Ingrid Figueroa, debió enfrentarse ayer en un careo ante el cura Dardo Olivera en el marco de la causa que mantiene imputado al sacerdote Moisés Pachado por abuso sexual agravado

La joven, quien denunció en 2018 los ultrajes, habló con Catamarca/12 sobre la impotencia que sintió al escuchar, a quien fue su padrino de confirmación, negar que él supiera sobre lo sucedido. “Lloré. Me sentí abusada por todo el aparato de la Iglesia”, dijo.

El careo se realizó en la fiscalía del departamento Belén, a pedido de los abogados de la víctima; Sebastián Ibañez y Bruno Jeréz. Además, se realizó un procedimiento similar con la prima de Ingrid con el mismo Olivera, pero él al igual que con su ahijada negó haber tenido conocimiento de que Pachado haya abusado sexualmente de joven cuando era una niña de 8 años.

Ambas jóvenes tuvieron asistencia y contención psicológica al momento del procedimineto judicial. Ingrid fue la primera en enfrentarse a su padrino, pero ante las respuestas evasivas del cura, se quebró. Por esta razón, la fiscal Marina Villagra dio por suspendida la audiencia por imposibilidad emocional de la víctima.

“Al padre Dardo Samuel Olivera lo conocí cuando fue a Hualfín (departamento Belén) posterior a la salida del cura Pachado que fue en el año 1998. Mi familia siempre fue muy allegada a la iglesia y todos los curas iban invitados a mi casa y a la de mis abuelos. Cuando lo conocí empecé a ver que era bueno y me sentí aliviada porque por fin se había ido el monstruo que me había hecho tanto daño. Recuerdo que en ese momento pensaba que la que había hecho algo malo era yo”, contó Ingrid luego de la audiencia.

La joven, que hoy tiene 33 años, relató que un día del año 1998, cuando ya tenía 10 años, sintió la confianza y necesidad de contarle al nuevo sacerdote y le pidió que la confiese. Olivera le dijo que sí. Fue en la Secretaría de la Iglesia de Hualfín donde ella pudo decir lo que le habia ocurrido. “Recuerdo que nos separaba el escritorio. Me preguntó qué había pasado, y cuando le dije golpeó la mesa y manifestó con bronca que era un 'hijo de puta'. Luego se acercó y me abrazó porque yo estaba llorando. Pero me contuvo y me dijo que no estaba sola que él me iba a acompañar y que no iba a quedar en una confesión”, relató.

Ingrid recuerda que ella le tomó tanto afecto a Olivera que casi lo quería como a un padre biológico y que por esta razón al año siguiente le pidió que sea su padrino de confirmación.

“Desde el momento en que él supo. Siempre lo estuvimos hablando y comentando, le decía de mi tristeza de este dolor que sigo sintiendo por lo que pasó. Nunca me habló de hacer una denuncia, pese a que conocía de mi depresión y hasta me ayudó a irme de Hualfín porque yo no podía estar más ahí”, relató.

Al referirse al momento en que debió enfrentarlo en la fiscalía, Ingrid se contiene y cuenta lo sucedido al borde del llanto. “Me decía que no recordaba nada, yo insistí un poco y después desistí, me sentí devastada. Llore, me sentí abusada por todo el aparato de la iglesia porque siento que la iglesia está abusando nuevamente de mi ser, de mi psiquis, de mi cuerpo”, dijo.

Para Ingrid la negativa de Olivera fue un encubrimiento. “Actuó como cómplice. Lo sentí, lo pude ver. Fue muy fuerte, muy devastaste para mí. Por eso se tuvo que suspender, me dio bronca y una mezcla de cosas, porque no estaba siendo sincero, mentía y me miraba y acababa de jurar de por Dios”, concluyó.

El abogado defensor del sacerdote, Roberto Mazzuco , pese a que fue notificado, no asistió a esta instancia procesal.

La causa

El sacerdote Pachado, quien llegó a ser en algún momento Vicario General de la Catedral Nuestra Señora del Valle y mano derecha del ex obispo (hoy fallecido) Elmer Miani, fue denunciado en diciembre de 2018, por Ingrid, quien aseguró que desde sus 8 años el cura abusó sexualmente de ella de manera continuada.

Tras varias dilaciones en donde se pretendía dar por prescriptos, por el tiempo transcurrido, los abusos sexuales, Pachado fue finalmente imputado por los delitos de abuso sexual simple y abuso sexual con acceso carnal agravados por su condición de ministro de culto.

Pese a los intentos de su defensor, tanto el Juez de Garantías de Belén, como posteriormente la Cámara de Apelaciones y Exhortos, y por último la Corte de Justicia de Catamarca, no hicieron lugar a ese pedido de prescripción de la causa y ordenaron que la investigación continúe.

Tras los careos de ayer, el abogado Ibañez explicó: "presentamos nuevas pruebas documentales fotográficas que ubican al sacerdote Pachado en el lugar, el tiempo y dan cuenta de la vincularidad familiar existente en esa época".

Por su parte, Jerez señaló: "esta prueba es fundamental para el proceso, acá se dio cuenta de la importancia patriarcal que representaba en esa familia la presencia del cura y el lugar simbólico emocional del cual el perseguido penalmente se había aprovechado".

“Aún queda por producir en el marco de la causa, una pericia caligráfica, un acto de reconocimiento de personas antes de ser elevada a juicio”, dijeron los letrados.