Luego de que terminaron las negociaciones por el acuerdo del FMI, y las rencillas internas en Juntos por el Cambio sobre cómo se iban a posicionar, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, decidió decir unas cuantas cosas sobre sus socios. Ninguna de ellas buena. Sostuvo que la decepcionaron, que no confía en ellos, que no escuchan sus consejos, que algunos priorizaron sus posicionamientos personales a la situación del país y remató con que si Juntos por el Cambio no hubiera votado el acuerdo con el FMI iban a hacer un "papelón internacional". Fue el broche final a dos semanas de tensiones entre los sectores que querían rechazar el acuerdo y aquellos que terminaron negociando. 

Carrió hablo en una charla en el Instituto Hannah Arendt ante un grupo de periodistas de medios cuidadosamente seleccionados. Ante ellos, y sabiendo que iba a tener repercusión pública, no ahorró los dardos hacia el sector intransigente, encabezado por Patricia Bullrich. De hecho, en las últimas dos semanas la alianza entre la UCR y la Coalición Cívica tuvo que frenar no uno, sino dos intentos de Bullrich de empantanar o boicotear las negociaciones. El último, hace unos días, fue cuando intentó condicionar la votación en el Senado a que el Gobierno nacional no aumente las retenciones.

Cuando concluyó la votación en Diputados, Carrió ya había mandado un tuit donde dejaba en claro su enojo con algunos sectores, ya que decía que sus diputados habían actuado "privilegiando los intereses de la Argentina por sobre intereses especulativos y personales". Era una obvia alusión al ala dura del PRO. En la charla, amplió ese concepto y lanzó críticas hacia diversos sectores.

“Mi decepción es absoluta. No confío en nadie, solo en la Coalición Cívica”, sostuvo Carrió, cuya cuenta de Twitter se dedicó a citar los artículos que mencionaban sus conceptos. “Había que pensar en la Argentina, no en el posicionamiento de cada uno”, remarcó. La líder de la Coalición Cívica se quejó de la actitud de sus aliados: "Me miran y no me escuchan", remarcó. Dijo que la usaron y que "le faltaron el respeto".

También remarcó que, de haberse dado un escenario similar al que hubo con el Presupuesto 2022 pero con el acuerdo del FMI, hubiera sido  “un papelón histórico e internacional”. “Un default nos dejaba al borde de la desintegración argentina”, remarcó. Por eso, explicó, dio instrucciones a sus diputados de elaborar un proyecto que facultaba al Ejecutivo a acordar con el FMI en los términos que considerara convenientes. Esto fue previo a la negocación con Sergio Massa que dio lugar a la ley con cambios que se votó finalmente. 

“Aunque estemos solos , vamos a honrar esta deuda con el Fondo. Un default era el mayor impuestazo a la sociedad”, insistió.  “La oposición tiene que ser responsable”, resaltó. Carrió no parece perdonar lo que ocurrió con el presupuesto --luego de su rechazo tuvo cruces públicos con Cristian Ritondo-- ni la fallida sesión de Bienes Personales.

Luego Carrió se puso personal. Le preguntaron si se refería a Mauricio Macri y ella lo negó: dijo que tanto él como Horacio Rodríguez Larreta fueron prudentes, pero que hubo "otros sectores" que no. Fue la forma que utilizó para aludir a Bullrich, sobre la que consideran que jugó a "cuanto peor, mejor". 

Al que sí le apuntó fue a Ricardo López Murphy, que se abrió de la postura del interbloque y votó en contra. Carrió no se lo dejó pasar: “El ‘no’ de López Murphy, que lo adoro, es inexplicable. Tiene un problema con los porteños, porque quiere ser intendente. López Murphy y Espert terminaron votando con La Cámpora y la izquierda. ¿Qué es esto? Primero es una lucha y, después, saldremos a la calle por los impuestos”, aseguró Carrió, quien también dijo:  “Hay muchos argentinos que tienen dólares afuera del país. Querían una Argentina de remate”.

Las declaraciones de Carrió llegan luego de varias semanas de tensiones internas en la coalición opositora, donde hubo un enfrentamiento entre quienes iban por una opción de rechazo y los que no. Estos últimos fueron consolidando su posición a medida que avanzaba la negociación con Massa. La alianza de la UCR y la Coalición Cívica, en ese sentido, terminó imponiendo su posición, con el sector de Larreta que se corrió y la dejó sola a Bullrich embistiendo.

Cuando la ley pasó al Senado, la presidenta del PRO hizo un segundo intento de trabar la ley, con el tema de las retenciones. Pidió y volvió a pedir reuniones de la mesa nacional que no se concretaron, dado que a nadie le interesaba mucho sentarse a discutir lo que ella proponía. La dejaron sola.