Entre los cientos de miles de argentinos que colmaron el microcentro porteño para reclamar que no se le vuelva a abrir la puerta a la impunidad, una importante cantidad de dirigentes opositores marcharon encabezando las columnas de sus espacios o sueltos, mezclados entre la multitud. La fuerte presencia de políticos, sindicalistas y dirigentes sociales, legisladores, intendentes, secretarios generales, figuras de primera y segunda línea del peronismo, el movimiento obrero organizado y otros sectores que repudiaron el fallo de la Corte Suprema de Justicia dotaron a la marcha de ayer de una densidad simbólica muy poderosa.

Desde temprano, las principales agrupaciones se ubicaban estratégicamente para acercarse a la Plaza de Mayo de la forma convenida, luego de que los organismos de derechos humanos ocuparan los espacios más cercanos al escenario. Bajo la severa mirada de Eva Perón, sobre la avenida 9 de Julio coincidieron las convocatorias del PJ bonaerense y del Movimiento Evita. Unas cuadras más allá, llegando a Avenida de Mayo, La Cámpora. Otros socios del Frente para la Victoria, como Nuevo Encuentro, Kolina y el Peronismo Militante aportaron a la convocatoria. El peronismo de la ciudad de Buenos Aires fue otra de las columnas destacadas.

Los intendentes bonaerenses también fueron protagonistas: Verónica Magario, de La Matanza; Ariel Sujarchuk, de Escobar; Marisa Fassi, de Cañuelas; Alberto Descalzo, de Ituzaingó; Gustavo Menéndez, de Merlo; Mariano Cascallares, de Almirante Brown; Gustavo Barrera, de Villa Gesell; Leonardo Nardini, de Malvinas Argentinas; Hernán Zurieta, de Punta Indio; Jorge Ferraresi, de Avellaneda, y Walter Festa, de Moreno, marcharon juntos por Diagonal Sur. Gabriel Katopodis, de San Martín, y Juan Zabaleta, de Hurlingham, lo hicieron por su cuenta, cerca del Evita. Florencio Randazzo, que tiene sus oficinas a cien metros de la plaza, caminó un rato por las calles circundantes, con perfil bajo, y no hizo declaraciones.

“Este fallo de la Corte nos hace retroceder 40 años en materia de Derechos Humanos”, manifestó el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza. “La Argentina fue reconocida en el mundo por sus grandes avances para hacer justicia en materia de delitos de lesa humanidad. Y hoy con este fallo se empañan 40 años de un camino de Memoria, Verdad y Justicia. Esta manifestación es para decirle al mundo que el pueblo argentino no se olvidó de esas atrocidades, sino que, por el contrario, siempre va a levantar su voz bien alto para que no haya olvido”, agregó.

La intendenta de La Matanza, Verónica Magario, se mostró por su parte asombrada ante la falta de reacción de Mauricio Macri ante este asunto. “Nos sigue asombrando que el Presidente de la Nación no haya reaccionado rápidamente, es quien debería haber dado su primera opinión. Cuando los poderes avanzan en contra de la sociedad, claramente se ve la reacción de una sociedad que no está dispuesta a repetir los horrores del pasado”, dijo. El intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, sostuvo en tanto que la Corte Suprema “no estuvo a la altura de las circunstancias” y que su fallo implica “retroceder en el tiempo” porque vuelva “a las épocas más sombrías del país al permitir que los represores puedan caminar libremente por la calle”. 

Desde el Evita, la diputada Lucila Di Ponti dijo que “el pueblo argentino le está diciendo claramente a los jueces y a Macri que no quiere un país donde los genocidas caminen sueltos por la calle” y que “el lugar de los genocidas es la cárcel” porque “los derechos humanos son una conquista de todos los argentinos” que “ningún gobierno va a poder cambiar”. Su compañero Fernando “Chino” Navarro celebró la sanción casi unánime de una ley sobre el tema. “Quedó demostrado que por encima de las naturales diferencias políticas es posible establecer puentes entre las distintas fuerzas ante temas centrales, como la defensa de los Derechos Humanos”, destacó.

“El repudio al 2x1 a los genocidas que cometieron delitos de lesa humanidad es mayoritario en la sociedad –aseguró por su parte el referente de Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella–. Porque la defensa de la democracia como espacio y límite de la política, la defensa de los derechos humanos como política de Estado y la idea de que el futuro habita en la Memoria, la Verdad y la Justicia, y no en la impunidad, se han convertido en valores casi universales que rompen fronteras y convocan a muchos y muchas”. El ex titular de la Afsca además recordó que “Macri esperó una semana y revisó varias encuestas antes de pronunciarse contra el fallo”.

El movimiento obrero también tuvo una presencia nutrida en la plaza. Juan Carlos Schmid, uno de los secretarios generales que integran el triunvirato de la CGT, calificó el fallo del máximo tribunal como “una decisión horrorosa que nada tiene que ver con la conciencia colectiva del pueblo” sino “con la destrucción de lo que la Argentina había construido en los últimos años” en materia de derechos humanos. Para el dirigente de Dragado y Balizamiento, la ley votada por el Congreso fue “una reacción anticipada que simplemente homologó lo que iba a ocurrir hoy en las plazas de todo el país contra un retroceso fenomenal en materia de derechos humanos”.

En la misma dirección, Hugo Yasky y Pablo Micheli, los titulares de las dos CTA, coincidieron en que la marcha dejó en claro que en la Argentina “ya no hay lugar” para la impunidad.