Quinientos treinta días exactos se cumplen este viernes desde que Bombay Bs. As. tocó por última vez en vivo. Fue en el mismo lugar en que sucederá el retorno: el Club Atlético Fernández Fierro (Sánchez de Bustamante 722) donde a partir de las 21 el quinteto de tango se reencontrará con sus fieles seguidores. Feliz, expectante y ansioso está por ello Edgardo González. “Siento una especie de incertidumbre positiva respecto de cómo se va a establecer la comunicación entre nosotros, y con el público”, admite uno de los guitarristas del grupo junto a Juan Lorenzo y Lucas Ferrara. “La pandemia interrumpió todo el proceso creativo de un repertorio nuevo que recién pudimos retomar ahora”, señala por su parte el cantor y letrista Alejandro Guyot.

El regreso de los ex 34 Puñaladas, cuya formación completa incluye a Maximiliano Cortez en guitarrón, mezcla entonces dos dimensiones: la afectiva, dada por lo dicho, y la estrictamente musical, que consistirá en una sinergia entre “viejos éxitos” y un material nuevo, que desembocará en el noveno disco. “Estamos trabajando un material que, dada su duración, hoy podríamos denominar a la vieja usanza”, amplia Guyot, y traza una sinonimia con Astiya, último disco del grupo a la fecha. “Aquel narra y describe historias e imágenes de personajes que habitan los bordes despiadados de la vida urbana y suburbana, y lo que estamos haciendo ahora va por ese lado”.

-¿Y cuál sería el correlato en lo estrictamente musical?

Edgardo González: -La simplicidad, que por momentos es casi gestual. Creo que emerge en un momento en el que la densidad conceptual y estética que atraviesa la carrera del grupo comienza a sintetizarse.

Alejandro Guyot: -Coincido con Edgardo. Creo que con el nuevo material logramos una síntesis poética y musical que es producto de todos estos años de trabajar un concepto sonoro, un abordaje de nuevas composiciones musicales que siguen proponiendo maneras de pensar al tango del siglo XXI como una música capaz de adueñarse de un cacho de ciudad, de un recorte de este caos cotidiano que llamamos realidad y reconvertirlo en formato de canción.

Los últimos quinientos días de Bombay Bs. As. no difieren de la media urbano-musical: ensayos intermitentes atados a los vaivenes de las olas Covid; conciertos cancelados y fuertes pérdidas afectivas. “Fue difícil y discontinuo el trabajo del grupo, porque en el trayecto de la pandemia varios de nosotros perdimos gente muy querida, y eso nos afectó a todos dado que, antes que compañeros de grupo, somos muy amigos”, cuenta González. “Por eso hablo de la dificultad de encontrar un punto de retorno… es difícil con tanta ausencia. En todo caso, lo que sentimos es algo parecido a lo que se siente cuando volvés a tu casa después de un incendio o una inundación. Hay mucho por reconstruir”.

-Entre otras cosas, tocar en vivo como Bombay Bs. As., después de hacerlo durante veintitrés años y ocho discos como 34 Puñaladas, se intuye.

E. G.: -Sí, porque el rodaje en vivo del nuevo nombre fue muy breve, ya que a siete u ocho meses del cambio se inició la cuarentena. Pero en las redes el nombre se instaló sin ningún inconveniente. Se entendió perfecto el comunicado que publicamos en su momento, se dieron algunos debates interesantes, sobre todo entre nuestros seguidores con algún “hater” incluido, y a partir de ahí seguimos adelante.

A. G.: -Creo que por esto mismo el noveno disco, cuyo nombre todavía no está resuelto, va a ser importante. Va a ser el primero que lleve en la tapa el nombre de Bombay Bs.As. Siento que hay una continuidad sonora en el grupo, pero a la vez algo nuevo, algo que funciona como una refundación. En las composiciones hay mayor profundidad, pero a la vez son más directas.