La semana pasada comentábamos en este suplemento la baja, baja calidad de la intervención en la Casa de Ejercicios, el viejo convento que ornamenta la avenida Independencia al 1100 y es de lo poquísimo colonial que queda en Buenos Aires. El comentario desató opiniones y datos, porque resulta que todo se hizo mucho peor de lo que parece y aparece. El gobierno porteño le confió la obra a una empresa que no tiene la menor especialización en restauración ni en materiales coloniales. El control fue alarmante por lo laxo y por la indiferencia de los contratistas a las indicaciones de los desesperados especialistas que iban a controlar. Como siempre, el edificio colonial, cargado de historia, fue tratado como una obra más, donde se hace escombro y se arreglan las cosas rapidito y barato.
Pero lo que llamó la atención fue el “humor” de los contratistas. Lo que se ve en la foto son dos llaves en un muro de la Casa, recurso indebido pero en fin para asegurar un muro (siempre lo hacen porque es barato). Pero el que hizo este en particular puso una svástica arriba y abajo algo que parece el logo de Dolce & Gabanna. Qué pícaros ¿no?