The Assistant                  7 Puntos

EE.UU., 2019.

Dirección y guion: Kitty Green.

Duración: 87 minutos.

Intérpretes: Julia Garner, Jon Orsini, Noah Robbins, Matthew Macfayden.

Estreno en Amazon Prime Video.

Desde los años 80 que se sigue llamando Hollywood a lo que ya no es Hollywood. Hace rato --desde la caída de la industria del cine en su forma tradicional, en los 70-- que el poder de la mayor factoría internacional de imágenes ya no lo manejan jefes de estudio tiránicos y malhablados desde aquellas colinas de Los Angeles (para los 70 estaban todos muertos), sino corporaciones gigantescas dedicadas a cualquier cosa y desterritorializadas, para las cuales el cine es una inversión entre tantas, incluyendo las finanzas y el petróleo. Hollywood filmó películas sobre aquel Hollywood (Cautivos del mal, La condesa descalza, Dos semanas en otra ciudad, las mismísimas Barton Fink de los Coen y Las reglas del juego, de Robert Altman), pero nunca sobre éste. Hasta ahora. Dirigida por la realizadora y guionista Kitty Green, The Assistant es la primera película localizada en la industria cinematográfica, tal como es hoy en día. El panorama que muestra es tan desolador que al verla uno ruega que vuelvan aquellos tiempos en que los tycoons tenían un nombre, un rostro y unos (malos) modales que al menos permitían identificar al enemigo. En tiempos corporativos el vampiro ya no tiene nombre ni forma, es una entidad abstracta que ni siquiera asume la forma de maquinaria, sino de rascacielos abstractos que anonimizan hasta el abuso. De eso trata The Assistant.

Retraída y de expresión compungida, Jane (Julia Garner, conocida por las series The Americans y Ozark) trabaja como asistente de una gran compañía. Pinche, se diría acá. Por lo que puede verse no tiene horarios: hay días en que entra a trabajar de madrugada, y otros en los que sale también de madrugada. Tal como se presenta a sus ojos, la gran compañía podría ser una agencia de telemarketing: Jane no se mueve de su escritorio, en una oficinita que comparte con otros dos, que ni siquiera tienen nombre. Cada uno está en la suya, apenas se hablan, el único medio que usan para comunicarse con el afuera es el teléfono, a través del cual mantienen conversaciones tan neutras que ni se sabe si son de trabajo o “personales”. Jane luce inhibida, asustada, y después de haber tenido que soportar por el interno los insultos de su jefe (al que ni ella ni el espectador ven en toda la película) debe escribirle mails de disculpa para no perder el empleo. La oficina es tan impersonal que sólo por algunos datos raleados (una referencia a HBO, alguna otra a algún guion o algún proyecto de serie o película) puede adivinarse a qué rubro corresponde. Al adivinarlo, el espectador se pregunta inevitablemente qué clase de películas pueden surgir de allí. La respuesta está en la cartelera semanal.

A juzgar por lo que The Assistant deja ver, Kitty Green es implacable. Jane parece absolutamente sola en el mundo, y su expresión inalterada de retracción (Julia Garner está perfecta, en un papel de los que exigen compromiso y no lucimiento) es fiel reflejo de su desvalimiento. Por lo que puede verse no tiene novio, amantes o amistades. Los padres están lejos, y Jane sostiene con ellos la clase de conversaciones telefónicas en las que se miente que está todo bien. El mundo de Jane es la oficina y The Assistant no sale de allí. Tal es la indiscriminación entre el adentro y el afuera que cuando llega al cubículo en el que trabaja ni siquiera se saca el abrigo: trabaja con campera y bufanda, como si estuviera en el Ártico. 

Obviamente que The Assistant hubiera sido de una falsedad total si la cámara se hubiera puesto a dar vueltas o la fotografía intentara lucirse con tonos de artificio. Filmada a la distancia, con un tono dramático neutro y parduzco en términos fotográficos, la puesta en escena de The Assistant es tan deliberadamente desperzonalizada como el mundo en que se sume. Eso es lo que la vuelve desesperante.