El fútbol argentino está de luto: Alfredo Graciani, ex delantero de Boca, Atlanta y Racing, entre otros equipos, falleció este miércoles a los 56 años, después de sufrir un paro cardíaco en su casa. El "Alfil" o el "Murciélago", los dos apodos con que se lo conocía en el mundo del fútbol, tuvo su etapa más destacada en Boca, donde fue campeón de la Supercopa 1988 y el Torneo Apertura 1991, además de disputar más de 250 partidos y anotar 83 goles.

"Boca Juniors despide con dolor a Alfredo Graciani, delantero que marcó una época en la década del 80 con sus 250 partidos, 83 goles y 2 títulos. El club acompaña a sus familiares y amigos en este triste momento. Hasta siempre...", publicó la cuenta oficial del club para confirmar la triste noticia.


Sus ex compañeros Carlos Navarro Montoya y Diego Latorre habían confirmado la información en sus redes sociales. Luego se sumó Gabriel Batistuta. "Falleció Alfredo Graciani, uno de los grandes goleadores de la historia de Boca, un compañero fantástico, una persona de bien, tuve el honor de jugar con Alfredo. Un abrazo para su familia y amigos", publicó el "Mono" en su cuenta de Twitter, junto a una tapa de la revista El Gráfico con Graciani en su portada celebrando un gol.


"Impactado por el fallecimiento repentino de Alfredo Graciani. Gran delantero y mejor compañero. Lo voy a recordar con mucho cariño. La vida es un instante y nadie sabe cuando es el final. Que tristeza!", escribió por su parte Latorre. Ambos jugadores compartieron el plantel de Boca con Graciani durante los finales de la década del 80 y principios de los 90. Una hora antes del trágico desenlace, Graciani había publicado un video que hacía referencia al debut de Boca en la Copa Libertadores y el comienzo de una nueva ilusión para los hinchas.

Surgido en Atlanta en la vieja Primera B, el "Murciélago" era un puntero derecho que se destacaba por su velocidad, su capacidad de definición y sus diagonales de la punta hacia el centro del área, que le valieron el apodo de "Alfil" que le puso Víctor Hugo Morales en su etapa de esplendor. "Graciani por el gol, Alfredo", era otro de los latiguillos del relator cuando convertía un tanto.

En 1985 y después destacarse en Atlanta, Graciani llegó a Boca, en medio de un club con serios problemas económicos, pero no tardó en ganarse el corazón de los hinchas, integrando una recordada delantera junto a Jorge Rinaldi y Jorge Comas, dirigido por César Luis Menotti. 

Más tarde fue el complemento de la dupla conformada por Gabriel Batitusta y Diego Latorre en el equipo que armó Oscar Washington Tabárez en 1991, que ganó el Apertura 1991 pero no obtuvo la estrella de campeón al perder por penales con el Newell's de Bielsa en la final que disputaban los vencedores de los dos torneos de la temporada. Tras pasar a préstamos a Racing, Graciani regresó a Boca en 1993 para luego continuar su carrera en Español, Atlético Tucumán, Argentinos Juniors en el ascenso y el fútbol suizo.