Scott Henderson regresa a Buenos Aires y al evento que en sí mismo significa su presencia se suma esta vez un condimento especial: la presentación en sociedad del Bebop Club de Palermo, un nuevo espacio para las músicas creativas en el corazón de la ciudad nocturna. El jueves y el viernes, en Uriarte 1658, el héroe contemporáneo de la guitarra jazz-rock ofrecerá conciertos a las 20 y 22.30, junto a Alejandro Herrera en bajo y Fernando Martínez en batería. Con ellos Henderson había tocado en 2017, en su penúltimo paso por Buenos Aires, antes de que en 2019 regresara para presenta los temas de People Mover, su último disco, junto al baterista Alan Hertz y Romain Labaye en bajo. “Siempre es interesante colaborar con otros músicos, no importa de dónde sean, y me llena de expectativa reeditar este trío argentino”, afirma a Página/12.

Temas propios y excusas para desarrollos personales a partir clásicos salidos de las canteras de Miles Davis, Herbie Hancock, Wayne Shorter, Horace Silver, Billy Cobham y Don Grolnick, por ejemplo, serán parte de un programa abierto, que entre las fronteras del jazz y el rock no dejan de deparar sorpresas. “Siempre hay algún músico sentado entre el público, así que con suerte tendremos algunos invitados en el espectáculo”, advierte el guitarrista. “Disfruto tocando música original, todo el tiempo estoy tocando mi música, por eso volver a los clásico siempre me resulta un ejercicio agradable. La música que escribo tiende a ser más compleja de lo que pueden ser los standars, que conozco desde hace mucho más tiempo. Así que en estas presentaciones dejarán márgenes mayores para la improvisación”, imagina.

-En términos de libertad, ¿el trío es lo que mejor se adapta a tu forma de tocar?

-El trío es un formato al que estoy muy habituado, pero como todos presenta sus ventajas y desventajas. Cuando toco con bajo y batería extraño la interacción con los teclados y los vientos, pero disfruto mucho del desafío de tener que hacerme cargo de la parte armónica y melódica en la guitarra. He formado parte de muchas bandas orientadas desde los teclados, donde no podía tocar mucho los acordes. Fue genial tocar con tecladistas brillantes como Joe Zawinul y Scott Kinsey, aprendí mucho de ellos y de tantos otros, pero para alguien a quien le gusta experimentar con la armonía tanto como a mí, aquello por momentos se volvía un poco aburrido. Me encanta tocar en trío, siempre es divertido, sobre todo cuando aparece otro guitarrista o un trompetista para ampliar la propuesta.

-¿Cómo te gusta equilibrar improvisación y arreglos en tu música?

-Depende. Recuerdo que cuando tocaba con Chick Corea en los solos se improvisaba, pero todo lo demás estaba completamente arreglado. Y era lo que necesitaban esos temas. Yo también tengo temas que son estructurados, pero tengo otros más abiertos, para que cada noche suenen diferente. Me preocupa lograr un buen equilibrio entre temas más relajados para improvisar y otros más estructurados. Se supone que la estructura asegura un grado de perfección, pero hay momentos en los que no vamos por lo perfecto sino por lo creativo. En Buenos Aires la creatividad será el gran objetivo. De mi música traje los temas más abiertos, porque quiero experimentar con lo que les sucede en el vivo y de ahí ver cómo podría mejorarlas para la grabación.

-Tuviste numerosas experiencias musicales en las que expresaste formas de blues, rock y jazz. ¿Para qué lado suena tu música hoy?

-Creo que soy uno de los pocos músicos que puede decir, honestamente, no tener un tipo de música favorito. Todo lo que me importa es tratar de mejorar la calidad de mi escritura y mi interpretación. El estilo ya no es tan importante para mí, lo que sale es lo que sale.

-Parte de tu actividad musical tiene que ver con la docencia. ¿Qué crees que es lo más importante que debe saber un joven guitarrista?

-No tiene que ver exclusivamente con la guitarra, porque lo más importante de la música se aplica a todos los instrumentos. Es importante saber cómo expresar, cómo conseguir un buen tema y cómo contar una buena historia. Lo demás importa poco.

- La pregunta inevitable en estos tiempos tiene que ver con la covid-19:  ¿la pandemia influyó en tu forma de pensar y hacer música?

-No influyó en mi música, pero sí en la forma en que me gano la vida. Y mucho. No pude hacer giras durante casi dos años, así que tuve que ponerme a enseñar online. Definitivamente esa no es mi actividad favorita, pero estoy agradecido de haber tenido ese recurso para poder ganar lo necesario para mantener a mi familia. Por otro lado, la falta de actividad durante la pandemia me permitió componer la música para un nuevo álbum. Así que tocaremos esa nueva música en 2022 y, con suerte, la grabaremos en algún momento a principios de 2023.