El tiburón prehistórico gigante Megalodón, extinto hace millones de años, continúa despertando el interés de la comunidad científica. Tal es así que dos estudios recientes permitieron revelar dos nuevas características del mítico animal: paría crías caníbales de dos metros de largo y la evolución de sus dientes fue consecuencia de su tamaño, no de una adaptación a nuevos hábitos de alimentación.

El primer estudio, que ahondó sobre la biología reproductiva, el crecimiento y la esperanza de vida de Megalodón -formalmente llamado Otodus megalodon-, demostró que el animal daba a luz a crías más grandes que la mayoría de los humanos adultos, que probablemente crecían al comer huevos sin eclosionar en el útero.

La investigación, publicada en la revista científica Historical Biology, indicó que “desde el momento del nacimiento, el Megalodón ya era un pez grande”. Así lo explicó Kenshu Shimada, paleobiólogo de la Universidad DePaul en Chicago y autor principal del estudio. "Como uno de los carnívoros más grandes que jamás haya existido en la Tierra, descifrar tales parámetros de crecimiento del Megalodón es fundamental para comprender el papel que juegan los grandes carnívoros en el contexto de la evolución de los ecosistemas marinos", afirmó.

Los investigadores utilizaron una técnica de tomografía computarizada para examinar bandas de crecimiento incrementales supuestamente registrados anualmente (análogas a los anillos de los árboles) en un espécimen vertebral de Megalodón alojado en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales de Bruselas. Con unas medidas de hasta 15 centímetros de diámetro, se estimó anteriormente que las vértebras procedían de un individuo de unos 9 metros de longitud, según las comparaciones con las vértebras de los grandes tiburones blancos modernos.

Las imágenes de TC revelaron que las vértebras tienen 46 bandas de crecimiento, lo que significa que el fósil de Megalodón de 9 metros murió a los 46 años. Al calcular la longitud de su cuerpo cuando se formó cada banda, la investigación sugirió que el tamaño del tiburón al nacer era de aproximadamente dos metros de longitud, un resultado que indicó que Megalodón dio a luz a posiblemente los bebés más grandes del mundo de los tiburones.

Estos datos también reflejaron que, como todos los tiburones lamniformes actuales, el Megalodón embrionario creció dentro de su madre al alimentarse de huevos sin eclosionar en el útero, una práctica conocida como oofagia, una forma de canibalismo intrauterino.

"Los resultados de este trabajo arrojan luz sobre la historia de la vida de Megalodón, no solo sobre cómo creció, sino también cómo se desarrollaron sus embriones, cómo dio a luz y cuánto tiempo pudo haber vivido", aclaró el coautor Becker.

Dientes

El icónico Megalodón, que pobló los mares hace unos 15 millones de años, fue el tiburón más grande que existió. Su nombre se traduce como 'diente grande', haciendo referencia a sus enormes dientes, que representan los restos fósiles más abundantes de la especie. Son anchos y triangulares, muy distintos de los dientes curvos en forma de cuchilla de los parientes más cercanos de Megalodón.

Hasta ahora se creía que las diferencias en la forma de los dientes observadas en este grupo de tiburones gigantes reflejaban un cambio en la dieta. Sin embargo, un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bristol indicó que la evolución de los dientes en el Megalodón fue consecuencia de su tamaño, en lugar de una adaptación a nuevos hábitos de alimentación.

Mientras que los parientes más antiguos probablemente usaban sus dientes para perforar presas pequeñas y de rápido movimiento como los peces, lo más probable es que Megalodón los usara para morder grandes trozos de carne de mamíferos marinos o desmembrar a esas presas con poderosos movimientos laterales de la cabeza.

En el nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports, los científicos utilizaron herramientas computacionales para comprender cómo funcionaban las denticiones de estos tiburones durante la alimentación.

Antonio Ballell, de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol, dijo: "Aplicamos técnicas de ingeniería para simular digitalmente cómo las diferentes formas de los dientes manejan las fuerzas de mordida y las cargas resultantes de los movimientos laterales de la cabeza".

"Esperábamos encontrar que los dientes de Megalodón podrían resistir las fuerzas mejor que los de sus parientes mayores y más pequeños. Sorprendentemente, cuando eliminamos el tamaño de los dientes de las simulaciones, recuperamos el patrón opuesto: los dientes de Megalodón son relativamente más débiles que los dientes más gráciles de otros tiburones medadentados", agregó.

El doctor Humberto Ferrón, coautor del estudio, dijo: "Nuestros resultados pueden parecer contrarios a las interpretaciones funcionales tradicionales de las denticiones de este grupo de tiburones gigantes. Creemos que otros procesos biológicos podrían ser responsables del cambio evolutivo en sus denticiones”.

"Es decir, los individuos juveniles de Megalodón tienen dientes que se asemejan a los de los tiburones megadentados más viejos. Así, en lugar de la especialización en la alimentación, pensamos que la adquisición de su gigantesco tamaño corporal fue responsable de la evolución de los peculiares dientes de Megalodón", concluyó.