League of Legends empezó como un videojuego online. ¿Pero dónde termina(rá)? La franquicia de Riot Games no para de expandirse. Por un lado, hay varios videojuegos ambientados en su universo: Valorant, Teamfight Tactics o Legends of Runaterra, todos con el mismo modelo de comercialización (son gratuitos, pero se pagan mejoras cosméticas). Por otro, la franquicia acumula cantidad de producciones en otros formatos y lenguajes, incluyendo cómics y álbumes de bandas virtuales que venden más de medio millón de copias solo en Estados Unidos. La más reciente de estas incorporaciones es Arcane, la miniserie animada de nueve episodios que  estrenó Netflix el sábado.

La serie debutó en Netflix, pero su primer episodio tuvo transmisión simultánea en varios idiomas a través de Twitch, con contenido extra especial para jugadores de League of Legends y otros programas de la cartera de Riot. Además, el estreno daba la posibilidad a streamers de transmitir el episodio al mismo tiempo. Una movida que no solo ilustra el fenómeno LoL, sino también el poderío de la industria de los videojuegos, capaz de imponerle reglas propias a un gigante de la TV por streaming, como Netflix.

Arcane está coproducida por el estudio francés Fortiche Productions y está dividida en tres arcos argumentales, cada uno de tres capítulos. Orígenes, el primero, apareció el sábado y para los siguientes habrá que esperar al próximo sábado y el siguiente. En Orígenes se presentó a Jinx (personaje insigna del juego), Vis, Jayce, Caitlyn y Viktor, entre otros campeones populares.

Para fans del juego, lo original del caso es ver a los personajes en sus primeros pasos, cuando incluso guardaban entre sí relaciones muy distintas a las que se les conocen en la actualidad. Para llegar a esa parte habrá que esperar los dos próximos arcos argumentales, Nuevas alianzas y Amor vs. Sangre.

El acierto de la serie es que alguien que no tocó nunca el juego puede verla y entenderla. Hay algunos planos que permiten asumir que es un guiño a los fans, pero que no tienen mayor relevancia en lo argumental. Y, lo mismo, tampoco hace falta conocer la historia oficial de los personajes principales para comprender sus motivaciones y penurias.

La estructura "dual" del relato queda de manifiesto en esto de las dos ciudades enfrentadas, Piltover y Zaun, las dos hermanas que romperán lanzas y la tensión tecnología vs. Magia. Es simplista, pero el recurso se tolera porque sobre eso el guión -y la mano del director Ash Barnnon- meten algunas capas extra para el desarrollo de los personajes.

La animación es bastante buena -las sombras abundantes ayudan mucho, eso sí- y más allá de algunas líneas de diálogo resueltas con lugares comunes, como producto integral Arcane cumple sobradamente sus objetivos y pretensiones. Más considerando que la inversión de RIOT fue "cuantiosa"... tanto que en conferencia sus ejecutivos prefirieron no mencionar la cifra.

Dicho eso, es muy probable que la serie entusiasme más a los fans que a quienes tienen ya muchas lecturas y visionados de fantasy y ciencia ficción a cuestas. La propuesta está muy bien lograda, pero no es muy innovadora en lo narrativo. Eso sí, como buen videojuego, pide a gritos darle play.