La guerra del mañana              5 puntos

The Tomorrow War; Estados Unidos, 2021

Dirección: Chris McKay.

Guion: Zach Dean.

Duración: 140 minutos.

Intérpretes: Chris Pratt, Yvonne Strahovski, J.K. Simmons, Betty Gilpin, Sam Richardson, Jasmine Mathews.

Estreno en Amazon Prime Video.

Corolario inconfundible de la pandemia: un par de años atrás, un mega tanque de 200 millones de dólares de presupuesto como La guerra del mañana nunca hubiera aterrizado directamente en las pantallitas del streaming. Diseñada para el lucimiento de los efectos especiales, la segunda película como realizador de Chris McKay lo encuentra en plan futurista, pero sin las bienvenidas dosis de ironía de su anterior Lego Batman: La película. De hecho, tal vez ese sea el condimento que más se extraña en este ostentoso y oneroso vehículo para Chris Platt, ya sin el traje superheroico de sus entradas en el universo Marvel, pero igualmente capacitado para correr, saltar y disparar. Grandota, con inyecciones importantes de anabólicos CGI y una trama relativamente sencilla a pesar de sus juegos temporales, la cosa arranca in medias res, con el imprevisto héroe Dan Forester cayendo desde cientos de metros de altura hacia una pileta de natación en la terraza de un edificio. De fondo, fuego, destrucción y muerte, aunque la explicación de esas condiciones infernales tardarán algunos minutos en llegar.

Veintiocho años antes, según afirma una placa, el bueno de Dan, padre de familia y exmilitar, asiste como todo el mundo a un evento extraordinario en medio del mundial de fútbol Qatar 2022. No hay mención alguna al covid-19 (lógico, la película fue filmada antes), pero la aparición en pleno partido de hombres y mujeres del futuro trae malas nuevas: tres décadas más tarde una agresiva raza extraterrestre estará a dos pasitos de exterminar por completo a los seres humanos. Con las cartas así de mal barajadas, varios grupos de civiles del presente comienzan ser enviados hacia el futuro –cortesía de un agujero temporal fabricado a tal efecto– con el desesperado deseo de acabar con la amenaza. Y a Dan, claro, le toca hacer el viaje más temprano que tarde. De vuelta al comienzo, con la caída en la piscina y el primer encontronazo con los bichos, más malos que la peste y extremadamente veloces.

La lógica inmersiva de los videojuegos de disparos en primera persona toma posesión de la trama, con el protagonista y sus compañeros de armas –el misterioso, el chistoso, et al– embarcados en una primera y peligrosa misión. En el arduo derrotero, que incluye un par de subtramas filiales, con sus posibilidades de reconocimiento y reconciliación, aparecen regurgitadas ideas visuales y dramáticas de clásicos como El enigma de otro mundo y Alien, entre otros. 

Más allá del bombardeo constante de FX digitales y las múltiples escenas de acción, el guion de Zach Dean se deja llevar sin tapujos por el melodrama rugoso, dejando en un segundo plano las evidentes paradojas de los viajes temporales, un clásico del universo sci-fi aquí completamente desaprovechado. Sin llegar a los niveles de grasa en sangre de títulos como Día de la independencia, La guerra del mañana es demasiado aparatosa –y poco agraciada como maquinaria audiovisual– para aspirar a la grandeza de los mejores exponentes del género. Y Chris Pratt no es ni por lejos el último héroe de acción, apenas una nota al pie de página. Al menos J.K. Simmons, como el poco amistoso Papá Forester, le pone un poco de onda a la pantalla en sus dos breves apariciones.