En Mendoza y hace años, Ini Ceverino milita por la cultural nacional y popular, con perspectiva de género. Es por un lado cantante, compositora y multiinstrumentista. Es por otro –que no es lo mismo pero es igual- docente universitaria, fundadora de la agrupación “Viejas Bonitas”, e integrante del colectivo de autoras y compositoras “Las Cumparsitas”, junto a Perla Argentina Aguirre, Inés Bayala, y La Charo, entre otras. Y ahora está en Buenos Aires para mostrar todo lo que es y lo que hace, este viernes 19 a las 21 en el Espacio 350 (Billinghurst 350), con un plus: un disco próximo a editarse bajo el nombre de Latinoamérica Mujer, en que la mendocina homenajea a colegas que la precedieron en la lucha por la igualdad de derechos. 

“En un momento me empezaron a surgir letras y melodías para agradecer y recordar a las mujeres que abrieron huellas, y plantaron banderas”, arrima ella sobre el principio motor que determinó su tributo a Chabuca Granda, Violeta Parra, Mercedes Sosa, y Alfonsina Storni, entre otras. “La obra es un canto a las luchadoras por una patria grande y justa, además de un abrazo a todas las mujeres que rompen moldes”.

Las canciones “a estrenar” dedicadas a ellas será parte del concierto que Ini compartirá con el guitarrista Oscar Puebla y con Mónica Abraham. Otra parte estará repartida entre temas de Tito Francia, Raúl Carnota, Félix Dardo Palorma y Armando Tejada Gómez, de quien la cantora interpretó “Canción de las simples cosas”, en Compadres, film de Ciro Novelli dedicado al poeta mendocino. “Ya estoy saboreando esos vinos, esas miradas y esos abrazos”, se entusiasma Ini, dueña también dos finos discos solistas (Tango y Canto libre) y un derrotero histórico que se cuenta en varios planos: una agrupación “renacentista y barroca” en la que, además de desempeñarse como soprano solista y flautista, se animó a tocar la viola da gamba; una incursión por el rock como cantante de los míticos Alfajores de la Pampa Seca; la música caribeña que Ceverino abordó al piano junto a la banda femenina La Sonaja; y la música brasilera que determinó la existencia de otra de las bandas que integró: Mambembe. “Siempre con las músicas de raíz folklórica argentina atravesando todo”, puntualiza ella. “Siento que la música ha sido mi manera de descubrir el mundo. Mi canal”.

-¿Cómo ensamblan en este camino los devenires de “Las Viejas Bonitas” y “La Cumparsita”?
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El de “Viejas Bonitas” fue un proyecto que nació para un recital en particular, y se quedó a vivir en nosotras. En esa ronda de brujas se tejió una trama colorida de voces que pasaba por el folklore, el tango, el flamenco y el pop que nos empoderó a cada una. Pero lo más fuerte fue darnos cuenta de que compartíamos un sentimiento... el de estar rompiendo con algo, destrabándonos, empoderándonos. En una provincia como Mendoza no está muy bien visto romper, desestructurar, contestar, salirse de la norma... y mucho menos si sos mujer. En el caso de “La Cumparsita”, se generó un espacio de encuentro, debate y construcción entre unas 400 mujeres que, como yo, intentan abrirse camino a los codazos. De todo este trabajo colectivo y sabiendo que quedan muchas conquistas por lograr, surge hoy la necesidad de crear un nuevo espacio”, cuenta la cantora que, en efecto, el miércoles 24 será parte –también- de la fundación de un nuevo eslabón de lucha: el Instituto Mujeres de la Actividad Musical Argentina.