desde Nueva York

La semana pasada la ciudad de Nueva York se engalanó y vibró más que nunca en clave diseño. En pocos días y en cientos de lugares y horarios -de galerías a museos y locales particulares, de la mañana a la noche- hubo todo tipo de actividades. El diseño argentino dio el presente a través de la subsecretaría de Promoción Comercial y Desarrollo de Inversiones del ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, y de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, con pabellón propio en la Wanted Design, una de las ferias y eventos más concurrido. Es el evento al que van los curadores del mundo como Marva Griffin del Salón Satélite de Milán y Laeticia Wolff de la Bienal de Saint Etienne. Y es también un trampolín de ingreso al mercado americano. 

Hubo actividades como visitas a tiendas emblemáticas y aspiracionales para la mayoría de los diseñadores locales, como Anthropologie,  y conferencias y charlas que panearon todo el arco que involucra a la disciplina,  de lo más tecnológico y digital a los nuevos escenarios para lo social y artesanal. Fue un cruce de empresas, marcas, prensa y, por supuesto, diseñadores de todo el mundo que se acercaron a la gran manzana con la esperanza de darse a conocer al mundo. 

En nuestro caso, fue la oportunidad de entrevistar a las creadoras del evento, que paradójicamente son francesas. Claire Pijoulat y Odile Hainaut descubrieron hace siete años que la ciudad de Nueva York no tenía su semana de diseño y decidieron organizarla desde una mecánica muy artesanal, cercana e inclusiva.

–¿Cómo se conocieron?

–Nos conocimos en el 2010 a través de un amigo en común, siendo dos francesas viviendo y trabajando en Nueva York. Ambas trabajando para empresas de diseño pero queriendo tener un proyecto propio. Así, a través de nuestra experiencias en ferias y eventos de diseño internacionales, nos dimos cuenta que no existía una semana oficial del diseño en Nueva York. Algo que parecía imposible pero hace siete años era real. En ese momento nos encontramos y las dos teníamos la misma idea y ganas de encarar su organización. Entonces comenzamos a reunirnos y enseguida decidimos hacerlo juntas ya que las dos teníamos trayectoriasdiferentes y estilos parecidos entonces era la combinación perfecta. Tenemos la misma pasión y sueños. Y la misma forma de pensar. Así empezamos en el 2011, meses después con la primera edición acá en este mismo predio, en Chelsea. 

–¿Y cómo fue, siendo dos francesas en Nueva York? ¿La gente tenía prejuicios o les abrieron las puertas?

–Nos ayudaron mucho porque creo que se dieron cuenta que lo hicimos desde un lugar de humildad y trabajo y muy cooperativo. Además nos gusta trabajar de un modo afectivo y amigable cuidando mucho los vínculos personales. Cuidando siempre desde el principio el tener en cuenta a todas las voces y a todos los protagonistas: desde las empresas, las diferentes instituciones, los museos y por supuesto los diseñadores, compradores, periodistas. La escena completa del mundo del diseño. Por supuesto sumó mucho nuestra experiencia europea. Y además nos parece que siempre es interesante la mirada más objetiva del que observa desde afuera. Hasta entonces no había una semana de diseño oficial autorizada o promovida por la ciudad, así que a pesar de ser una locura porque nosotras veníamos de afuera, sin sponsors ni dinero para hacerlo, comenzamos a convocar a todos los actores y por suerte, todos fueron super abiertos. Lo primero que hicimos fue generar una reunión democrática con todos -empresas, museos, universidades, diseñadores- más un periodista del New York Times para contarle que estamos todos juntos para que eso sucediera. Y ahí la ciudad apoyó. La verdad podría parecer una locura pero se dio. Ahí empezamos, entre todos, a pensar en el ADN de Nueva York. Energía, diversidad, multiculturalidad y cuidar de que la semana tuviera ese espíritu. Que pudiera presentar el diseño americano pero como Nueva York es una de las mayores vidrieras al mundo, que pudieran participar creadores de todo el globo.

–¿Que aporta cada una?

–Ahora es tan natural que es difícil decirlo. Es muy orgánico. No tenemos un business plan o reglas fijas, sino una química muy especial que funciona. Además de nuestras diferentes expertise que hace que nos complementemos.

–¿Hoy cual es el mayor desafío?

–Continuar haciendo esto que nos da tanto placer y divierte. Siete años es un gran escalón que acabamos de pasar. Y siempre amando lo que hacemos. Disfrutando. No queremos tener cientos de empleados ni grandes estructuras. Tal vez eso si es atípico. Para nosotras realmente menos es más. Amamos la libertad que tenemos. Tenemos mucha gente que se suma, pero en la oficina somos nosotras dos. La clave para nosotros es siempre disfrutar. Ser livianas para poder fluir en sintonía con los tiempos.

–¿Los mayores logros en estos siete años?

–Sobre todo pensamos que crear vínculos duraderos con las personas. Con las instituciones, países, diseñadores. Y no sólo en Nueva York sino con todos los que participan de esta semana. Como nos ocupamos personalmente de todo, nos conocemos. Y estas redes que se crean terminan siendo enormes. Son networks gigantes que permiten que las cosas sucedan.

–¿Qué opinan de la escena del diseño hoy, sobre todo por lo que conoces a través de Wanted?

–Siempre hay cosas interesantes donde vayas. Desde materiales a formas de hacer. Amamos desde a los nórdicos a los mejicanos. Cada cual con su estilo tienen cosas para aportar. Los que van por la función o por el concepto. Tratamos de viajar a todas las semanas de diseño del mundo para ver y conocer a los protagonistas. Así en la feria que nosotras particularmente organizamos que es Wanted, buscamos que haya voces para todos. Este año tuvimos pabellón de Méjico, Holanda, España a través de el Barcelona Design Center, Quebec y Argentina, cada uno con su estilo. Tuvimos empresas como Alessi que en vez de venir con sus logros, trajeron en una muestra increíble -Alessi IN- possible- producida en por el Museo Alessi junto al Holon de Israel, los prototipos que nunca vieron la luz, la parte que nadie cuenta del diseño. Celebrando estas cuatro ediciones tuvimos un Launch Pad, donde se destacó la selección de luminarias y mobiliario de creadores todo el mundo con diseñadores que vinieron desde Canadá a los Emiratos Arabes. Cada vez más aspiramos a que el Norte y el Sur se unan en Wanted. Ese es un gran sueño o meta a cumplir. Ya que entendemos que definitivamente Nueva York sigue siendo una gran vidriera para darse a conocer al mundo.

–Les resulta curioso que hoy los eventos más importantes de diseño sean organizados por mujeres en una disciplina que aún hay que pelear por un mayor protagonismo femenino…

–Sin discriminar, creemos que es porque las mujeres solemos tener un poco de menos ego y somos definitivamente más colaborativas.  No le tenemos miedo a la verticalidad.

–¿Que esperan de Argentina?

–Aún no conocemos el país, es una deuda pendiente, pero amamos todo lo que llega desde allí. Es tan rico. Tan vibrante, fresco y sobre todo apasionado. Valoramos sus materiales y esa forma de trabajar con lo que tienen creando piezas que resultan bellas.