La exposición “Escenas contemporáneas. Recorridos por la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Arte argentino 1960-2001”, en el Centro Cultural Kirchner, presenta alrededor de 170 obras de más de un centenar de artistas argentinos.

La muestra, organizada por ambas instituciones, se despliega en las salas de la Gran Lámpara, en los pisos 6º y 7º del CCK, y está curada por Mariana Marchesi, directora artística del MNBA. Según explica la curadora, “se trata de dirigir la mirada hacia temas que atravesaron la sociedad y la cultura argentinas entre los años 60 y 90”

El conjunto exhibido incluye pinturas, grabados, esculturas, fotografías, videos e instalaciones de más de un centenar de artistas argentinos, como Carlos Alonso, Elba Bairon, Antonio Berni, Mildred Burton, Delia Cancela, Diana Dowek, Juan Carlos Distéfano, León Ferrari, Nicolás García Uriburu, Jorge Gumier Maier, María Juana Heras Velasco, Alberto Heredia, Narcisa Hirsch, Carlos Gorriarena, Gyula Kosice, Julio Le Parc, Liliana Maresca, Marta Minujín, Luis Felipe Noé, Liliana Porter, Marcia Schvartz y Antonio Seguí, entre otros.

Toda colección, especialmente la del MNBA, una de las principales memorias visuales de la Argentina, supone un modelo de acumulación simbólica y patrimonial que a través de relecturas y guiones curatoriales expresa una afirmación cultural, estética e ideológica. Siempre la historia (del arte) ofrece nuevas interpretaciones y allí reside en parte su riqueza. Un recorte, una selección, un subconjunto pueden expresar, entre otras cosas, una continuidad o una ruptura con el contexto en que fueron realizadas y proponer nuevas preguntas en el presente. Pueden verse actuales o arqueológicas.

El recorte exhibido constituye un interesante reto curatorial, porque el arco temporal elegido es uno de los períodos que más requiere una política sostenida de adquisiciones por parte del MNBA. De modo que al mismo tiempo que se exhibe una etapa, se revelan numerosas ausencias. Afortunadamente, la colección del Bellas Artes es un repertorio que deberá seguir creciendo. Y las relecturas siempre van a dar batalla en el campo de los sentidos, las interpretaciones y lo simbólico, más allá de que toda colección es incompleta por definición, respecto de la producción real. Sin embargo esa incompletud es un proceso que intenta corregirse para avanzar hacia la ilusión de convertirse en un registro artístico representativo de cierta época.

Los espacios de La Gran Lámpara en los pisos 6º y 7º del centro cultural son muy difíciles y plantean desafíos curatoriales, entre otras cuestiones, porque tiene varias entradas/salidas. En este sentido, la exposición “Escenas contemporáneas”, propone cinco recorridos que se ofrecen como autónomos, según el ingreso que elijan los visitantes. Y luego surge la interconexión, cuando se pasa de un núcleo expositivo al otro.“Cada eje -aclara Mariana Marchesi-, explora las obras surgidas en tiempos de gobiernos democráticos y dictaduras militares; los planteos que desafían el canon, desde las rupturas radicales de las vanguardias de los años 60 hasta la redefinición del lugar de la pintura en la década del 80; los dilemas de una estética latinoamericana, y la intervención del cuerpo como soporte de la acción artística o como práctica política”.

La propuesta del primer recorrido, con el título “Desafiar las reglas del arte”, presenta obras que reflexionan sobre las nuevas sociedades de masas y los medios masivos, los nuevos modos de percepción y las nuevas sensibilidades. La incorporación del vértigo como modo que proponía al mismo tiempo la atracción como el rechazo hacia la velocidad y abismo. ¿El vértigo es deseado o de él se intenta huir?. Este núcleo problematiza el concepto de belleza, así como la ruptura de ideas binarias como los pares arte/vida, alta cultura/baja cultura, espacio real/virtual. Las obras incorporaron la participación del espectador, lo multidisciplinario, y lo antiinstitucional, lo que implicaba la politización del espacio de exhibición/participación. El arte como fuente posible de transformación de la realidad.

El segundo núcleo, “Imágenes, historia, memoria”, piensa el modo en que los artistas respondieron a sus respectivos contextos, así como reflexiona acerca del lugar de la sociedad en la construcción de la historia y la memoria. Este recorrido se mueve en el abanico temporal inscripto entre dos momentos insurreccionales: el Cordobazo (1969) y la crisis del 2001.

El tercer eje, “El devenir de la pintura”, muestra los caminos de la persistencia de lo pictórico luego de que se anunciara la muerte de la pintura a fines de los años sesenta. Los cruces interdisciplinarios, las miradas a contrapelo, la recuperación de temas y técnicas con nuevos sentidos. La vuelta de la pintura, los nuevos espacios de circulación.

El núcleo siguiente, “Abstracción. Identidad americana”, parte de la reformulación a partir de los años setenta, del constructivismo rioplatense de los años treinta. Se buscaba recuperar el abstraccionismo avant la lettre que el mundo del arte contemporáneo veía en los diseños de los tejidos, cerámicas y construcciones de los pueblos amerindios.

El quinto recorrido, “Repensar los cuerpos”, presenta el modo en que los artistas pensaron la diversidad, la sexualidad y las disidencias, cuestionando y transgrediendo los cánones a través de sus obras, a lo largo de las décadas finales del siglo pasado. Aquí el cuerpo se vuelve un tema político.

“Escenas contemporáneas” sigue hasta el 18 de diciembre, en el Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151), de miércoles a domingo, de 14 a 20, con entrada gratuita.