En Jurassic Park, la película del genial Steven Spielberg estrenada en los años 90, un magnate decide construir un parque temático de dinosaurios. Para lograrlo, invierte mucho dinero destinado a que los científicos desarrollen un método que permita recuperar sangre de dinosaurio almacenada en el abdomen de mosquitos que hubieran sido atrapados en resina. A partir de esta sangre se aísla el ADN y se rellena con ADN de anfibios la información que el paso del tiempo hubiera deteriorado. Una vez completado el ADN solo queda clonar al organismo y hacerles nacer hembras incapaces de reproducirse entre sí. ¿Cuánto de todo lo que pasa en la famosa película es replicable por la ciencia de no ficción?

Daniel Salamone, médico veterinario e investigador del Conicet, especialista en clonación y técnicas de reproducción asistida, dialoga con la Agencia de noticias científicas de la UNQ, y es categórico en su respuesta: “No sé si podremos ir tan lejos como para crear un Jurassic Park real pero, hoy por hoy, tenemos la capacidad de secuenciar parte del ADN de estos animales”.

La clonación como forma de resucitar

La técnica de clonación abre nuevas posibilidades. Salamone explica que se trata de un proceso que utiliza el material genético de un ser vivo para crear una copia idéntica. En esencia, busca copiar algo que la naturaleza ya había creado. “La clonación animal es la creación de un animal gemelo a uno preexistente, es decir, un gemelo diferido en el tiempo. Es hacer una copia idéntica, con las mismas características de un gemelo, pero muchos años después”. A diferencia de la modificación genética, la clonación no produce cambios en la secuencia del ADN, pero se podrían utilizar modificaciones genéticas para que algunos animales actuales tengan características de animales ya extintos.

El especialista argentino asegura que hay proyectos concretos con financiamiento para la clonación de un mamut: “Se cuenta con parte de la información genética de este animal por lo que se podrían introducir características del mismo a animales existentes emparentados a él, como el elefante”. Y ejemplifica: “Sabemos que el mamut tenía una proteína en la sangre que actúa transportando el oxígeno y que le permitía, a diferencia de un elefante, vivir en lugares muy fríos. En ese sentido, si introducimos esa modificación genética a un elefante, estaríamos a un paso de tener un animal más parecido a un mamut”.

Riesgos

Quienes objetan el poder traer de vuelta animales extintos dicen que los ejemplares creados en el proceso de-extinción podrían terminar sufriendo, ya sea como resultado de los procesos utilizados o debido a sus variaciones genómicas particulares. La Ley de Bienestar Animal limita precisamente este tipo de sufrimiento. Más allá del padecimiento físico, algunos defensores podrían oponerse a la eliminación de la extinción como se oponen a los zoológicos, con el argumento de que explotan a los animales para fines humanos sin importancia, como el entretenimiento.

Por otro lado, las criaturas recién extinguidas podrían resultar vectores de patógenos y albergar retrovirus endógenos dañinos no reconocidos. En tanto, si la especie es liberada o escapa al medio ambiente general, podría causar un daño considerable. Incluso las especies extintas que no eran plagas en sus ambientes pasados ​​podrían serlo hoy.

Beneficios

Son bastante similares a los argumentos presentados para preservar las especies actualmente amenazadas o en peligro de extinción. En esa dirección, la de-extinción podría brindar a los científicos la oportunidad única de estudiar miembros vivos de especies previamente extintas (o, al menos, aproximaciones cercanas a esas especies), al brindar información sobre su funcionamiento y evolución. Algunas especies revividas pueden traducirse en productos útiles.

También la de-extinción podría conducir a mejoras en la ingeniería genética. Además, algunos investigadores argumentan que la “renaturalización” con especies existentes, localmente extintas en hábitats particulares, puede ayudar a restaurar ecosistemas extintos o amenazados. El renacimiento del mamut lanudo como uno de los principales animales de pastoreo en el Ártico, por ejemplo, podría proporcionar beneficios sustanciales al ayudar a restaurar una estepa ártica en lugar de la tundra menos rica ecológicamente.

Para Salamone, la gran pregunta es: “¿Si no tenemos la capacidad de preservar los animales que existen hoy en día, por qué motivos quisiéramos animales que se extinguieron hace millones de años atrás? Primero tenemos que saldar una gran deuda, que es preservar a las especies que existen hoy”, concluye.

Es crucial, entonces, que el ser humano reduzca las causas de la extinción, incluida la destrucción del hábitat, la contaminación y el cambio climático.