El 13 de abril de 1930 nació la rivalidad entre San Lorenzo y Vélez. En la cancha de avenida La Plata los hinchas locales no aguantaron la celebración de un gol visitante. Hubo trompadas en la tribuna que daba a la calle Mármol. También entre los jugadores. El árbitro, Manuel Jurado, recibió golpes. Le siguieron pegando en el vestuario. Y al otro día rodó por las escaleras cuando fue a la Asociación Argentina a presentar su informe y se topó con directivos de ambos clubes. Tres días después, Vélez rompió relaciones con San Lorenzo. Y los de San Lorenzo respondieron que los de Liniers no tenían, desde hacía años, “la más elemental ética deportiva”.

Es apenas una de las cientos de historias maravillosas que nos cuenta el periodista Carlos Aira en su reciente Héroes en tiempos infames - Historias del fútbol argentino 1930-1940 (Ediciones Fabro). En total 870 páginas, “tres años de investigación y una pandemia”, resume el autor ante Página 12. El libro tiene otro antecedente del mismo Aira: Héroes de tiento, que narra al fútbol argentino de los años 20.

El fútbol de los 30, conocido por el quiebre hacia el profesionalismo, suele ser recordado porque los jugadores de entonces -poco menos que caballeros- jugaban sobre todo por el honor, los dirigentes eran gentlemans y los hinchas meros espectadores. Aira ratifica por qué nada de aquello es cierto. Y con ejemplos da cuenta de cómo la corrupción deportiva estaba a la orden del día. También la violencia, que no es símbolo exclusivo de estos tiempos. De hecho, El Gráfico pedía el “exterminio de los hinchas”. Para la revista se trataba de “personajes detestables” y “elementos infecciosos que lesionan los intereses del deporte”.

La portada de libro que recorre una etapa peculiar del fútbol argentino

La cultura, por ejemplo a través del poeta y periodista Raúl González Tuñón, destacaba la importancia del fútbol. El golpe de Estado de 1930 de Uriburu a Yrigoyen influyó en el deporte. En La Plata, Aira nos cuenta que los dirigentes de Gimnasia quedaban “señalados con el dedo” por su acercamiento al presidente depuesto; los de Estudiantes, por su llegada a los represores. Y el conocido dirigente Pedro Bidegain, de “militancia yrigoyenista”, fue confinado al penal de Ushuaia.

Aira reconstruye cada año de la década. La descripción de Alfonso Doce es imperdible. “Primer empresario” del fútbol argentino. Las giras de Boca en 1925, de Sportivo Barracas en 1929 y de la Federación Tucumana le hacían pensar en “gloria y dinero”. La cadena para el profesionalismo, que ya se movía, aunque solapadamente, veía la luz.

“El ‘esto antes no pasaba’ se esfumó entre las páginas de este libro, imprescindible para entender una época pasada y poco simpática de nuestro país”, escribe el periodista Alejandro Fabbri en la contratapa. Con la lectura recorreremos hechos dolorosos, como el del asesinato de Felix Sola, que llevó a su hijo a renunciar a la presidencia de Banfield. Entenderemos por qué en 1934 la Liga Argentina y la Asociación Argentina apostaron a la unidad con la Asociación del Football Argentino. 14 clubes en la Primera División. Ascensos y descensos desde 1937. Obligación de estadios con capacidad mínima para 20 mil espectadores y 4 mil socios en adelante. Conoceremos partidos emocionantes y jugadores brillantes que injustamente no quedaron entre los más recordados. Sabremos de futbolistas que tuvieron vidas de novela. En tanto, la calle Corrientes, la muerte de Carlos Gardel, las modas y la llegada de equipos extranjeros. Leeremos sobre un escandaloso clásico rosarino de 1935. También entenderemos por qué el poder económico ayudó a que Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo sean los “clubes grandes”.

Es colorida la historia de la superball, la “primera pelota sin boca, válvula dentro de la cámara y costura invisible”. “Milagro parido en Bel Ville para finalizar la era del tiento”. Creada en el 31, fue oficializada por AFA en el 36 y explotó al año siguiente. “Quien la usa, la consagra”, publicitaban los diarios. De 1938, entre otras anécdotas, se destaca la gran cantidad de goles, fueron 1334 en 272 partidos de Primera. “El año de los goles”, escribe Aira. Y el año de la inauguración del Monumental con líneas telefónicas en las cabinas de prensa. Casi a la vez se empezaba a levantar la Bombonera. Pero en las canchas, el equipo que ganaba y jugaba bien era el Independiente de De la Mata, Erico y Sastre.

1939 es el año de la visita de Jules Rimet, presidente de la FIFA. Argentina y Brasil pensaban organizar juntos el Mundial del 42. Y fue también el año en el que la policía mató a un pibe de 9 años en un Lanús-Boca. El partido se jugó igual. Hubo encubrimiento policial. Hay cosas que no cambian. Ahí está la importancia del trabajo de Aira.