Continuar la negociación con el FMI y la discusión por los sobrecargos que aplica el organismo y transmitir seguridad a los inversores extranjeros sobre el rumbo de la economía nacional es la hoja de ruta que tiene el ministro de Hacienda, Martín Guzmán, para encarar las sucesivas reuniones que tendrá durante la semana que viene en Washington DC y Nueva York. Habrá dos grandes telones de fondo: por un lado, la tensión cambiaria local en medio del proceso electoral; por el otro, la crisis en la cúpula del Fondo Monetario Internacional (FMI) a raíz de los cuestionamientos de parte del establishment financiero sobre la directora gerente, Kristalina Georgieva.

Guzmán participará en la capital norteamericana de la reunión anual del FMI y del encuentro de ministros del G20 previo a la cumbre presidencial que tendrá lugar a fin de mes en Roma, Italia. Por otro lado, el titular de Economía, viajará hacia Nueva York para reunirse con representantes de fondos de inversión con intereses en el país.

Todavía falta

Uno de los principales objetivos de Guzmán es continuar con la negociación del acuerdo con el FMI que permita al país refinanciar el megacrédito de 44 mil millones de dólares otorgado por el organismo a la gestión liderada por Mauricio Macri. En la visión del Gobierno, hay dos grandes agendas de la negociación: las conversaciones con el staff técnico y la discusión política para fortalecer el reclamo por la baja de los sobrecargos y la creación del Fondo de Resiliencia y Sustentabilidad.

Si bien el Presidente, Alberto Fernández, declaró días atrás que el acuerdo con el FMI ya estaba "cerrado", fuentes de Economía aclaran que "lo que está muy encaminado es el marco conceptual de la negociación, que marca que la restricción externa es el principal problema macroeconómico de la Argentina, y que por lo tanto el país necesita generar divisas con un rol del Estado expansivo". 

Además, cuando se llegue a un entendimiento con el FMI todavía restará el tratamiento en el Congreso Nacional y luego la aprobación por parte del Directorio del organismo. Por ello, no habrá acuerdo firmado antes del pago previsto para el 22 de diciembre, de 1900 millones de dólares de capital y 300 millones de dólares en concepto de intereses que se van a abordar con los DEG que ingresaron a las reservas.

"El acuerdo no está cerrado ni se va a cerrar en los próximos días", dicen. A lo largo de la semana que viene, Guzmán y su equipo responderán las preguntas del staff técnico del Fondo en relación a la situación fiscal, cambiaria y de reservas internacionales.

Sobrecargos

Por otro lado, el gobierno argentino está interesado en que avancen las discusiones políticas de gran escala en cuanto a los sobrecargos que cobra el FMI y la creación de un fondo que mejore las condiciones de financiamiento para los países en desarrollo. Ambas cosas exceden a la letra chica del acuerdo entre el país y el FMI pero a la vez lo pueden condicionar para bien o para mal.

"Se busca dar otro paso para que en la reunión de Roma del G20 los presidentes emitan un comunicado refiriéndose a los sobrecargos, de modo que el Directorio del FMI pueda tratar el tema oficialmente", dice Economía. El sobrecargo afecta a la Argentina porque Macri recibió un crédito que excedió a la cuotaparte del país y además pronto se van a cumplir tres años y medio del préstamo, lo cual implica que la tasa pasa a cerca de 4 por ciento, cada vez más lejos del 1 por ciento que usualmente cobra el FMI.

Asimismo, está en discusión la creación de un fondo de resiliencia que supondría mejores condiciones de financiamiento para los países en desarrollo. El Gobierno quiere que en un próximo acuerdo con Fondo, que debería cerrarse a lo sumo en los primeros meses del año que viene, se establezca una cláusula que permita incorporar más adelante esas condiciones mejoradas, si es que a lo largo del 2022 hubieran novedades con respecto a los sobrecargos y el fondo de resiliencia.

Disputa

La reunión del FMI se da en un marco de incertidumbre alrededor del futuro de la directora gerente, Kristalina Georgieva. La economista fue búlgara fue CEO del Banco Mundial entre 2017 y 2019 y ahora se la acusa de haber cometido en esa etapa una supuesta irregularidad estadística en favor de China y otros países.

En la mirada del Gobierno, la denuncia es parte de una disputa de poder al interior del FMI. "Georgieva ha venido impulsando cambios como la baja de los sobrecargos y más facilidades crediticias y ahora enfrenta la oposición de parte de los sectores ligados al establishment financiero. Y esto se da de cara al 2022, en donde va a haber muchas reestructuraciones de deuda de economías afectadas por la pandemia", indican.

"Para Argentina, más allá de los nombres lo importante es que se mantenga la línea política que existe ahora", dicen fuentes oficiales. Georgieva fue designada con el apoyo de las potencias de Europa Occidental pero tiene en contra una línea política ligada con la administración norteamericana anterior que además fue protagonista en el Fondo del crédito otorgado a Macri.