Desde que comenzó el plan de vacunación en la Ciudad de Buenos Aires, numerosos sectores sociales, políticos y gremiales han estado reclamando al gobierno porteño mayor impulso, comunicación y planificación en la campaña. En la última semana, el sistema de turnos web para que los trabajadores y trabajadoras de la salud independientes pudieran inscribirse para recibir su dosis se convirtió en una competencia insólita por hacerse de un lugar a altas horas de la madrugada. Así lo denunció el Foro de Instituciones de Profesionales en Salud Mental de la Ciudad,  que solicitó al Gobierno porteño que “se implemente un registro único, solidario y organizado".

La semana pasada, la Ciudad comenzó a inocular a los trabajadores y trabajadoras de Salud independientes en River Plate con la tercera tanda de dosis de la Sputnik V que llegaron de Rusia. Para esto, el gobierno habilitó un sistema de turnos web que, una vez cubiertas las dos mil vacantes, automáticamente suspendía la posibilidad de seguir inscribiéndose. El psicoanalista Delfín Leguizamón describe así el proceso: "No hubo una comunicación oficial de la apertura de turnos. Nos enteramos de casualidad porque uno le dijo a otro. Era una lotería. Los profesionales de la Salud independientes tuvimos que ir a conseguir nuestro turno sin ningún tipo de selección, había que estar como un paranoico apretando F5 a las 2 de la mañana para que se cargue la página y ver si te habían dado el turno o si se lo habían dado a tu amigo o colega que también quería el lugar". Entre la risa y el enojo, agrega: "Yo me quedé dormido y no llegué a anotarme, pero tengo una amiga que se levantó a la madrugada para ir al baño, vio el mensaje, y logró anotarse". 

La experiencia se repitió entre muchos profesionales de la salud mental, incluídos en la categoría de "personal independiente", por lo que un Foro que nuclea a varias organizaciones - como la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM), la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Asociación Argentina de Terapia Cognitiva (AATP), entre muchas otras - emitió un comunicado titulado "Las vacunas no son bienes de consumo regidos por leyes de mercado".

El documento denuncia que la frecuencia "irregular y desconocida para la comunidad" del sistema de turnos demandó "una vigilancia diaria a horas insólitas, equiparando a la tan ansiada vacuna con las entradas a un recital o cualquier otro bien de consumo escaso". "La vacuna pasó a adquirir un valor de salvación, especialmente para aquellas personas que están más expuestas, como los agentes de Salud que están en el primer nivel de exposición. El problema está en que no hay una política de distribución ni de acceso a la información clara que ayude, lo que da lugar a un incremento de malestar, ansiedad y angustia, que es injusto e inmerecido, pero que además tiene un efecto nocivo para los agentes de la salud y también para, indirectamente, el resto de la población", denunció el psiquiatra Guillermo Bruschtein, integrante de la Comisión Directiva de APA.

“¿Qué subjetividad construye este formato para conseguir algunas gotas de vacantes para vacunarse?”, preguntó en Facebook el psicólogo Natan Sonis. “Me respondo: La subjetividad de ser un cliente, agazapado para pescar las ofertas (que sabemos nunca son para todos). Estoy en un ‘black monday o día de oferta de mercado libre’... Y así me quieren: estar con el dedo de ‘enter’ y ganarle a alguien... luchar por la vida en un formato individual tan característico de esta época. Y así conseguir una plaza en los botes salvavidas del Titanic”. “Ya le corté el wi-fi al resto del edificio, así tengo menor competencia”, ironizó. 

También fueron cuestionados los parámetros tenidos en cuenta a la hora de distribuir las vacunas. "No existe un criterio de urgencia en materia de salud. Vos entrás a la página, llenás una planilla, ponés tu matrícula y listo, si todavía hay vacantes, tenés tu turno. Con este criterio, puede ser que reciba la vacuna un chico de 25 años recién recibido de psicólogo, que no tiene ningún tipo de riesgo y que atiende de forma remota, antes que personas mayores o con comorbilidades", denunció Leguizamón. 

La Asociación de Psicólogos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuestionó que el gobierno porteño hubiese comenzado a vacunar a trabajadores de Salud independientes cuando todavía quedaban muchos médicos y médicas de la primera línea frente a la covid que aún no habían sido inoculados. "Nos llamó mucho la atención que se vacunara de manera paralela al sector autónomo privado sin haber terminado la vacunación del personal esencial en los hospitales públicos. Supongo que lo hicieron para generar expectativa de vacunación en la Ciudad", indicó el psicólogo Andrés Añón, presidente de la asociación. 

Voceros del Ministerio de Salud porteño argumentaron que "los criterios los pone el Ministerio de Salud de la Nación y nosotros acompañamos". El esquema de vacunación contra la covid fijado por Nación consta de seis etapas, y la primera fase engloba, de manera general aunque escalonada, a todo el personal de Salud. La segunda etapa agrupa a adultos mayores de 70 años. "La primera etapa abarca todo", explicaron desde el Ministerio a este diario.

Sin embargo, en la Provincia de Buenos Aires la organización del sistema de vacunación fue diferente. En primer lugar, se organizó un sistema de preinscripción para todos y todas las bonaerenses que quisieran vacunarse a través de una aplicación de celular y la página web "Vacunate PBA". A los inscriptos se los va convocando según un orden de prioridades: "Primero los terapistas, después los enfermeros, luego todo el personal que estuviera en contacto con pacientes de covid. Después, cuando se habilitó la vacunación de mayores de 60 años, empezamos con ellos", detallaron desde el Ministerio de Salud bonaerense. La provincia vacunó a a más de 138.700 personas con la primera dosis y más de 71.500 con la segunda. De un total de 220 mil trabajadores y trabajadoras de la salud, resta vacunar un 30 por ciento.

Una de las mayores críticas al plan de vacunación porteño refiere a su "lentitud". Hasta la fecha fueron vacunadas unas 35.600 personas con la primera dosis y 20.800 con la segunda. Y todavía quedan unos 100 mil trabajadores y trabajadoras de la Salud para inocular. Desde el Gobierno porteño explican que se encuentran limitados por la cantidad de dosis que les envía el gobierno nacional, que utiliza un índice basado en la cantidad de población, más que de personal de Salud, para repartirlas. "La vacunación no avanza lento, avanzamos en la medida de las dosis que nos manda Nación. En una semana terminamos todas las vacunas que nos dieron", aseguraron desde el Ministerio de Salud porteño. 

Informe: María Cafferata.