La pandemia de coronavirus afectó la calidad de vida de múltiples maneras. Según investigaciones recientes de distintas universidades en China, Canadá, Argentina y otros países de América Latina, una de las consecuencias silenciosas que trajo el aislamiento, necesario para controlar la expansión de los contagios, fue el aumento de la miopía en niños, niñas y adolescentes. La razón principal, coinciden los especialistas, es la falta de luz solar, ya que tanto las actividades escolares como las recreativas pasaron a realizarse en su gran mayoría en interiores.

Los rayos del sol, explicó Carolina Picotti, médica, oftalmóloga infantil y autora de un estudio publicado recientemente en la revista The Lancet, liberan dopamina en la retina, una sustancia que evita que el globo ocular se haga más largo y ayuda a prevenir el aumento de la miopía. 

"Si los niños no salen al aire libre y no reciben luz de sol, su cuerpo no genera este neurotransmisor y la enfermedad se dispara", afirmó la investigadora argentina en diálogo con El País, al tiempo que aclaró que "ninguna luz artificial puede reemplazar los rayos solares en la generación de dopamina".

El estudio de Picotti, en el que colaboraron más de 16 oftalmólogos y oftalmólogas de Argentina, releva un dato alarmante: entre el 2019 y el 2020, los participantes de la investigación --que tenían entre 5 y 18 años-- aumentaron en promedio un 40% la progresión de su miopía.

Este porcentaje, indicó la especialista, "no solo es muy alto, sino que confirma la hipótesis de que los factores ambientales y no solo los genéticos pueden incrementar o disminuir esta enfermedad". Esto va en sintonía con la advertencia que hizo recientemente la OMS, quien estimó que en 2050 la mitad de la población mundial será miope.

Otro dato que llamó la atención de los investigadores e investigadoras es que durante el año pandémico se observó una evolución contraria a la que suele tener la miopía en circunstancias normales. "A medida que pasa el tiempo y el niño crece, el porcentaje de progresión debe disminuir. En este caso sucedió lo opuesto: los niños crecieron y la enfermedad se disparó", advirtió Picotti.

Otro estudio

En China, un estudio comparó los niveles de miopía de más de 100.000 niños y niñas de escuelas primarias en la ciudad de Shandong desde 2015 hasta 2020. "Nos preguntamos si la reducción de la exposición al aire libre y a la iluminación natural, producto del confinamiento estricto entre enero y mayo del año pasado, habría afectado a la miopía de los más pequeños", contó David Musch, profesor del departamento de Oftalmología y Ciencias Visuales de la Universidad de Michigan.

El resultado de la investigación, publicada hace unos meses en la revista médica JAMA Network, fue contundente: en las evaluaciones del 2020 se encontró miopía en un porcentaje más alto que en las encuestas anuales de años anteriores. Según Musch, que fue coautor del estudio, los niños y niñas de seis a ocho años fueron los más afectados. 

Esta problemática, alertó el experto, puede traer consecuencias más graves a medida que las personas van creciendo. "Algunas desarrollarán complicaciones de la miopía que amenacen la vista en el futuro, como cataratas, glaucoma y desprendimiento de retina", aseguró.

La exposición a las pantallas

Con el confinamiento, el uso intensivo de pantallas ha crecido exponencialmente. En Canadá, un estudio dirigido por la investigadora Sarah A. Moore y publicado a finales del año pasado reveló que en los meses más duros del aislamiento los niños y niñas pasaban en promedio más de cinco horas al día frente a las pantallas en actividades de entretenimiento. Esto sin contar el tiempo que le dedicaban a las clases y tareas escolares, que también se realizaron de forma virtual a través de computadoras, tablets y celulares. 

En Colombia, México y Chile, una encuesta reveló que el 76% de los participantes jóvenes aumentó la exposición a pantallas durante el confinamiento. Un 46% afirmó que el tiempo de exposición se incrementó entre tres y seis horas; un 29%, más de seis horas, y un 25%, de una a tres. 

Aunque el uso excesivo de las pantallas está relacionado con algunos síntomas como sequedad ocular, fatiga o cansancio visual, visión borrosa temporal y dolor de cabeza, los especialistas coinciden en que a diferencia de lo que se creía antes, no es el uso intenso de pantallas el causante de la miopía sino la ausencia de sol.

"Científicamente" no está comprobado aun que "la luz de los dispositivos electrónicos genere miopía", señaló Picotti en ese sentido. En cambio, insistió, sí se ha demostrado a través de estudios que la distancia frente a la pantalla, el tamaño de las letras y el fondo de contraste pueden hacer que el globo ocular aumente o disminuya su tamaño y produzcan cambios en la calidad de la visión.

Más allá del uso de pantallas, los oftalmólogos y oftalmólogas coinciden en la importancia de asegurarse una correcta exposición al sol, al menos dos horas al día. "Si ocurrieran pandemias futuras, se debería permitir que los menores disfruten del aire libre en condiciones seguras", concluyó Musch.