"Me pegaba demasiado", relató en juicio una mujer de 38 años que fue víctima de un intento de femicidio por parte de su expareja, quien ayer fue condenado a 11 años de prisión por ese delito. Si bien fiscal Luciana Vallarella también acusó a Faustino Rojas por dos hechos de amenazas --previas y posteriores a su detención--, para el tribunal compuesto por Rodolfo Zvala, José Luis Suárez y Hernán Postma, no quedaron probados esos sucesos. "Ella tenía 12 años cuando se fue a vivir con Rojas, de 27, escapando de la violencia de la que había sido víctima dentro de su familia. Según relató, desde el inicio de esa relación, marcada por una situación que sostenemos que es de abuso porque ella era una niña, siempre fue violento", describió la fiscal sobre el testimonio de la víctima. También habló del acompañamiento de las organizaciones de mujeres en este tipo de casos.

El 11 de abril de 2018, Rojas amenazó a su pareja, con quien tuvo 8 hijes, diciéndole que si la veía con otro, que si se separaban, le iba a cortar el cuello. Armada de valor y acompañada por un grupo de contención barrial, la mujer se cansó de los malos tratos, que los insultos y amenazas, y lo denunció por primera vez el 13 de abril de ese año. “Siempre me lo dijo que antes de irse me iba a cortar el cuello”, relató en juicio. Menos de un mes después, el 7 de mayo de 2018, cerca de las 18.30, la víctima estaba camino a la escuela --donde cursaba para aprender a leer y escribir--, con dos de sus hijos, cuando Rojas interceptó para dar cumplimiento a aquella amenaza. Le dijo que quería ver a los chicos, ella le explicó que para ello tenía que ir a tribunales. Rojas la tomó del cuello, la tiró al piso y la apuñaló 3 veces, según declaró la víctima sobre las cicatrices que le quedaron como marca de supervivencia. Un vecino intervino para que no la matara.

En el debate, hubo testimonios que dieron cuenta del control que ejercía Rojas sobre la mujer. Incluso, llegó a anotarse en la misma escuela que ella para controlarla, para ver “si no tenía otro macho”. 

Vallarella destacó también que la mujer estuvo acompañada por la organización Desde el Pie, de barrio Ludueña, y que también tuvo la contención de otros espacios del barrio donde ella ayudaba en un comedor escolar.