Hace pocos días en San Pablo, Argentina clausuró el 2021 con un verdadero Maracanazo, otro más, para coronar el año en que Messi levantó la Copa América en Brasil. Esta vez el honor fue de la Selección Argentina de Boccia: tras obtener dos medallas doradas y tres plateadas en la Copa América, el equipo albiceleste aseguró su participación en el Mundial que se celebrará en Río de Janeiro en este 2022. 

El tercer deporte paralímpico más practicado en el mundo (primero están el atletismo y el básquet) es un juego de precisión y estrategia adaptado que originalmente fue diseñado para personas con parálisis cerebral, pero su popularidad fue tanta que lo invitó a continuar la adecuación y actualmente lo pueden practicar sin restricciones personas con cualquier tipo de discapacidad neurológica que afecte su función motora.

“Es para gente que le gusta pensar y buscarle la vuelta a las cosas, a la vida”. Así lo define Stefanía Ferrando, quien asegura que en 2016 su vida cambió por completo gracias a la boccia. Entonces pasó de la natación como método de rehabilitación para su atrofia muscular espinal a viajar a Tokio, para representar a Argentina en los Juegos Paralímpicos, de trabajar en la Municipalidad de su Gualeguay natal a colgarse dos medallas doradas en el último Torneo Sudamericano, de escuchar emocionada el himno por la televisión a que suene en los altoparlantes de un estadio gracias a ella.

“Yo no sabía que existía un deporte al que podía dedicarme de manera profesional. Y eso no sólo implica ir a un club, tirar un par de bochas y volver a casa. Dedicarse al deporte es entrenar muchísimas horas, trabajar la salud mental con un psicólogo deportivo, cuidar la alimentación, analizar rivales y partidos, tareas muy puntillosas que se llevan a cabo durante el año para poder llegar de forma óptima a cada competencia”, detalla la bicampeona sudamericana de la categoría individual BC3.

A la boccia se juega de forma individual, en parejas, o incluso con un asistente, en el caso de aquellos deportistas que posean una limitación severa de extremidades. Al inicio de una partida a cada equipo se le asignan seis bochas de un color –rojas o azules, de diferentes densidades– y el encuentro comienza cuando se lanza una bola blanca (el bochín), que queda en el centro del campo de juego. 

La cancha mide 12,5 m de largo por 6 m de ancho y tiene el área de lanzamiento dividida en seis boxes, desde los cuales cada participante lanza sus bochas sin pisar las líneas y valiéndose de manos, pies, cabeza o una especie de canaletas dispuestas como instrumento de ayuda, para acercarse lo máximo posible a la bola blanca. Quien lo consiga con mayor precisión, gana. Los partidos tienen cuatro rondas –en caso de dobles, tienen seis– y cada jugador o jugadora puede tirar tres bochas. Cada ronda dura entre cuatro y siete minutos y existen cuatro categorías dadas por las condiciones de las y los competidores.

Igualdad de posibilidades

Así como el acceso al deporte es un derecho, poder vivir de él es realmente un privilegio. Leonardo Anzalas lo supo cuando su hermano Angel le dijo que quería ser un deportista de alto rendimiento. Lo hicieron juntos, y juntos llegaron a la Selección Nacional: “Fue difícil entrenar de lunes a viernes, caminar 30 o 40 cuadras con la silla de ruedas y el material deportivo a cuestas, porque en Moreno hasta hace unos años ni siquiera había transporte público con rampas. Nosotros íbamos a entrenar igual, aunque lloviera o hiciera frío. Fue duro, costó, pero cuando llegamos y recordamos toda esa trayectoria previa, la recompensa es doble”. 

Así, Leonardo se convirtió en el asistente de su hermano en cada competencia. Angel tiene parálisis cerebral con cuadro distónico y espástico y Leonardo es su asistente. Juntos obtuvieron la medalla dorada por equipos en el último certamen continental, con Stefanía Ferrando y Micaela Salvador.

“Las personas con discapacidad todo el tiempo deben autogestionarse en el deporte. Angel ahora tiene que comprar un material que vale alrededor de 1.200 dólares y si no lo tiene, no puede competir. Entonces uno debe mover hilos, hablar con contactos, municipios, tocar puertas… y es una pena porque un deportista debería poder vivir de esto, porque entrena todos los días, sacrifica tiempo y se lo toma realmente como un trabajo, con esa responsabilidad. Si uno no entrena como corresponde, no puede ser de alto rendimiento, y las becas no son suficientes, se sabe”, argumenta Leonardo en vistas a lo que será el 2022, año de Mundial.

Entre los múltiples beneficios físicos que comprende la práctica de la boccia, como reforzar el equilibrio en el tronco, aportar fuerza a las extremidades y mejorar la capacidad mental, la motivación y la confianza son las habilidades más valoradas. “Esto le dio una importancia a su vida”, dice Leonardo sobre su hermano y esta disciplina que ayuda a mejorar el desarrollo personal y social de las personas con discapacidad, contribuyendo a dar una mayor calidad a su tiempo de ocio, y fortaleciendo su emotividad, control y percepción.

Cada 3 de diciembre se celebra el “Día Internacional de las Personas con Discapacidad”. Ese día, Stefanía Ferrando subió a instagram un video titulado “No importa cómo lo hagas, sólo hazlo”, en el que se ve a alguien realizando el clásico moonwalk de Michael Jackson con la canción 'Billie Jean'. Luego se la ve a ella bailándolo en su silla de ruedas y la frase: “Las personas con discapacidad no somos ejemplos de vida, somos personas que hacemos lo que podemos con lo que tenemos y ya”. 

Tan sólo son dos realidades de la infinidad que existen. “Al ser personas con discapacidad, ya somos miradas como alguien distinto, como un ser angelado, como niños buenos, y no como personas que también tenemos un montón de sueños, objetivos y vidas como cualquier otra. Buscamos estar inmersos en la sociedad, no que nos distingan”, reflexiona Stefanía Ferrando, número 3 del mundo en el ranking femenino. 

Los y las atletas con discapacidades suelen describirse con historias de superación, destacando una condición de “ejemplos de vida” que muchas veces deja de lado sus trayectorias deportivas, sus logros y méritos competitivos. “Estaría bueno que se nos deje de mirar desde el lugar de la lástima, sino más bien desde el esfuerzo y todo lo que hacemos para llegar a los objetivos –sugiere–, al igual que un deportista 'normal', con esa vara”. Porque en esa diversidad está la inclusión y la posibilidad real de un deporte para todos y todas.

* Noelia Tegli.