Para la presentación oficial de Loco!, este sábado en el Matienzo, Edu Schmidt dejará macerando desde hoy sus famosas alitas de pollo. Este músico que suele hacer degustaciones de platos propios en sus recitales dice haber renunciado a sus estándares de híper cuidado en la producción y grabado su tercer disco solista de corrido en dos jornadas. “Todas las canciones hablan de recuperar al pibe que grababa veinte flautas dulces en el pasacasete”, explica.

Quizás medio espantado de su época de rockstar, ahora es una especie de guanchankein que va de pueblo en pueblo con violín, charango y discos para vender. Cuando llega a una ciudad, pasea sin rumbo, hace la siesta y sube al escenario sin probar sonido. “La prueba es la primera canción, y ahí o te arranco la cabeza o te la arranco”, alerta. Tampoco le interesa encerrarse en una sala de ensayo ni figurar en grandes festivales.

Viaja mucho porque además de su “solo set”, el formato que más le cierra, participa de un proyecto en escuelas bonaerenses. Llega a una y arma un recital de rock de 30 minutos con tres canciones que componen los pibes. Ya estuvo en Tandil, en Trenque Lauquen. Técnicamente, tiene bandas que lo acompañan en Mendoza, Neuquén y Montevideo, que saben los acordes para cuando aterrizan el cantante y su violín. “Los músicos con los que toco en capital también son tremendos, pero tenemos una relación de pareja abierta.”

Si el primero solista de Schmidt (El silencio es salud, 2009) fue una excusa para salir a tocar lo más rápido posible durante el duelo arbóreo y el segundo (Chocho, 2013) tenía aires más introspectivos, en Loco! se olfatea una búsqueda del tiempo perdido. “En la época de Arbol tenía que estar en el mejor grupo del mundo. Ahora trato de hacer las cosas desde el placer; sigo buscando las ganas que tenía a los veinte”, afirma. En este disco, jura haber ido contra lo que aprendió del sacerdocio con Gustavo Santaolalla, productor de Guau, cuarto álbum de Árbol, junto a Aníbal Kerpel. De hecho, sólo ensayó un jueves y viernes con la banda y ese fin de semana grabó todo Loco!, que tiene de invitados a Jorge Serrano (Los Auténticos Decadentes) y el Enano Teysera (La Vela Puerca).

Uno de los nuevos temas es un tango que le dedicó a Cemento, en el que hay cierta definición de principios con frases como “Tu festival de rock parece Disneylandia” y otras afines. “A veces siento que entre tanta propuesta no hay canciones. Y para mí hay que defender las que dicen algo, porque sigue siendo un lugar de lucha”, asegura Edu, que toca violín, charango, guitarra, flauta y trompeta. Y quienes vayan a la presentación del sábado tendrán una dosis de rock, ska, ritmos rioplatenses y, sobre todo, entenderán la clave del éxito schmidtiano: sus alitas rebozadas.

* Sábado 20/5 en C.C. Matienzo, Pringles 1249. A las 21.