Aunque ya lo hemos expresado, no es vano reiterar que la pandemia de covid-19 esparcida por el mundo deja al desnudo las calamidades y miserias contenidas y generadas por la dinámica capitalista. En efecto, las vueltas de tuerca que el sistema opera sobre la vida de miles de millones de personas.

Entre las excrecencias que emergen, una de ellas es el nacionalismo.

La guerra en sordina entre los laboratorios y los Estados como mascarón de proa. Los grupos inversores, eufemismo para nombrar a núcleos especulativos a nivel global.

Los anuncios de los gobernantes acerca del uso prioritario y excluyente de las vacunas para las poblaciones bajo su dominio.

Un mapa mundial de la situación sanitaria y epidemiológica de la pandemia de covid mostraría lo que hace siglos es irrefutable, que la dictadura del capital adquiere magnas y patéticas dimensiones.

El número de muertes ocasionadas por los múltiples flagelos dejan a las claras que hasta parece haber una estrategia demográfica de aniquilación.

En tanto el capitalismo hace sus "ajustes" tecnológicos , biopolíticos y económicos con la perspectiva del distanciamiento social.

El aislamiento como política que excede lo sanitario.

Un verdadero experimento de ingeniería social con consecuencias imprevisibles en el futuro cercano que no sean la creciente miserabilización de la existencia de cientos de millones de seres humanos.

Frente a todo este sórdido panorama debemos ir imaginando y articulando las estrategias de resistencia.

Carlos A. Solero