En Brasil son muchas las voces de protesta contra la decisión del gobierno que aceptó la precipitada organización de la Copa América. Una diputada federal, un militante de los Derechos Humanos, un politólogo y tres periodistas fueron consultados por Página/12 sobre el evento que tiene como socios políticos y comerciales a Jair Bolsonaro y la Conmebol.

María do Rosario (diputada federal del PT): “Brasil es el país con mayor número de muertes diarias porque el COVID-19 y uno de los más atrasados, proporcionalmente a la población, en la vacunación. Celebrar la Copa América pone en riesgo a más personas. El respaldo del gobierno brasileño tiene dos razones: una, a Bolsonaro no le importa el número de muertes y dos, su gobierno se enfrenta a una grave crisis y tratará de utilizar el fútbol para desviar la atención y crear un clima nacionalista de derecha, como hizo la dictadura con el Mundial de 1970. Es una receta vieja”.

Juliano Corbellini (doctor en Ciencias Políticas): “Es absolutamente consistente con la lógica del gobierno de Bolsonaro que se alimenta del conflicto, para lo cual ideologizar el debate en todos los ámbitos de la sociedad es parte de su estrategia. Luego está la historia de la cloroquina, ahora el técnico Tite está siendo acusado de simpatizar con el PT. El gobierno tiene una narrativa sobre no haber detenido al país, sobre mantenerlo funcionando, que es la narrativa de la que espera recuperarse el próximo año, así que creo que hay coherencia con esto de la Copa América”.

Jair Krischke (Movimiento de Justicia y DDHH de Brasil): “Es otra de las barbaridades de Bolsonaro. Cualquier cosa que se refiera al Covid-19, es una oportunidad para los disparates del presidente. Los jugadores de la selección de Brasil se encuentran en Porto Alegre para jugar contra Ecuador y por lo que sé, decidieron por unanimidad no participar de la Copa de la Muerte. Pretenden tornar pública la decisión el martes, después del juego con Paraguay”.

Lúcio de Castro (historiador y periodista de la Agencia Sportlight): “La llegada de la Copa América a Brasil en este momento es una traducción perfecta del rostro de un gobierno que está transformando al país en un paria mundial. No solo por el evidente problema de salud y los riesgos, sino también por los aspectos simbólicos de esta absurda decisión. Con casi 500 mil muertos, víctimas de una elección deliberada de genocidio, de alguien que no se molestó en responder a las demandas de una vacuna pero que inmediatamente se dobló a la Conmebol, muestra la absoluta falta de empatía y humanidad del presidente. Por si todo esto fuera poco, queda otra pregunta: una vez más - y esta historia la conocemos bien en nuestro continente-, se intenta crear una cortina de humo a través del fútbol, ​​en un momento en que la gente vuelve a estar en las calles contra Jair Bolsonaro”.

Juca Kfouri (periodista deportivo de Folha de San Pablo, autorizó la reproducción de un tramo de su columna sobre la “Cova América”, como él mismo la llama): “¿Cómo definir el acto repugnante de aceptar hacer en Brasil un torneo que argentinos y colombianos tuvieron a bien abandonar a pesar de que estaban con todo pronto para recibirlo? ¿Por qué albergar nueve selecciones sudamericanas, nuevas cepas, dividir recursos y atenciones que deberían estar destinadas al combate de la pandemia en un momento en que el Covid recrudece y el país marcha acelerado hacia las 500 mil muertes? No puede ser obra de una persona cuerda, en pleno dominio de sus facultades mentales, más de alguien que precisa ser prohibido y con urgencia”.

Eduardo Reina (periodista, autor del libro Cautiverio sin fin sobre el secuestro de niños durante la extensa dictadura brasileña): “El pedido de la Conmebol al gobierno federal, prontamente aceptado por el presidente Bolsonaro, causó sorpresa en gran parte del país. Pero exaltó a los brasileños que apoyan ciegamente al presidente. La decisión demuestra una clara superposición de lo político-electoral, es decir, el interés personal de Bolsonaro, con lo que realmente necesitan los brasileños en este momento, cuando el número de muertos por Covid en todo el país superó los 470.000 muertos. No hay suficientes vacunas para todos los brasileños que todavía sufren de precariedad en la atención médica y la falta de medicinas y equipos, así como de oxígeno, en muchos hospitales. Las acciones muy populistas de Bolsonaro se asemejan a las del dictador Emílio Garrastazu Médici, uno de los presidentes generales más sanguinarios durante la dictadura militar, que adoptó el lema Brasil Adelante”.