Héctor Aguer redobló las provocaciones en la homilía del Tedeum del 25 de Mayo en La Plata. Parado en el altar de la catedral, y delante de las autoridades, con María Eugenia Vidal a la cabeza, apeló a su tono eclesiástico para desafiar con que "en la provincia se impuso por ley un número mágico que hay que sostener acerca de las víctimas de la crueldad de la última dictadura".

Así se refirió el arzobispo platense a la norma sancionada --presentada por el diputado del Frente para la Victoria Darío Díaz Pérez-- en la víspera del aniversario del último golpe por la Legislatura bonaerense con un solo voto en contra, y que la gobernadora promulgó la semana pasada. La ley establece que la provincia reconoce en documentos y actos oficiales la cifra de 30 mil desaparecidos.

"No me corresponde a mí poner un número, pero digo: '¿Por qué la ley va a prohibir que alguien diga que fueron 29.999 o que diga que fueron 30.001?'. No corresponde una ley para eso", aseguró el purpurado a la prensa después de la misa.

Aguer también criticó la marcha atrás en el 2x1 a los genocidas que dispuso la Corte Suprema en un controversial fallo. En tal sentido estimó que el cuestionamiento del jefe de Gabinete Marcos Peña al fallo fue “una invasión respecto del otro poder, que no corresponde en una República. No corresponde que el Poder Ejecutivo trate así a la Corte Suprema".

Agregó, respecto de la intervención parlamentaria en el tema que "tampoco corresponde que el Congreso saque una ley retroactiva en contra del fallo de la Corte" dado que el máximo tribunal "tiene un poder propio que debe ser respetado".

Vidal presenció el Tedeum junto a la mayor parte de su gabinete y se retiró de la catedral de La Plata sin hacer declaraciones.

Aguer se caracterizó siempre por ser una de las caras más reaccionarias de la Iglesia. Se ha manifestado en contra de todo tipo de política en materia de educación sexual y descolló con sus declaraciones homofóbicas. Fue de los primeros en defender el 2x1 para los genocidas y había planteado abiertamente la idea de “reconciliación” respecto de los crímenes de la dictadura. El año que viene cumple 75 años, la edad en que deberá presentar su renuncia como arzobispo al Papa.