A un año de cumplirse la represión policial que los desalojó de la calle Avellaneda, en el barrio porteño de Flores, un grupo de manteros se movilizó hasta la esquina de esa arteria con la avenida Nazca y anunció la instalación de una carpa para exigirle al Gobierno porteño que cumpla con su promesa de reubicarlos en un predio cerrado. Hacia el mediodía se retiraron, pero aseguraron que mañana volverán al lugar.

Los manifestantes intentaron mantener un corte del tránsito en esa esquina pero un operativo policial se los impidió y los obligó a trasladar sus reclamos sobre las veredas, donde instalaron carteles con las leyendas: “Queremos trabajar”, “Queremos comer” y “Manteros de Avellaneda, olvidados”, entre otras.

Omar Guaraz, vocero de los manteros y referente de la agrupación Vendedores Libres, señaló que tienen la intención de armar una carpa para visibilizar la problemática que afecta a unas 110 familias. Además, denunció que hay "una mafia" que no les permite trabajar y le reclamó garantías al Gobierno porteño. "Más temprano que tarde, los manteros volverán a la calle", advirtió el delegado.

Lo que reclaman es que se cumpla el acuerdo labrado el año pasado entre varios de los vendedores ambulantes desalojados y el Gobierno porteño, por el cual el Estado se comprometió a trasladar a los vendedores que trabajaban allí a un paseo comercial, ubicado en la calle Perón, entre Bulogne Sur Mer y Jean Jaures. En rigor, varios de los manteros ya están instalados allí, “pero hay 80 puestos y no alcanzan para todos”, lamentó una de las vendedoras en una entrevista televisiva.

Según la mujer, los manteros que no fueron beneficiados con los puestos en ese paseo comercial serían llevados a otra instalación similar sobre Bulogne Sur Mer, pero “esa calle siempre está desierta, no hay ventas”, se lamentó.

El intento, ahora, será la instalación de una carpa en Avellaneda y Nazca para visibilizar la problemática que vive el centenar de familias que antes vendían distintos productos en puestos callejeros.