La inspección del avión venezolano de Emtrasur terminó en la madrugada de este viernes. La Policía de Seguridad Aeroportuaria y la Policía Federal revisaron el aparato, se llevaron la caja negra -verán si Aerolíneas Argentinas tiene el instrumento para escuchar la grabación de unas dos horas-, una computadora y la documentación de los pilotos iraníes que está a nombre de la empresa de la que son originarios y en la que siguen contratados: Queshm Fars Air. Sus matrículas los habilitan como pilotos del Airbus-300 justamente para Queshm y lo que existe es un contrato de entrenamiento entre Conviasa -venezolana- y Queshm. Como anticipó Página/12, se inspeccionó no sólo el avión sino incluso las autopartes de Volkswagen que trajo el Airbus desde Querétaro. Esas piezas del modelo Taos todavía estaban en un depósito de Ezeiza.

A la pesca de algún delito

El juez Federico Villena y la fiscal Cecilia Incardona están esperando evidencias que les permitan decidir si tienen algún delito para imputarles a los 14 venezolanos y 5 iraníes que vinieron en el Jumbo. Ayer, Interpol ratificó por escrito que ninguno de los tripulantes están requeridos a nivel internacional por ninguna causa judicial vinculada al terrorismo.

La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) difundió sospechas contactando a los medios opositores, pero sin aportar documentación alguna. Es más, la PSA protagonizó un gravísimo allanamiento al avión -que es territorio extranjero- sin orden judicial alguna. En aquella operación, que fue denunciada en la justicia por la empresa venezolana, intervinieron 60 agentes, algunos de ellos camuflados, con canes y escaners. Recién este jueves a la noche y madrugada del viernes se produjo la inspección realmente ordenada por el juez.

Las autopartes que venían en el avión venezolano.

En paralelo, el magistrado está estudiando los pasaportes y la documentación del 747, además de los celulares y las computadoras de todos los integrantes.

Los misterios de la caja negra

El operativo que terminó esta madrugada se demoró más de lo esperado porque fue necesaria la presencia de dos técnicos y el jefe operativo venezolanos para hacer hasta lo más elemental: prender las luces de la aeronave.

Tampoco fue sencilla la cuestión de la caja negra. El avión es viejo, del año 1986, de manera que no es fácil conseguir “lectores” del contenido de la caja negra -que es una grabación-, pero se hará un intento hoy con Aerolíneas Argentinas. La línea de bandera ya renovó su flota, pero tal vez tenga el aparato que se necesita.

No está claro si la caja negra tiene registrados 30 minutos o dos horas. Eso depende del modelo. Pero en cualquier caso serían las conversaciones de los pilotos en el vuelo que hicieron a Uruguay el día 7 de junio. El avión tenía el visto bueno tanto de las autoridades argentinas como uruguayas para ir a cargar combustible, pero cuando estaba en el aire, desde Uruguay le notificaron que se cancelaba la autorización. Todo indica que intervinieron -no de manera oficial- servicios de inteligencia israelíes. Esto fue denunciado ayer por el gobierno de Venezuela, ya que desde un punto de vista reglamentario, puso en riesgo la vida de la tripulación porque el avión no tenía el suficiente combustible.

Documentos

En la inspección de la madrugada de este viernes no se encontró nada de relevancia. Una computadora que, según parece, usaban los pilotos durante los vuelos.

La caja negra, que quedó a resguardo para ser analizada una vez que se encuentre el aparato adecuado. Parece descabellado que se tenga que enviar a la empresa Boeing, en Estados Unidos, pero es algo que tendrá que resolver el juez.

Los policías también inspeccionaron las autopartes de Volkswagen.

Carpetas usadas por los pilotos. En el caso de los iraníes, hay formularios -viejos- de Queshm Fars Air, en los que se anotan datos sobre combustible, horario, visibilidad, nubes. En verdad, los iraníes están habilitados para pilotar 747-200 y 747-300 y esa habilitación la consiguieron cuando pilotaban los aviones de Queshm. Hoy están bajo contrato de la venezolana Conviasa hasta que los pilotos caribeños complete el millaje que los habilite a comandar el 747 sin piloto de seguridad, que es el papel que juegan los iraníes. El contrato de provisión de asistencia técnica es uno de los requeridos por el juez y la fiscal.

La justicia argentina, Estados Unidos e Israel

Terminada la inspección del avión, el juez deberá esperar el resto de las medidas que dispuso. El resultado de las pruebas escopométricas de los pasaportes, el análisis de celulares y computadoras y, si aparece, alguna agencia internacional de seguridad que le impute algún delito a los tripulantes. La fiscal también le pidió al Departamento del Tesoro de Estados Unidos que informe si el avión tiene alguna restricción. Por ahora, el 747 está retenido y no podrá salir del país.

Estados Unidos e Israel, en línea con su postura geopolítica, mandaron un mensaje doble. Elogiaron la actitud del gobierno de investigar la aeronave, pero siempre dando a entender de que cualquier cosa que venga de Irán, Venezuela, Cuba, es sospechosa por sí mismo y debe ser secuestrada e investigada. Aunque no haya delito para imputar ni personas que estén requeridas por Interpol. Los opositores argentinos y una parte del oficialismo metido en alguna fuerza de seguridad no se pierden nunca la oportunidad de hacerle el coro a lo que viene de la derecha internacional.