“Querida familia Divididos Oficial: Escribimos sin saber si estas palabras llegarán… pero aquí vamos... Escribimos desde un barrio de La Rioja, hacia el este cercano a la zona de Las Parcelas, somos de la Orquesta Comunitaria Enrique Angelelli, un proyecto comunitario, social, donde desde el amor y el abrazo intentamos ponerle música a las heridas y regar la esperanza desde un andar colectivo, donde desde la sonrisa de la esperanza todo está vivo a pesar del dolor"; con esta carta de presentación, las chicas y chicos de la Orquesta se jugaron a encontrar un espacio para tocar con Divididos en La Rioja en el recital del 11 de junio.

Los flyers se viralizaron inmediatamente; es que sus integrantes saben de sueños que se reman desde cero, y llenaron las redes para que esas ganas tan fuertes le lleguen a Ricardo Mollo y su equipo. Y pasó: un día se comunicaron desde la producción del espectáculo con “Monchi” Navarro, el director de la orquesta a quien Mollo apodó en el recital “El desempañador de la esperanza”, justo antes de que la orquesta inicie su magia de vientos con arreglos propios del clásico Guanuqueando de Ricardo Vilte.

“Varios integrantes de la orquesta son admiradores de la banda. En el verano un grupo hizo ferias para juntar plata para ir a verlos al Cosquín Rock, y más allá de lo musical nos gustan mucho como personas. Cuando nos enteramos que venían a La Rioja, surgió en un ensayo esto de que sería hermoso poder tocar con ellos”, cuenta Monchi cuando todavía no sabía si el sueño se iba a cumplir.

La Orquesta Comunitaria Enrique Angelelli de La Rioja cumplió hace poco doce años. Todo comenzó en una biblioteca popular del barrio Virgen del Valle, que entonces era uno de los últimos barrios al oeste de la ciudad.

“Mi idea fue siempre acercar la música a lugares en los que no es tan simple que se hiciera o enseñara música. Yo me crié en un barrio en donde era difícil el acceso al estudio de la música. Desde que empecé a estudiar música para ser docente, siempre tuve el deseo de armar algo colectivo, comunitario y posible. Anduve por muchos barrios de La Rioja hasta que conocí el barrio Virgen del Valle en la zona este, y ahí se empezó a tejer el sueño de la orquesta. Profes amigos que se sumaron a dar clases, músicos que donaban sus instrumentos”, cuenta Monchi a La Rioja/12. El sueño de este profesor de barrio riojano comenzaba a crecer.

Ricardo Mollo y


Si soñamos, funciona

“Cada etapa tuvo su asombro y el desarrollo del andar nos sigue sorprendiendo todos los días de una manera increíble. Hay un equipo que trabaja en la orquesta como profes que fueron creciendo con esto. Empezaron siendo alumnos y siguieron estudiando música y ahora son colegas!”, celebra Monchi.

Hoy esos chicos que comenzaron conociendo tímidamente un instrumento, son parte de la toma de decisiones de la orquesta: “Uno de los chicos se recibió el año pasado. Es el primer parido en el corazón de la orquesta, y lleva toda la impronta de la experiencia comunitaria que tiene. Hay seis chicos de la orquesta que actualmente eligieron el profesorado de arte, algunos ya están avanzados incluso. Nos han ido sorprendiendo los distintos senderitos que ha ido tomando esto”.

El grupo, que hoy cuenta con más de 60 chicas y chicos “tenemos florcitas desde cincos o seis años, hasta incluso 26 años”, incluida la familia de Monchi con su compañera Malinche al pie del cañón, logró entre peña y peña comprar un terrenito para la orquesta, y quieren empezar a construir su propio espacio. Hoy ensayan en el salón de una mamá del grupo que les presta el espacio. Durante la charla, que se dio días antes de que supieran si Divididos iba a aceptar invitarles al escenario, Monchi menciona varias veces el rol de “las mamás de la orquesta”, y de cómo muchas de ellas ya están tocando instrumentos el equipo: “Hay una pertenencia muy grande de las familias con la orquesta. Eso también era un desafío al inicio del proyecto”, explica.

La orquesta es también merendero, taller de escritura y de otras alquimias: “Los chicos están escribiendo textos que hoy son parte del repertorio de la orquesta. Para nosotros se trata sobre todo haber encontrado en el arte un oficio y un modo de vida. Las semillas de esto hoy son personas que ya están tomando decisiones dentro de la orquesta”, cuenta.

Donde Charly se abraza con Violeta

Desde la sonoridad, la orquesta tiene una impronta latinoamericana de distintos géneros: “Aquí se abrazan Violeta Parra con Charly o Spinetta. Y por supuesto autores riojanos como José Oyola, Víctor Jara, y música propia de la orquesta que pronto vamos a comenzar a tocar”. Tenemos quenas, zancas, toyos, sikus, charangos, ronrocos, guitarras, percusión con bombos, cajas chayeras, un setar, congas, violines y contrabajos”.

Al principio ellos mismos construían sus instrumentos de viento, “tenemos además un vínculo con el Programa de Orquestas Andrés Chazarreta que es un programa maravilloso”. El grupo también se abastece de luthiers amigos que están cuando hace falta arreglar un instrumento.

Comenzó siendo un proyecto de música instrumental, pero actualmente los chicos también cantan: “No es una composición coral lo que tenemos, pero si podemos decir que tenemos voces como instrumentos fundamentales para expresarnos, con todo lo que guarda una voz que calla”.

El taller de escritura no solo les permitió conocer y ahondar en la literatura de su tierra con autores como Daniel Moyano, sino que además les ayudó a enriquecer sus propias composiciones que comenzaban a aflorar. “Este sueño de la orquesta comenzó la idea de que a través de la música podamos abrir una ventanita por donde poder mirar la vida con otros ojos. Más allá de la terrible realidad que se vive y de las dificultades que hay desde lo social, que en estos doce años han ido cambiando”.

En estos años la orquesta se movió mucho: “Para nosotros las tocadas en los barrios son de las más importantes; también estuvimos en Buenos Aires en el homenaje a Angelelli, tocamos en el Obelisco, en la ronda de Plaza de Mayo con las Madres que fue una experiencia única, tocamos con Liliana Herrero, estuvimos en Cosquín con Ramiro González y fue la primera vez que una orquesta de niños subía al escenario. Con la Cantata Riojana. Hace poco estuvieron tocando en Talampaya.

El flyer de la Orquesta anunciando que lo habían logrado


Del brazo se sueña mejor

La emoción que no daba más después de la tocada del sábado con Divididos, siguió el domingo. Entonces, como saben que todo se siente mejor en el abrazo de orquesta, se juntaron para compartir esa explosión que seguía latiendo: “Fue una maravilla todo, desde la prueba de sonido, compartir con ellos, los comentarios hacia nosotros, es sin ninguna duda una de las experiencias más importantes que hemos vivido. En nuestra tierra y en un lugar colmado, sentir esa reacción de la gente fue increíble”.

Del brazo se sueña mejor, por eso los sueños de la Orquesta y su Desempañador de la esperanza van a seguir creciendo: “Lo que hablamos mucho con los chicos es que más allá de a donde se llegue con estas cosas, lo importante es ejercitar esto de perseguir los deseos. No es algo que cada uno de los integrantes no ejercite a diario con las necesidades, los sueños, o el deseo de salir de determinadas situaciones; lo importante es ir tras de eso”.