Si la historia sin contexto no es historia, se puede decir que en determinados momentos este axioma se agudiza. Los albores del siglo XX son muestra cabal de ello, siendo especialmente fervorosos y teniendo al pueblo trabajador como sujeto social central a la hora de comenzar cualquier análisis.

Resulta entonces fundamental dar marco a los sucesos de la Semana Trágica, aquellos que se sucedieron poco tiempo después del fin de la Primera Guerra Mundial, evento parteaguas en la historia moderna.

A esto hay que agregarle, ya en un plano obrero y de cambio social, la Revolución rusa de 1917 que poco a poco fue permeando en los diferentes movimientos sociales alrededor del globo.

El caso de Argentina no estaría al margen, al cual se le añaden las organizaciones obreras que venían formándose desde finales del siglo XIX con ideologías de corte anarquista y socialista.

Salta no era ajena a ello y ya en 1901 se funda el Club Libertad que, con sus colores rojo y negro en mitades iguales como escudo, muestra a las claras la tendencia anarquista que promulgaban sus iniciadores . Al mismo tiempo hay diversos registros que denotan agrupamientos obreros tales como la Federación Obrera de Salta (FOSa), o las Sociedades de Mozos y Carreros que participan en Congresos de la FORA (Federación Obrera Revolucionaria Argentina) en 1907.

En Buenos Aires 

Para 1918 los Talleres Vasena representaban una de las empresas más importantes del país empleando a 2.500 obreros. Hacia diciembre, los trabajadores comienzan a exigir una jornada de 8 horas, aumento de salarios y mejores condiciones laborales. Ante la falta de respuesta, se declara la huelga.

La empresa se mantiene funcionando con un pequeño sector de obreros que no adhiere y con “carneros” o “rompehuelgas”. Será entonces el 7 de enero de 1919 cuando un grupo de trabajadores intenta detener una de las camionetas que ingresaba con “carneros” y comienzan a arrojarles piedras y palos. La policía defiende a los “rompehuelgas” cargando sobre los trabajadores. En estos enfrentamientos hay cientos de heridos y varios muertos. Si bien este primer choque dura solo unas horas, ya para el 9 de enero el conflicto escala y es declarada la huelga general.

La violencia continúa en varios puntos de la ciudad de Buenos Aires donde se suceden constantes batallas, persecuciones, detenciones y clausuras de locales. Los muertos se cuentan en cientos.

Para el 10 de enero la huelga se había extendido a importantes centros urbanos. El 13 de enero los obreros de los talleres firman un acuerdo y definen la vuelta al trabajo. Se logra un aumento salarial y la reducción de la jornada laboral a 8 horas. Sin embargo, la situación no se normaliza rápidamente ya que la parte mas intransigente del movimiento obrero mantiene la huelga general. En Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero y Salta, comienzan a sucederse huelgas en los ferrocarriles, paros en solidaridad y manifestaciones varias.

Sucesos en Salta 

Se podría decir que luego del 13 de enero, y de los sangrientos sucesos ya mencionados en Buenos Aires, comienzan a propagarse las acciones de mayor potencia a nivel nacional ya que las noticias empezaban a llegar con mayor certeza.

Aquellos años de convulsión social y política en Salta fueron explorados por el antropólogo radicado en el norte Pablo Cosso, quien así comenta los hechos: “En la ciudad de Salta, la noticia sobre la Semana Trágica generó un enfervorizado ambiente de protesta desencadenando algunos episodios represivos que culminaron con el encarcelamiento selectivo de militantes de la izquierda provincial (socialistas y anarquistas) que manifestaban públicamente su repulsa por la sangrienta represión estatal y parapolicial”.

El investigador cita la fuente textual del diario salteño Nueva Época que por aquellos días comentaba: “Coincidiendo con los sucesos de Buenos Aires, han arribado a nuestra ciudad algunos agitadores obreros que inmediatamente se han puesto en acción. Su procedimiento de propaganda consiste en iniciar discusiones sobre cualquier tema político en los sitios públicos, hablando en voz alta, con lo que consiguen atraer concurrencias y desviar el tema hacia la doctrina ácrata. Esto probaría que existe una verdadera organización a cuyo cargo se encuentra el movimiento de carácter maximalista que se opera en el país…”.

En este sentido Cosso señala que “Es interesante resaltar como la presencia de la ‘doctrina ácrata’ se remitía a la propaganda de ‘agitadores obreros’ que no podían responder, de ninguna manera, a un origen puramente local, sino más bien, al ingreso, ex profeso, de 'agitadores' externos”.

Es llamativa la negación que menciona el antropólogo ya que, como antes se había señalado, desde principios del siglo XX organizaciones de diferentes tendencias, sobre todo anarquistas y socialistas, estaban organizadas y activas en la provincia, máxime hacia 1920 cuando la construcción del ferrocarril Huaytiquina atrajo gran cantidad de obreros que profundizaron aún más estas ideas.

Constantes detenciones obreras se sucedieron en la ciudad de Salta entre los días 13 y 20 de enero de 1919. El Estado provincial inició una cacería policial de militantes obreros socialistas y anarquistas. Entre los obreros detenidos encontramos a Francisco Reyes, Lorenzo Durand y José Martínez”, reseña Pablo Cosso indicando el especial énfasis que se ponía sobre aquellos que promulgaban ideas anarquistas.

El 15 de enero Nueva Época informaba: “Ayer la policía detuvo a mas obreros sindicados de ideas avanzadas (…). Asegúrese que los arrestados a título de agitadores, estarán privados de su libertad por treinta días en virtud de un artículo de la Ley Social”.

Al mismo tiempo varios son las periódicos que hacen eje sobre la huelga general preparada por los ferroviarios, poniendo el acento en los “refuerzos militares” destinados a fortalecer la seguridad en las estaciones con el fin de evitar medidas de fuerza, aunque no siempre lo consiguen: “Repercusión de la Huelga en Salta: Hoy a las 9.40 salió, en el tren de Embarcación, un pelotón del 5to de artillería que será diseminado en las estaciones Pampa Blanca, Perico, Pichanal y Embarcación, a objeto de reforzar la custodia existente en dichas estaciones (…). Se confirma que los Jefes de las estaciones Mojotoro y Campo Santo, han abandonado sus puestos. El personal ferroviario de la Estación Güemes se halla en Huelga”.

Es evidente que comparando con los hechos ocurridos en ciudades centrales del país, lo sucedido en Salta tiene un carácter menor, aunque no por ello se debe restarle importancia ya que en una época donde las noticias circulaban con mayor lentitud, una acción reivindicativa y solidaria a 1600 kilómetros demuestra un avanzado nivel de organización y lucha.

De Carlés a Castellanos, una paradójica sucesión

Una particularidad que amerita destacar en el caso salteño alrededor de lo que fueron aquellos agitados días de enero de 1919, es la sucesión de mando gubernamental a nivel provincial que se dio exactamente el 7 de enero, mismo día que estalla la Semana Trágica en Buenos Aires.

La figura que finalizaría su mandato como gobernador, que había sido designado en carácter de interventor, será Manuel Carlés, un personaje que ocupará un lugar central dentro de la Semana Trágica en Buenos Aires ya que como fundador de la “Liga Patriótica” llevará adelante dicha organización que funcionó como fuerza de choque parapolicial en acciones de hostigamiento, amedrentamiento y represión directa contra obreros de tendencias de izquierda.

“Contra los indiferentes, los anormales, los envidiosos y haraganes; contra los inmorales, los agitadores sin oficio y los energúmenos sin ideas. Contra toda esa runfla sin Dios, Patria, ni Ley, la Liga Patriótica Argentina levanta su lábaro de Patria y Orden... No pertenecen a la Liga los cobardes y los tristes", así fue arenga fundacional de la Liga Patriótica, dejando claros sus oscuros objetivos.

Como paradoja y en las antípodas de este pensamiento, Joaquín Castellanos, quien elegido por el voto popular tomará el cargo del saliente Carlés. Una alternancia de llamativa disparidad conceptual.

José “Pepe” Romano forma parte del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Salta. Entre sus estudios se destaca el periodo de gobernación de Castellanos y sus implicancias sociales: “Castellanos gana la gobernación con ideas de avanzada. Desde su primer discurso instala la cuestión social señalando que la prioridad principal va a ser acabar con las injusticias sociales”.

Joaquín Castellanos llega a la gobernación por la Unión Cívica Radical, siendo el primer gobernador radical y rompiendo la hegemonía que venía teniendo el conservadurismo de Patrón Costas y su partido.

Castellanos le dice a la elite salteña, palabras más o menos, que hay que repartir, que lo mas inteligente es que la gente viva mejor. Él le dice eso a la clase política de Salta como una forma de convencerlos del proyecto y propone diferentes leyes laborales en defensa del trabajador tales como la ley de protección del trabajo y la ley de riego. Esta ultima consistía en gravar con impuestos proporcionales a la cantidad de tierras que los latifundistas poseían. Una apuesta que será bisagra para el bloqueo hacia su gobierno, comenzando a recibir una oposición unánime inclusive dentro de su mismo partido”, comenta Romano.

El gobierno de Castellanos es literalmente bloqueado por conservadores y la oposición interna, quienes piden a Yrigoyen la intervención de la provincia, lográndolo el 2 de septiembre de 1921. Acto seguido se inicia un juicio político al gobernador, quien es destituido e inmediatamente quedan sin efecto las leyes propuestas.

José Romano agrega que Castellanos “Buscó mejorar la calidad de vida de los sectores populares, campesinos e indígenas de la provincia y eso significaba revisar intereses y privilegios, cosa que los sectores poderosos no estaban dispuestos a ceder”.

Pareciera ser que el proceso trunco de Castellanos intentó llevar adelante al menos retazos del ideario por el cual se levantaron en Salta los trabajadores en espejo de lo sucedido en Buenos Aires durante la Semana Trágica. En este caso una vez más la oligarquía, amparada en sus poderes fácticos, lograba desestabilizar un gobierno de corte progresista, así como años antes detuvo arbitrariamente obreros, militarizó protestas e intentó desarticular las organizaciones sindicales.

La historia de los sucesos de la Semana Trágica en Salta posiblemente pase desapercibida desde una mirada nacional. Sin embargo, poner la lupa y amplificar lo que fue y lo que dejó, resulta de vital importancia para entender el entramado de organización de base que ya existía en la provincia, así como también conocer los intentos que se hicieron por torcer la enorme brecha de asimetría social que en muchos casos hasta hoy persisten.