Desde Cali

Francia Márquez es ovacionada en el estadio del América de Cali. Se juega la final de fútbol femenino y el “olé, olé, olé, Francia, Francia” en tribunas todas de rojo resuena cuando ingresa la candidata a vicepresidenta del Pacto Histórico. Francia, como le dicen, es del América, y el sur-occidente colombiano, como el Valle del Cauca y la costa Pacífico, es una de las zonas donde más fuerza tiene.

El apoyo a Francia viene de antes, de su recorrido en defensa del medio ambiente, de la afrocolombianeidad en una ciudad marcada por los desplazamientos forzados de la costa hasta estos cerros. Cali, ciudad de la salsa, auge del narco en los ochenta, está marcada por la histórica de violencias crónicas e incesantes del país que en el 2021 se volcó a las calles en un estallido de tres meses y Cali fue su epicentro, con 24 puntos de bloqueo.

Ciudad tranquila

Ahora la ciudad luce tranquila, llueve cada día al terminar la tarde, el calor es menos calor, y las noches son de salsa en Malamaña o la Caldera del Diablo. A las marcas del estallido en las paredes se sumaron los murales, afiches y locales del Pacto Histórico, con Francia y Gustavo Petro, candidato a la presidencia. El resultado fue elevado el pasado 29 de mayo: 53.36 por ciento en Cali, 53.34 en la región del Valle, con 1.043.911 de votos del total de 8.527.768 a nivel nacional. Rodolfo Hernández, quien irá al ballotage el 19 de junio junto a su candidata caleña a vice Marelen Castillo, obtuvo 16.85 por ciento con 329.898 votos del total de 5.953.209.

El Pacífico, el Caribe y Bogotá, son regiones donde el Pacto alcanzó sus mayores votaciones. Se trata de territorios que votaron mayoritariamente en 2016 a favor en el plebiscito sobre los acuerdos de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. En contraste, Hernández y Federico Gutiérrez, tercero el 29 de mayo, lograron sus mejores resultados allí donde ganó el rechazo al acuerdo negociado en La Habana.

Alianzas

El mapa de apoyos políticos hacia el ballotage comenzó el mismo domingo de las elecciones cuando Gutiérrez y varios dirigentes del uribismo le dieron el respaldo a Hernández. Quedó entonces claro que un sector mayoritario de los partidos que habían apoyado a Gutiérrez trasladarían su apoyo, es decir, en principio, su capacidad de maquinaria electoral, a Hernández. No fue el caso de todas las fuerzas: el Partido de la U, por ejemplo, quien respaldó a Gutiérrez en primera vuelta, dejó libertad de acción a sus integrantes, en particular según cada región.

La disputa principal provino del centro político, reunido para las presidenciales en la Coalición Centro Esperanza con Sergio Fajardo como candidato, que inició un proceso de división entre quienes le dieron su apoyo a Petro y quienes a Hernández. En el primer caso estuvieron, por ejemplo, el candidato a vicepresidente de la Coalición, Luis Gilberto Murillo, el ex alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, o el ex ministro de Interior de Santos, Guillermo Rivera.

El centro

“Gustavo Petro representa en este la opción de cambio más responsable institucional y liberal. El riesgo de un rompimiento institucional con el Congreso, pero también con las Cortes, son mayores con Rodolfo Hernández”, afirmó Alejandro Gaviria, ex pre-candidato presidencial y uno de los primeros en darle el apoyo al candidato del Pacto.

Otra parte del centro se volcó hacia Hernández, como el partido del Nuevo Liberalismo, encabezado por Juan Manuel Galán, hijo del candidato presidencial Luis Carlos Galán asesinado en 1989. Fajardo fue quien protagonizó el capítulo más accidentado: en primer lugar, anunció un acercamiento con Hernández, pero el candidato afirmó luego que tal acuerdo tendría lugar: “quieren cambiar todo el programa que ganó y nosotros lo tenemos que hacer respetar”, señaló.

“Rodolfo prefiere el uribismo que el centro político” twitteó Petro en relación a lo sucedido. Fajardo, luego del rechazo, afirmó: “yo, por Gustavo Petro no voto”. La división del centro político, que obtuvo 4.20 por ciento en la primera vuelta, graficó la situación de un país que deberá elegir el 19 de junio entre una alianza compuesta por izquierda, progresismo y centro, y un candidato que hizo de la “demagogia anti-corrupción” -así definida por Gaviria- su bandera central, es respaldado por el uribismo, y afirmó que decretará el estado de conmoción interna en caso de resultar electo.

Encuestas

Aparecen nuevas encuestas a diario. El martes, por ejemplo, según el tracking presidencial difundido por RCN, Hernández tendría 47.8 por ciento de intención de voto, Petro 46.8 y el voto en blanco 5.4. El portal La Silla Vacía publicó, cruzando cinco encuestas -según su ponderación de las mismas-, que existe un empate técnico entre ambos candidatos, con un promedio de Hernández con 46 por ciento, Petro 44, 9 en blanco y 2 que no sabe ni responde.

El ballotage aparece como reñido en vista de los números pre-electorales. Era el escenario previsto luego del resultado anunciado la tarde del 29 de mayo, cuando quedó definido que Petro se enfrentaría a Hernández y no a Gutiérrez. Medirse contra segundo habría permitido un cuadro de polarización más delineado contra el uribismo, algo que, a priori era más favorable al candidato del Pacto.

El enfrentamiento contra Hernández presenta otras dificultades. En efecto, si bien el ex alcalde de Bucaramanga tiene el apoyo del uribismo, así como lo tuvo en el 2015 por parte de Álvaro Uribe, su relación con esa fuerza política estuvo marcada también por diferencias, y su estrategia actual es la de distanciarse programáticamente. Así el 30 de mayo publicó “20 diferencias con el uribismo”, y no ha dudo en criticar abiertamente al actual gobierno. Hernández también manifestó en meses anteriores que votaría por Petro en una segunda vuelta y que éste le había ofrecido ser su candidato a vicepresidente.

¿Logrará Hernández reunir sectores de votantes que aparecen como opuestos? Es una de las preguntas que atraviesan estos últimos días de campaña donde Petro pasó de grandes actos a encuentros de cercanía con la gente. Desde Cali, ciudad fuerte del Pacto Histórico, existe optimismo. Los números, vistos a nivel nacional, mantienen por el momento niveles de incertidumbre y anticipan un probable domingo 19 de junio disputado.