Los detalles se guardan bajo siete llaves, pero lo que ya es sabido por seguro es que la quinta película de Indiana Jones comenzará a filmarse en breve en los estudios Pinewood de Londres. A la madura edad de 78 años, Harrison Ford volverá a ponerse esa vieja chaqueta de cuero desgastado. Se volverá a escuchar la conmovedora música de John Williams, aunque esta vez Steven Spielberg no estará en la silla de dirección. Esa tarea cayó en las manos de James Mangold, el realizador detrás de la biopic de Johnny Cash Walk the Line y el drama a toda marcha sobre el mundo de las carreras Ford Vs. Ferrari. Spielberg será el productor ejecutivo de la película, cuyo estreno fue fijado para julio de 2022.

La pregunta, claro, es si una nueva película es realmente una buena idea. Existe el peligro de que el legado de la saga quede empañado por una tardía adición innecesaria. ¿Tendrá Mangold ese toque liviano, la habilidad de improvisar, el humor alocado y el espíritu implacable que Spielberg supo darle a las películas originales de Indiana Jones?

Se puede esperar que Ford entregue una performance similar a la de Sean Connery como el profesor Henry Jones, el padre de Indiana, en Indiana Jones y la última cruzada, de 1989. Lo que quiere decir que utilizará la astucia y timing cómico para compensar sus declinantes poderes atléticos. Las principales pruebas quedarán a cargo de un coprotagonista más joven, cuya identidad aún está por revelarse (en una reciente entrevista, Ford pareció sugerir que  Chris Pine podría llegar a estar involucrado).

Han pasado 40 años desde Los cazadores del arca perdida (1981), el primer título del ciclo. En un célebre fin de semana en la playa, el creador de Star Wars, George Lucas, le mencionó al pasar a Spielberg que tenía un proyecto "sobre un arqueólogo aventurero que salía en búsqueda del Arca de la Alianza". Cuando Lucas agregó que la historia era "como los viejos seriales", y que el héroe llevaría "un sombrero fedora y tendría un látigo a la cintura", Spielberg, tal como le relató al biógrafo Joseph McBride, quedó "completamente enganchado".

La historia de la concepción de Los cazadores del arca perdida ha recibido una exhaustiva atención. Lucas y Spielberg enrolaron al redactor publicitario Lawrence Kasdan para trabajara en el guión. Hicieron juntos tormentas de ideas en las que apelaron a los westerns de John Ford, las películas de samurais de Akira Kurosawa, Casablanca, viejas comedias románticas de Howard Hawks, las aventuras serializadas de Flash Gordon, El Zorro, Tarzán y casi cualquier otra cosa que les apareciera en la mente. La película estaría situada a mediados de los años '30. Habría villanos nazis, misticismo y brotes de comedia slapstick.

Algo más de una década atrás, emergió la transcripción de una conferencia de 1978 en la que se discutió el proyecto, entonces titulado Indiana Smith. "Es un spaghetti western, solo que tiene lugar en los años treinta. O es James Bond y tiene lugar en los años treinta. Solo que James Bond tiende a ser un poquito indignante a veces. Vamos a tomar el lado menos realista de todo eso, para que se vea más como los westerns de Clint Eastwood. La cuestión con esto es que queremos hacer un personaje que sea muy creíble...", remarcó enérgicamente Lucas sobre sus ideas para Indiana Jones. Sus palabras, de todos modos, fueron tratadas por los fanáticos como si fueran pronósticos gnósticos emitidas por un vidente místico.

Harrison Ford fue elegido para el rol protagonista ante todo porque la primera opción, Tom Selleck -el galán de aspecto tosco que protagonizaba el exitoso show televisivo Magnum- no estaba disponible, y Nick Nolte no estaba interesado. Los realizadores se esforzaron especialmente en distinguir al personaje del Han Solo de Ford para Star Wars: ciertamente no querían que la nueva película fuera vista como algo que tenía alguna relación con aquella galaxia muy, muy lejana.

En el papel, la película debe haber parecido juvenil, autoindulgente al extremo. Era una fantasía que cumplía los sueños de los pibes, una película de alto presupuesto que tenía raíces en la obsesión compartida de sus dos creadores con las películas y seriales clase B, hasta berretas o despreciadas en la industria. Sin embargo, gracias a sus alquímicos poderes cinematográficos, Los cazadores del arca perdida se convirtió en la película más taquillera de 1981. Fue reconocida por los críticos como un clásico instantáneo de la cultura pop, y por el público como uno de los films más entretenidos que hubiera visto jamás.

Los cazadores del arca perdida ha envejecido notablemente bien, sin que interfieran sus ocasionales momentos de patrioterismo. Es uno de los pocos títulos de la era que desde entonces se ha mantenido en una circulación permanente. Por una bella ironía, una película que predicó la nostalgia es hoy a su vez objeto de la misma  nostalgia. Así como Spielberg y Lucas miraron hacia los seriales de los años '30 y las aventuras de matiné con semejante placer, cuando revisan los primeros '80 los fanáticos recuerdan a Los cazadores... con un afecto y una indulgencia similar.

Parte del duradero placer de la película reside en su familiaridad. El público tuvo la sensación de que habían visto antes en algún otro lado todos los escenarios, las persecuciones y secuencias de acción. Es que así había sido. Spielberg y sus colaboradores tomaron ideas prestadas de todos lados sin culpa. La vibrante escena de apertura, en la que Indiana Jones se mete profundamente en la jungla y encuentra el templo lleno de trampas, se inspiró en un comic del Pato Donald. El truco en el que Indiana se mete debajo de un camión y deja que lo arrastren fue tomado de los viejos westerns, con el gran doble de riesgo de Hollywood Yakima Canutt haciendo pruebas similares debajo de las diligenciass. Spielberg ha reconocido públicamente su deuda con El espectáculo más grande del mundo de Cecil B. de Mille, una de las primeras películas que vio en su vida.

DeMille fue conocido por su megalomanía, un rasgo compartido en parte por Spielberg. Hay un momento relevador en el documental "making of" que acompañó a la película en el que el director está muy perturbado porque descubre que tiene solo 2 mil serpientes para una escena importante. Les dice a sus asistentes que necesita al menos otras 7 mil. "Sus asistentes asintieron que se les hubieran pedido conseguid pañuelos de papel y dos días después, los locales de mascotas de Londres y Amberes se habían quedado sin reptiles", apunta el narrador.

En el documental, Spielberg también queda expuesto como un poquito tiránico, presionando a la actriz Karen Allen para gritar más fuerte y mostrar más terror. "Cuando digo más y más, me das más pero en incrementos de milímetros en vez de metros", la castiga.

Ciertos elementos causan aflicción. No se encuentra mucha sofisticación o sutileza en la descripción de Spielberg del mundo árabe. En particular, los personajes egipcios son grotescamente caricaturizados. Sea en la jungla peruana, en los bares de montaña de Nepal o en tumbas y bóvedas ocultas de El Cairo, Indiana Jones trata cualquier lugar que visita como si fuera su patio de aventuras. Los locales son para ser perseguidos, huir de ellos o, como sucede de manera notoria cuando queda enfrentado con un espadachín árabe, para pegarles un tiro.

Spielberg estaba tan determinado a subir el tempo que nunca prestó atención a los matices del guión escrito por Kasdan. "Mi sentimiento es que deberíamos haber editado un poco las secuencias de persecución, para tener tiempo para establecer apropiadamente los personajes", comentó más tarde el escritor. De todos modos, el ritmo frenético es una de las principales glorias de la película. Spielberg y Lucas, entonces treintañeros, ecplotaban de exhuberancia juvenil.

Las secuelas fueron también inmensamente populares pero, para el momento en que Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal tuvo su premiere en el Festival Internacional de Cine de Cannes en 2008, hubo una sensación generalizada de que la franquicia se estaba tambaleando. La cuarta entrega fue muy exitosa, pero cayó bajo el peso de una nueva autoconciencia. Las ideas que habían parecido espontáneas en 1982 aghora se veían excesivamente meditadas.

James Mangold es un realizador distinguido, pero es más conocido por películas oscuras y dramáticas, no por las aventuras estilo matiné. Los cazadores del arca perdida tuvo una inocencia mágica porque Spielberg y Lucas se esforzaron en recapturar el idealismo de sus propias infancias yendo a ver películas. Puede ser especialmente difícil emular eso si Speilberg, el dueño del circo original, no está ahí para restallar el látigo.

El guión para la nueva película fue escrito por el hijo de Lawrence Kasdan, Jonathan, quien también trabajo en Solo: una historia de Star Wars. Su desalentador desafío es darle un nuevo vigor a la franquicia sin parecer poco serio o cínico. El diseñador de producción Adam Stockhausen, quien hizo maravillas para el director Wes Anderson en El gran Hotel Budapest (2014), será responsable del apescto general de la película, y es probable que tenga ideas visuales deslumbrantes.

Es obviamente absurdo preocuparse por la posibilidad de que un proyecto sea anticlimático cuando aún ni siquiera empezó a filmarse. La brecha entre El reino de la calavera de cristal y la nueva Indiana Jones es menor a la que existe entre El reino... y La última cruzada, estrenada en 1989. Aun así, reunir de nuevo a la banda no siempre es la mejor idea. El problema con las secuelas tardías es que todos se ponen viejos y fuera de forma. Sea en secuelas como Tonto y retonto 2 (lanzada en 2014, 20 años después de Tonto y retonto) o en dramas como la pesada Texasville (1990), la secuela de Peter Bogdanovich de su película de 1971 La última película, la magia se va disipando a medida que pasan los años.

La saga de James Bond y las franquicias de superhéroes, de todos modos, se las han arreglado continuamente para reinventarse a sí mismas. Si Indiana Jones 5 es un éxito, bien puede haber un episodio 6. Por supuesto, ya existen otros spin-offs. El mismo Lucas se involucró profundamente en la serie televisiva de los años 90 Las crónicas del joven Indiana Jones. De cualquier manera, los reportes que señalan que el film "abrirá el camino a múltiples spin offs" son desalentadores. Sugieren que Indiana Jones, alguna vez el personaje más refrescante de la escena, ahora se ha convertido en otra marca registrada de Hollywood. Sus nuevas aventuras están siendo planeadas con las oportunidades de marketing en mente antes que con el objetivo de darle al público el viaje de nudillos en blanco que proveyó, de manera memorable, Los cazadores del arca perdida.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.