La Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación incluyó, a partir de este mes, la variante étnico-racial en sus registros de femicidios. Fue a instancias del área de Género de la Comisión 8 de Noviembre, que señaló la falta de datos sobre violencias que impactan sobre la vida de las mujeres y población lgbti+ afrodescendiente, afroargentina y africana en el país. Esta falta de estadística genera dificultad para el desarrollo de políticas públicas eficaces para que la comunidad afro en Argentina tenga pleno acceso a derechos.

La Comisión 8 de Noviembre está integrada por asociaciones y colectivos de afros en Argentina. En esa fecha se conmemora el Día Nacional de los Afroargentinxs y de la Cultura Afro en homenaje a la capitana del ejército revolucionario comandado por Manuel Belgrano, María Remedios del Valle, fallecida el 8 de noviembre de 1847.

La inclusión de la variante étnico-racial en el registro de femicidios de la Corte Suprema –dice el área de Género de la Comisión, en un comunicado- “es un primer paso importante para abrir precedentes con la finalidad de que otros organismos e instituciones del Estado puedan también adoptar una perspectiva étnico-racial, aliada a la perspectiva de género, en la aplicación de acciones que busquen erradicar la violencia hacia las mujeres cis, mujeres trans, personas no binarias, varones trans, lesbianas, bisexuales afrodescendientes, Afroargentinas y africanas en Argentina”.

Gladys Flores es activista afro guaraní, educadora popular feminista e integrante de la Comisión 8 de Noviembre. Considera que esta iniciativa es un paso más en la lucha contra el racismo estructural. “Esta es la primera inclusión que tenemos en un registro del Estado. Empezamos por contarnos muertas y esperamos que pronto nos contemos vivas”.

¿Cómo surgió este pedido ante la Corte?

-Estamos transitando el Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2015-2024) por Resolución 68/237 de la Asamblea General de Naciones Unidas, sobre la base de tres ejes: reconocimiento, justicia y desarrollo. Para lograr estas cuestiones, después de 130 años, logramos aparecer en una pregunta en el censo nacional argentino de 2010. Con muchos problemas porque fue un muestreo muy acotado y aleatorio, y además, si respondías que sos descendiente de pueblos originarios, no te preguntaban si sos afrodescendiente. Como si esa posibilidad no existiera en la Argentina. Durante todo el período 2016-2019 estuvimos reunidos con el Indec para elaborar un nuevo modelo de censo 2020, pero nadie se imaginaba la pandemia. Necesitamos tener esas estadísticas para que se nos incluya en políticas públicas.

¿Qué resultado arrojó el censo de 2010?

-Arrojó la comprobación de que es imperiosa una sensibilización ciudadana sobre este tema. En 2010 fui jefa de sección de los censistas y las censistas de mi barrio (en Lomas de Zamora). Mucha gente que se anotó para censar era xenófoba y racista. Fijate lo que me decían algunos: “Bueno Gladys, pero si la gente no entiende que es afrodescendiente, qué le voy a hacer. ¿Cómo le pregunto eso?” Si vos pensás que sos racista y discriminador porque usás el término “negro”, estamos en problemas. Hay gente que es racista pero no lo hace de mala leche, es de ignorancia y producto de la historia de nuestro país que se relató “blanca y europea”. Entonces muchos censistas no hicieron la pregunta. Además acordate de la hostilidad que hubo frente al censo, sectores que agitaban para que no se recibiera a los censistas. Si en 2020 se hubiera hecho la pregunta a todos, tampoco existía la sensibilización necesaria ya que en 2019 por ejemplo no se hizo ninguna campaña al respecto.

¿Cuál fue la cifra de afrodescendientes en Argentina en la muestra acotada de 2010?

-El modelo de 2010 dio una cifra de apenas 150 mil afrodescendientes. Aquella vez ni siquiera conseguimos que se difundiera un video precioso que hicimos en la Manzana de las Luces para trabajar en esa sensibilización que precisamos.

¿Cómo fue el diálogo con la Oficina de Violencia de la Corte?

-En todos los ámbitos es complejo, porque tienen incorporado el colorismo. Y ese es un problema que también tenemos entre nosotros, no es solamente de las integrantes de la Oficina. El primer reflejo es negar que haya negros y negras en el país. Usamos el término afrodescendiente porque es más integrador en términos políticos, es una palabra que integra a toda la diáspora. No importa de dónde sos sino de dónde venís. Hay quienes lo cuestionan y dicen que entramos siendo negros y salimos siendo afrodescendientes. Vivimos en un país donde es complejo pensar quién es afrodescendiente sin pensar en el colorismo y la extranjerización. Cuando decís “afrodescendiente” esperan ver a una persona negra. Si no la ven, dudan. Y cuando la ven, piensan que no es de acá. Igual seguimos con el tema de la invisibilización. En el zoom que tuvimos con la Oficina, una de ellas dijo que “no sabía que en Bolivia había negras”. Se trata de una mirada política e ideológica. Una compañera una vez me dijo: “Yo antes no veía negros. Desde que estoy con vos veo muchísima gente negra en la calle”. Yo miro lo que quiero ver. Fijate que en la Argentina siguen considerando autoridad a la Real Academia Española. ¿Y cuál es su definición de “negro”? Leé las definiciones. ¿Quién m… quiere ser eso? ¿Cómo construís autoestima cuando la sociedad piensa eso de vos?

Para cerrar la nota, es importante señalar que la categoría “afroargentino” incluye también a todxs lxs afroargentinas, afroargentinos y afroargentines que, como consecuencia de las mezclas, ya no tienen rasgos característicos de los africanos, aunque se identifican como afrodescendientes por sus ancestros y deben ser reconocidos como tales. Hora de preguntarse por la bisabuela o el tatarabuelo afro o negro. De terminar con el mito de que los negros fueron todos masacrados en la Guerra de la Triple Alianza. ¿Nadie se pregunta por las negras, o los negros son todos varones? ¿Nadie se pregunta por qué en el árbol genealógico se recuerda solamente a los antepasados europeos y hay ramas que aparecen como una “x” vacía?