La ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, capital de la provincia, seguramente era más linda de lo que es hoy en día. Dicho esto por la forma en que juzgan nuestros vecinos las fotografías de los primeros años del siglo XX, comparándolas con las de los primeros años de este siglo XXI. Pero aún así, en la actualidad, cuando llegan visitantes, perciben que nuestra ciudad es distinta. Es que todavía puede leerse, a pesar de todo, la coherencia de lo que fue su paisaje urbano en el contexto cultural de su época.

Esto fue posible gracias a la llegada a Catamarca en 1859 de un arquitecto italiano llamado Luis Caravati, que, hasta el año de su muerte, en 1903, con sus obras transformó en ciudad a una pobre aldea.

Caravati interpretó la cuadrícula fundacional y a los originarios que vivieron en esta tierra. Descifró el sistema natural en el que la ciudad estaba inserta. Sin darse cuenta, pero con excelente criterio intuitivo, hizo que sus obras jugaran en el territorio.

Paseo de la Alameda.

Una de sus primeras intervenciones, el Paseo de la Alameda, fue el lugar de encuentro de la sociedad catamarqueña. El lago que planteó sirvió, también, para proveer racionalmente el agua a las fincas de los corazones de manzana de la cuadrícula urbana. Caravati intervino en este espacio público y antes de acabarlo le encargaron la construcción de la Casa de Gobierno. Y mientras hacía esta obra ya le confiaban terminar la Catedral Basílica.

Cuando el arquitecto diseñó el atrio de la catedral, quiso expresar, con su materialización constructiva, que ningún edificio ubicado en esa cuadra debería discrepar con las alturas del acceso al templo religioso.

Las mismas reglas fijó cuando construyó la Casa de Gobierno, desde el primer edificio de una sola planta en 1857, pasando por la edificación de la planta alta que existe hoy, hasta las dos ampliaciones que se pueden ver sobre la calle República. Nadie imagina que todos esos edificios, son uno solo; aquí está escrito tácitamente por él un código de edificación a respetar.

Calle República.

El arquitecto italiano diseña la ciudad. Lo hace intuitivamente. A medida que se va vinculando con la sociedad de la época y le son encomendados una serie de edificios, elabora, sin querer, un plan urbano ambiental para la ciudad, con la obra construida.

Circulando por las calles, se percibía un paisaje urbano homogéneo, dado por la altura, la escala y la proporción de sus fachadas. En las plazas y paseos había árboles; ya que eran los espacios para el encuentro, en los que se desarrollaba la vida pública.

La introspección estaba en los corazones de manzana, por donde circulaba el agua. Allí podían encontrarse árboles frutales, vides, animales domésticos que ayudaban al sustento alimenticio familiar. Allí era posible la vida privada, compartiendo un espíritu de comunidad sustentable y sostenible, que hoy deberíamos repensar.

Seminario Mayor.

El arquitecto inmigrante “diseña y construye” la ciudad de Catamarca. Por lo tanto, podemos afirmar que, por más que hayan intervenido otros arquitectos, constructores y albañiles de la época en innumerables edificios… Él la hizo.

El 18 de julio de 2021 se cumplirán 200 años del nacimiento del arquitecto Luis Caravati; los vecinos de Catamarca nos preparamos para recordar y celebrar esa fecha. Al recorrer en la actualidad nuestra capital de provincia, sentimos que está presente, todavía, a pesar de mucha demolición, algo del espíritu del paisaje urbano de aquella ciudad de autor que pudieron percibir los vecinos que vivieron en el siglo XIX.

*Arquitecto