El informe Ex-post que el FMI dará a conocer en breve sobre el crédito de 45 mil millones a Cambiemos, es una autocrítica del organismo que cuentan con antecedentes. En diferentes documentos, el Fondo admite que le prestó una suma muy superior a la recomendable a un Gobierno que ya estaba, al momento de endeudarse, en una seria crisis económica que hasta ponía en riesgo la gobernabilidad del último año de su mandato. 

"Debimos avisar con mayor ahínco sobre los riesgos", se apunta en uno de los Reportes Financieros 2020, que abordaron la realidad de diferentes países en materia de flujos de capitales. El trabajo refleja también que "en 2015, en Argentina, el Staff debió ser más firme en alertar sobre los riesgos de una remoción rápida de las restricciones a la cuenta capital y sobre la necesidad de fortalecer la macroeconomía para que esa apertura sea sostenible". La referencia es al levantamiento del cepo cambiario que fue, al fin y al cabo, la puerta de salida de los dólares a lugares que aún no se conocen. El Fondo, inclusive, argumenta que en un intento de tener "una agenda pro mercado", se desmantelaron demasiado rápido los controles de capitales. 

Las enseñanzas del caso Argentino

Puesto en letra del FMI, "la experiencia Argentina reciente de un desmantelamiento rápido de controles, antes de que haya un escenario macroeconómico estable, terminó en una crisis seria y proveyó un contraejemplo que resalta los riesgos". Y continuaron diciendo que "el Staff tuvo una pequeña oportunidad de ofrecer un consejo antes de que se levantaran las restricciones, pero documentos internos no generaron consensos y el tema no figuró prominentemente en el artículo IV". Ese artículo del pacto con el FMI aclaraba que "el Fondo ejercerá una firme supervisión de las políticas de tipos de cambio de los países miembros y adoptará principios específicos que sirvan de orientación a todos ellos con respecto a esas políticas". 

Las razones geopolíticas del crédito

Naturalmente, los documentos no dan precisiones sobre cuestiones que, a la luz de los hechos, son fundamentales, como las razones geopolíticas del préstamo. Esas consideraciones, sin embargo, también tienen antecedentes no escritos pero verbales: en las últimas dos visitas del FMI a la Argentina, una con Macri y otra ya con Fernández presidente, los enviados Cubeddu y Kozak se reunieron con dirigentes de la Unión Industrial en un salón del Hilton de Puerto Madero y con los sindicatos y directivos de la CGT

En esas charlas, los argentinos preguntaron detalles y los enviados contaron, en la medida de lo posible, que hubo en la decisión de prestar 45 mil millones una voluntad política que excedió a lo administrativo. El Fondo, como el Banco Mundial y el resto de los organismos, están gobernados por un triángulo de poder: Estados Unidos, el accionista más fuerte, Alemania, como la cabeza de Europa, y Japón, un país pequeño pero con silla caliente. Los países como Rusia y China, en tanto, tienen influencia y son respaldos políticos fuertes, pero no definen la letra chica.