La causa en la que se que investiga la muerte de Luciano Olivera, el adolescente de 16 años que fue ultimado de un disparo en el pecho por un policía de la Bonaerense en Miramar, se encuentra a la espera de una serie de peritajes que se realizarán en las próximas horas y que pueden anticipar indicios clave para esclarecer la escena del crimen.

Este martes, a las 10.30, en el Instituto de Ciencias Forenses de Mar del Plata se peritará la 9 milímetros que gatilló el viernes a la madrugada el oficial Maximiliano González y la vaina servida del proyectil que fue hallada en el lugar. Las conclusiones de estos estudios, que en el Ministerio Público Fiscal vislumbran como uno de los aspectos “más trascendentes”, ya podrían estar para el viernes.

Todavía no hay fecha confirmada pero en los próximos días también se avanzará en La Plata con el peritaje toxicológico de la muestra de sangre que se le tomó al único imputado, cuyo resultado permitirá saber si el policía estaba bajo los efectos de alguna sustancia estupafeciente. “Las muestras están preservadas y lo que se está definiendo por estas horas es la logística para el envío, pero se va a hacer en estos días”, explicó una fuente judicial a Página/12.

Para el martes o miércoles también se aguarda el informe “integral” del análisis del Cuerpo de Ayuda de Instrucción de la Fiscalía General sobre las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona, tras el primer relevamiento que hizo la Policía Federal. La fiscalía, más allá del disparo letal que tuvo lugar en la calle 9 entre 34 y 32, intenta reconstruir “todo el circuito” de persecución, desde la salida de Luciano de la plaza de la ciudad.

Una vez que se incorporen parte de estos resultados al expediente y se termine con las testimoniales, se espera que el oficial González brinde su declaración ante la fiscal Ana María Caro después de haberse negado el sábado en los Tribunales marplatenses. Hasta la fecha, la única palabra que se conoce del acusado es de manera extraoficial: aseguró que se le disparó el arma reglamentaria por “accidente”.

En la causa, por lo pronto, ya brindaron su testimonio los efectivos policiales que se encontraban con González, y también quienes viajaban en el patrullero que inició la persecución, aunque lo más probable que algunas declaraciones se puedan ampliar nuevamente en el transcurso de la investigación a medida que se obtengan otros elementos de prueba.

El policía de 25 años es el único imputado en la investigación. Pese a que la familia pide lo contrario al acusar un presunto “encubrimiento” en la escena del crimen, los tres agentes que lo acompañaban no reciben acusación alguna dentro de la causa ya que, por el momento, la fiscalía descentralizada de Miramar no encuentra elementos que acrediten una responsabilidad en el crimen. ”No se puede imputar por imputar”, apuntó una fuente de la investigación.

Este lunes, en tanto, el juez de Garantías Gabriel Bombini pidió que el integrante de la fuerza que disparó contra el adolescente reciba asistencia médica y psicológica, de acuerdo a lo que solicitó el fin de semana la defensa que representan los abogados Lautaro Resúa y Carla Medina.

Ambos habían avanzado con la presentación al advertir que Maximiliano González se encontraba “muy angustiado y desentendido de la realidad” tras el hecho que terminó con la vida de Olivera. “No está en óptimas condiciones. Cuando esté mejor y se incorporen nuevos elementos a la causa, seguro va a declarar”, dijo Resúa, ante la consulta de este medio.

Maximiliano González permanece alojado en el pabellón de miembros de fuerzas de seguridad de la Unidad Penal de Batán, en el marco de la causa que lo imputa por "homicidio agravado por el uso de arma de fuego y la condición de policía" , delito que tiene una pena en expectativa a prisión a perpetua.