Doscientas empresas con stand en la muestra. Once mi puestos de trabajo a cubrir. Más de 85 mil jóvenes concurrentes el primer día y una cifra similar, o mayor, ayer. Las expectativas entre los participantes no eran muy variadas: jóvenes entre 19 y 29 años que buscan un buen trabajo, que los incorpore al mercado laboral o que mejore la situación de empleo precario que tienen hasta hoy. Los resultados que obtuvieron tampoco son muy dispares: no los entrevistaron, no recibieron orientación alguna sobre cómo mejorar sus chances y sólo recibieron un folleto con la dirección de internet a la que deberán enviar su currículum. En una puja por un puesto de trabajo en la que competirán no sólo con los otros doscientos mil aspirantes que pasaron por la feria, sino con otras decenas de miles que envíen sus antecedentes por la misma vía. Al término de la feria, el Gobierno de la Ciudad podrá celebrar la concreción del hecho mediático. Los jóvenes aspirantes a un empleo, mientras, seguirán esperando.

 El perfil de la Expo Empleo Joven es todo un signo de identidad de la fuerza gobernante en la Nación y la Ciudad, desde la misma imagen de su promoción. “Oportunidad de empleo” es lo que se repite como atractivo del evento. Un concepto que oculta el “Derecho al Empleo” de decenas de miles de jóvenes que, esperanzados, viajaron muchos de ellos desde el segundo o tercer cordón del conurbano, hicieron un par de horas de cola para encontrarse con stands de grandes empresas que no tenían mucho más para ofrecerle que una dirección de internet.

 “Un país que avanza”, fue la alusión repetida por varios funcionarios al referirse a la presencia de decenas de empresas participantes. El vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, destacó como una de las ofertas más atractivas de empleo la del banco JP Morgan, con 600 puestos de trabajo disponibles según refirió. Es la misma entidad que no sólo aportó varios funcionarios de primera línea al actual gobierno, sino que además protagoniza la más estridente denuncia por fuga de capitales llegada a los tribunales de la Argentina. Causa que, desde 2008, reposa en algún cajón o estante de un juzgado penal económico, con la venia de jueces complacientes con el poder. Esos cientos de millones de dólares fugados con el respaldo operativo de la gran banca internacional es responsable, en muy alta medida, de la crisis de empleo que hoy padecen los jóvenes y no tan jóvenes de este país.

 Entre las doscientas firmas que plantaron stand en el evento son mayoría las que ofrecen servicios: ligados a la telefonía, servicios financieros, cadenas de comidas rápidas o cafés, medicina prepaga (seguros de salud). La orientación de la búsqueda: jóvenes con buena presencia, amplia disponibilidad horaria, estudios universitarios completos o avanzados (aunque, en muchos casos, no tenga relación con la tarea a cumplir) y con “voluntad de aprender y progresar”, lo cual suele traducirse como un presente de bajos salarios pero una promesa de futuro promisorio. Muchos de los que viajaron un par de horas para llegar a la Rural, entre ellos los más urgidos de obtener un sustento económico digno, quedarán rápidamente descartados, por indisponibilidad horaria o por no poder superar alguna otra de las trabas.