El gobierno presentó el "Mapa federal de cuidado", una herramienta que identifica la infraestructura disponible en servicios para atención de niños, adultos mayores o personas con discapacidad. Permite ver qué establecimientos están disponibles en el país y apunta a disminuir las brechas de género, ya que la presencia o ausencia de esas opciones influyen en las desigualdades que perjudican a las mujeres, principalmente a cargo de esas tareas. Esta medida se complementará con un proyecto de ley de cuidados para aumentar la inversión para cubrir el déficit de infraestructura actual.

Bajo el lema "eso que llaman amor es trabajo no pago", el colectivo de mujeres y disidencias visibiliza desde hace años esta problemática que constituye un pilar fundamental sobre el que se construye la desigualdad de género, y es la distribución desigual de las tareas de cuidado, que recaen mayormente sobre las mujeres.

La carga que tienen las mujeres sobre tareas de cuidado no remuneradas, que implica dedicar menos tiempo al desarrollo profesional, representa una de las razones que dificultan el ingreso de las mujeres al mercado laboral formal y, luego, su inclusión en el sistema previsional. Según una encuesta sobre el trabajo no remunerado y uso del tiempo realizada por el Indec en 2013 (último dato disponible) la mayor carga de trabajo doméstico no pago recae sobre las mujeres: 76 versus 24 por ciento de los hombres. Gracias a un convenio entre el Ministerio de las Mujeres e Indec, se realizará una actualización de este indicador en 2021.

"Se trata de un proyecto sin antecedentes en la región que incorpora una visión integral sobre la organización social de los cuidados", informaron desde el Ministerio de Mujeres que coordinó la gestión del armado. El mapa cuenta actualmente con más de 32.000 espacios, instituciones educativas y servicios que brindan cuidados, así como también espacios de formación en el tema y la información se irá actualizando con frecuencia. La iniciativa contó con el apoyo de CEPAL, la Joint SDG Fundation y de cada organismo nacional de la Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado.

La brecha de cuidados es la contracara de la brecha salarial y la feminización de la pobreza porque, además, las que más cuidan son las más pobres. De acuerdo al último dato publicado por la Encuesta Permanente de Hogares del Indec el último trimestre de 2020, del 10 por ciento de personas con menores ingresos en Argentina, 7 eran mujeres.

El Informe sobre los desafíos de las políticas públicas en materia de cuidados en contexto de pandemia elaborado por la Dirección de Economía y Género del Ministerio de Economía y Unicef señala que “las mujeres a cargo de hogares con niñas, niños y adolescentes son las más afectadas por la crisis: enfrentan una peor inserción en el mercado laboral (mayores niveles de informalidad, mayor inestabilidad, salarios más bajos) a la vez que experimentan una pobreza de tiempo profundizada por la pandemia” y, como consecuencia, “cae su tasa de participación económica y aumenta su desempleo, lo cual incrementa los niveles de pobreza e indigencia en sus hogares”.

Desde el Estado no apuntan a eliminar o estigmatizar el trabajo de cuidado, sino al contrario: ponerlo en el centro de la economía, reconocerlo y redistribuirlo. Esta política significa un primer paso para ello. Como complemento, se encuentra en proceso la encuesta de Uso del Tiempo que comenzará a realizar el próximo 13 de septiembre el Indec y que permitirá tener datos más actualizados acerca de cómo se distribuye el trabajo en las familias. 

Los primeros resultados estarán en mayo del año que viene, y permitirá identificar la otra cara del mapa de cuidados que releva la oferta de lugares: la demanda. Ese cruce será clave para pensar las políticas públicas.