Argentina), Garson, pianista de jazz estadounidense que fue cómplice de Bowie a partir del disco Aladdin Sane (y lo siguió acompañando durante tres décadas más), nuevamente dio la bienvenida a la audiencia de todo el mundo, esta vez con rostro sonriente, y sin muchas vueltas fue al grano. Pero advirtió, a manera de aliciente, que el especial duraría tres horas, y tendría como invitados a grupos y solistas, de diferentes generaciones, que han sido atravesados por el legado del “Duque Blanco”. Entonces introdujo a Duran Duran, quienes hicieron una correcta versión de “Five Years”, lo que aprovechó la banda comandada por Simon Le Bon para iniciar la celebración de sus cuatro décadas de actividad. A continuación, la actriz y cantante Lena Hall unió fuerzas con la frontwoman del grupo de hard rock Halestorm, Lizzy Hale, para hacer uno de los temazos de The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars: “Moonage Daydream”. Y ahí apareció Billy Corgan, líder de The Smashing Pumpkins, para darle su toque personal a “Space Oddity”.

Hasta ese momento, el director musical del especial, que destinará parte de su recaudación a la organización benéfica Save The Children, intervino en todos los temas. Pero salió de escena para dejarle protagonismo a Perry Farrell, quien junto a su pareja, Etty Lau, interpretaron “The Man Who Sold the World” (el disco homónimo que la contiene cumplió 50 años en 2020). Luego de que Gary Barlow, ex Take That, cantara “Fame”, Corey Glover la rompió con “Young Americans”. Ese detalle no es menor, y alude a la curaduría del repertorio: ese clásico forma parte de la etapa más R&B y soul de Bowie, lo que le sentaba muy bien a la voz del frontman de Living Colour. Aunque no todo fue tan obvio, pues Macy Gray se lució con “Changes”, amén de inyectarle su impronta. Antes de que eso sucediera, Gail Ann Dorsey, bajista de la última formación del icono londinense, emocionó con sus dos aportes en este show: “Can You Hear Me” (Carlos Alomar, otro de los antiguos músicos de Bowie, prestó su guitarra para este cover) y “Strangers When We Meet”. Sin embargo, hubo más invitados que se anotaron en la cita. 

Joe Elliott, vocalista de Def Leppard, cantó “Win” y “Ziggy Stardust”. Mientras que Dave Navarro (violero de Jane’s Addiction y Red Hot Chili Peppers) y Taylor Hawkins (baterista de Foo Fighters) hicieron “Rock ‘n’ Roll Suicide”, a los que seguidamente se sumó Corey Taylor (Slipknot) para recrear “Little Fat Man” y “Hang On to Yourself”. Promediando la mitad del especial, Charlie Sexton, guitarrista de la banda de Bob Dylan, se acopló a Mike Garson y a los demás músicos que estaban presencialmente en el escenario para invocar “DJ” y “Blue Jean” (más tarde agregó “Let’s Dance). Y de ahí no se movió más, pues puso su instrumento al servicio de, por ejemplo, Peter Frampton, quien desde una de las pantallas del lugar desempolvó el fabuloso “Suffragette City”. Hablando de leyendas, Rick Wakeman estableció un puente generacional con Yungblud (el novel cantante inglés era uno de los actos del Lollapalooza argentino 2020) para ensalzar el inmenso “Life on Mars?”. A los que le siguió Ian Hunter con el himno que Bowie le alcanzó para su banda, Mott the Hoople: “All the Young Dudes”.

Por supuesto, y por fortuna, hubo momentos sublimes ya entrada la madrugada argentina. Uno de ellos lo encarnó el actor Gary Oldman, quien sorprendió con sus dotes para el canto a través de quizá la canción menos imaginada del repertorio: “I Can’t Read”, incluida en el primer disco de Tin Machine (titulado de forma homónima), proyecto grupal de Bowie de fines de los ochenta y comienzos de los noventa. En tanto que Trent Reznor se hizo de “Fantastic Voyage” (partícipe de Lodger, último título que cierra la llamada “Trilogía de Berlín”) y “Fashion” (de Scary Monsters, álbum con el que líder de Nine Inch Nails se hizo fan de su obra). El menos retrospectivo y más arriesgado fue el frontman de The Cult, Ian Astbury, quien eligió para este homenaje el single “Lazarus”, último legado en vida del artista de Brixton, Blackstar. Aunque Boy George, en una de las pantallas al borde del escenario, puso los pelos de punta con el potpurrí conformado por “Lady Grinning Soul”, “Time” y “Aladdin Sane”, donde Garson revisitó ese solo de piano de su autoría que inmortalizó al tema.

Gary Oldman sorprendió a todos

De la misma manera que lo hicieron otros músicos que tocaron con David Bowie, como es el caso de Adrian Belew, que en 2018 se presentó en Buenos Aires con el tour Celebratin David Bowie, Mike Garson giró con A Bowie Celebration. Si bien la pandemia frenó sus planes, el streaming le permitió alcanzar a muchos más fans de lo que físicamente hubiera logrado. Asimismo, consiguió reunir, amén de los invitados de lujo, a parte de la banda que integra el proyecto, donde sobresalen, entre otros, Corey Glover y Bernard Fowler (conocido en la Argentina por su rol de corista en los Rolling Stones), quien se encargó del cierre. Si antes había hecho “Sweet Thing” y “Candidate”, ahora coronaba una noche memorable con “Heores”. Pero el dato simbólico acerca de la contemporaneidad de Bowie había sucedido un rato antes, cuando las cantantes Andra Day y Judith Hill (fue corista de Michael Jackson) osaron sacar de su lugar de confort a “Under Pressure”, éxito que reúne a Queen con el homenajeado de la noche, para llevarlo hasta la tierra del R&B. Lo que lo tornó en una canción nueva. Y eso también es para celebrar.