Eva Analía de Jesús,"Higui", está nerviosa, ansiosa, tiene pesadillas. Después de cinco años, este martes un tribunal oral empezará a juzgarla. Estuvo presa ocho meses y está acusada de haber matado a un hombre al defenderse de una violación correctiva grupal. Higui tendrá que revivir ante los jueces de San Martín los golpes, patadas, vejaciones que recibió ese Día de la Madre del 2016. Tres o cuatro hombres la emboscaron cuando salía de la casa de una de sus hermanas. En medio de los tironeos y trompadas hirió a uno con una tijera de jardinería. La dejaron tirada, inconsciente. Ella estaba sola y los acusados presentan treinta testigos. En diálogo con Aquí, allá y en todas partes por la AM750, esta mujer lesbiana enhebra los retazos de una vida plagada de restricciones y discriminación. Arropada ahora por el movimiento feminista que la acompaña y reclama su absolución, pide "respeto" y "su derecho a estar feliz".

--¿Cómo te sentís frente a la llegada del juicio?

--Estoy mal, no concilio el sueño. Estoy hasta las 4 de la madrugada despierta y me despierto a las 7 de la mañana. Se me hace un nudo en la panza, cuando como me dan ganas de vomitar, tengo pesadillas. Hace cinco años y antes que vengo con esto.

--¿Cómo llevás estos días? ¿Cómo hacés para sobreponerte?

--Estoy en mi casa con mis perritos, con mi sobrina, con mis gatitos. Y trato de no pensar en lo malo. Pienso que están todas las chicas, siento el cariño y el apoyo de las pibas y eso me da fuerzas.

--A pesar de esta situación tremenda que te tocó vivir, te sentís acompañada por muchísimas chicas que te han apoyado y que te siguen abrazando ¿La reacción de la sociedad ha mejorado o todavía sufrís una cuestión de acoso y de persecución? 

--Siento la persecución todo el tiempo. He recibido amenazas por Facebook, tengo todas las capturas, pero me dijeron que no sirve eso. Me siguen hostigando todo el tiempo. Por las redes y en la calle. A veces, estoy caminando y tengo que agarrar por otro lado porque hay gente que lamentablemente me cruzo y siguen molestando.

--Antes de este hecho por el que vas a juicio, ¿cómo era tu vida? 

--Antes mi vida era… Me han llegado a prender fuego la casa, me han llegado a lastimar, han llegado a lastimar a mis hermanas también. Vivimos solos, no tuvimos nunca un padre, somos ocho hermanos, seis mujeres y dos varones. Siempre tratando de sobrevivir a la violencia, nosotros siempre vivimos en un barrio. Como no tuvimos un padre que nos haya protegido, creo que los hombres se han aprovechado de eso. Mi vida siempre fue defender a mi madre de los golpes, defender a mi hermana de los golpes, a mi hermana travesti también de los golpes. Y esa fue toda mi vida, desde que tengo noción, desde chica. Mi padrastro me ha violado. Mi vida después de los últimos cinco años, es un aprendizaje, siento que estoy más madura. Conozco mis derechos, sé que tengo derecho a estar bien y a estar feliz, porque yo no soy una persona que ando molestando, al contrario, yo siempre ando ayudando a la gente que necesita, a los chicos del barrio. No ando haciendo daño a nadie, como hace mucha gente, por ejemplo, los varones, que últimamente están muy violentos, muy degenerados. Toda la gente sabe lo que está pasando hoy con las mujeres, que nos sentimos indefensas al salir de la casa. Cuando sale mi sobrina estamos con el corazón en la boca, porque no sabemos lo que le va a pasar en la calle. Está muy peligrosa la calle, están enloquecidos los hombres.

--¿Seguís jugando al fútbol?

--Todo esto me ha apartado bastante del fútbol, pero ahora estoy retomando. Fue todo muy nuevo para mí, mucha información. El maltrato era una costumbre, y las pibas me enseñaron que el maltrato no debe ser una costumbre, que puedo estar mejor yo y puede estar mejor toda mi familia. Higui me dicen por el arquero colombiano René Higuita. Atajo y juego también. Cuando estuve encerrada, René Higuita salió con un cartelito pidiendo mi libertad. Le hice una carta de agradecimiento, pero no me he comunicado con él. Estos cinco años no he tenido contacto con mucha gente, sólo con mi abogada Gabriela Conder, mi psicóloga Raquelita y con algunas de las chicas.

--¿Pudiste volver a trabajar?

--En todo este tiempo, estuve haciendo un repaso de la primaria, ya que no la pude terminar porque me costaba mucho retener cosas. Quiero aprender matemática, la señorita me dice ‘tenés la calculadora’, pero yo no quiero usar la calculadora. También descubrí que me gusta la historia. Después quiero seguir la secundaria, quiero ver si estudiando encuentro algo que me guste, porque en todo este tiempo no tuve trabajo fijo. Estoy cansada de andar en la calle, pasás frío, hambre, calor. Es jodido andar en la calle. Estuve cortando pasto y cuando no había pasto, juntaba cartones. Pero ahora ando muy jodida de la columna, porque hice mucha fuerza cuando era chica. Yo trabajo desde los ocho años.

--¿En qué trabajaste?

--Salí del colegio a los ocho años, y cuidaba a un bebé de seis meses, ahí empecé a trabajar. Trabajé cama adentro, también trabajé con mi tío de techista. Trabajé de albañil y de ayudante, que es el laburo más pesado: entrar la piedra, la arena, la tierra, los ladrillos, hacer el pastón, levantar la bolsa de cemento que pesa 50 kilos. Así que imagínese si no tengo destrozada la columna. Después, cargaba volquetes de cascotes, limpiaba terrenos, sacaba árboles con hachas, con las manos y con la pala, porque en esa época no tenía herramientas que se usan ahora.

--¿Qué te imaginás que tenés que decir en el juicio cuando te toque hablar?

--Quiero vivir en paz. Yo defendí mi cuerpo. Nunca le hice daño a nadie, siempre fui una piba respetuosa, nunca quise lastimar a nadie.

--Se acaban de conmemorar el día de la visibilidad lésbica y el día de la mujer, ¿qué significan para vos esas fechas?

--Las mujeres, lesbianas y trans queremos un trabajo en que nos paguen un sueldo que corresponde y queremos respeto sobre todas las cosas. Que no les miren el trasero cuando se agachen a levantar algo. Poder caminar en la calle tranquilas. El respeto, la paz, la tranquilidad es también la salud mental, cómo está uno, cómo duerme uno.

--Decías que estás conociendo la historia y que te gusta, ¿qué personajes de la historia descubriste?

--Descubrí que me gusta la historia porque me enseña sobre las luchas. Las Madres de Plaza de Mayo, antes no te contaban nada en los medios, ahora empezaron a hablar en los noticieros de los desaparecidos. Yendo más atrás, la historia de los esclavos, de las indias, de Colón -que falta un muñeco todavía por tirar-.

--¿Estás yendo a la escuela? 

--Voy a la escuela, no me gusta faltar. Voy con la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos (AMADH), que es una asociación contra la trata de personas. Yo conocía más o menos el tema de la trata, pero no sabía que era tan doloroso, tan terrible. Todo lo que me pasó a mí, pareciera nada comparando lo que padecen ellas.

--Toda la fuerza para esta etapa tan difícil que tenés que enfrentar ahora con el juicio.

-- Justicia por todas las chicas que no están.