"Este es un momento para las mujeres de Kenia", proclamó Martha Karua el pasado 16 de mayo, que podría convertirse en la primera vicepresidenta del país en las elecciones generales de este martes. La exministra keniata se presenta junto a Raila Odinga en la coalición Azimio La Umoja (Aspiración a la Unidad, en suajili), la fórmula favorita a llevarse estos comicios.

Kenia todavía es un territorio hostil para las mujeres. No obstante, las próximas elecciones cuentan con la presencia femenina más alta de su historia. Hasta tres de los cuatro candidatos han decidido escoger a una mujer como compañera de fórmula.

En el caso de Karua, ha sido una de las figuras claves que impulsó el establecimiento de la democracia en su país en la década de los 80. Durante la dictadura de Daniel arap Moi, destacó como una de las más importantes activistas por los derechos humanos. En 1992, fue elegida como diputada en el Parlamento y ha ocupado ese cargo durante dos décadas.

En 2008, la política keniata consiguió convertirse en ministra de Justicia. Sin embargo, un año más tarde renunció al puesto, después de que intentar conseguir una reforma judicial que terminase con la elección de jueces sin su conocimiento.

En 2008, Karua se convirtió en ministra de Justicia

En 2013, Karua intentó, por primera vez, optar a la presidencia de Kenia. No obstante, apenas logró un 0,38% de los votos. En esta ocasión, los analistas políticos han señalado que la fórmula de Aspiración a la Unidad despierta ilusión entre los keniatas, principalmente, entre las clases medias y la población urbana.

La subida de los precios y el problema étnico

Este martes Kenia celebra las séptimas elecciones generales desde el establecimiento de la democracia en 1991. El país es la sexta potencia del continente africano y representa un importante aliado de Occidente en el Cuerno de África. Los candidatos que según las encuestas parten como favoritos son Raila Odinga, quien opta por quinta vez a la presidencia, y William Ruto, el actual vicepresidente del país.

Los temas de la campaña han girado en torno a la escalada de precios de los productos básicos. Ambos candidatos han ofrecido diferentes soluciones para la golpeada población keniana, como subsidios para los más pobres o subvenciones para el sector de la agricultura. Otro de los factores más importantes es el étnico. Por primera vez, no hay ningún candidato kikuyu, etnia mayoritaria del país. Así que si Odinga resultase vencedor, Kenía tendría al primer presidente de la comunidad lúo.

La pelea por la representación femenina en Kenia

Aparte del presidente, los keniatas deberán elegir a los 290 miembros de su Parlamento. La Constitución de 2010 obliga a que, al menos, un tercio de la Cámara debe estar representada por mujeres. Este mandato tenía que estar plasmado en una ley. Sin embargo, tras más de diez intentos, esta norma no ha salido adelante. En 2020, el poder Judicial declaró como "ilegal" el Legislativo, lo que obligó a Uhuru Kenyatta, el presidente saliente, a la disolución del mismo.

La Constitución de 2010 obliga a que, al menos, un tercio de la cámara debe estar representada por mujeres

Actualmente las mujeres ocupan 75 de los 349 escaños de la Asamblea Nacional (Cámara baja), lo que supone más de un 21%. Por otro lado, 21 del total de 67 senadores de la Cámara alta son mujeres. Solo tres de ellas fueron elegidas por votación, mientras que las otras 18 son por asignación de sus propios partidos.

Estas cifras representan una ligera mejora respecto a la anterior legislatura (2013-2017). Entonces, las parlamentarias representaban un 19% y un 27% de la Asamblea Nacional y el Senado, respectivamente. En comparación, Kenia todavía está a la cola de la África oriental. Por delante suya quedan Ruanda (con una representación femenina superior al 61%), Etiopía (en torno al 40%), Tanzania (37%) o Somalia (24%).

Campañas de acoso contra las mujeres

En estos comicios las mujeres aspiran a conquistar varios de los asientos en juego. Patience Nyange concurre por primera vez a las elecciones como candidata a gobernadora del condado de Taita-Taveta (sureste) por la Coalición Nacional Arco Iris (NARC).

"Vivimos en una sociedad patriarcal y recibimos constantemente comentarios sexistas", señala Nyange, quien ha asegurado haber recibido una verdadera campaña de acoso durante los últimos 14 meses.

Sylvia Mulama, por su parte, competirá por uno de los escaños con el partido de Kenia Primero. Esta candidata ha sido difamada por redes sociales al acusarla de acostarse con chicos más jóvenes que ella. "Todas las políticas mujeres con las que he hablado aseguran que es normal que te llamen prostituta", lamenta Mercy Mwangi, jefa del secretariado de la Asociación Parlamentaria de Mujeres de Kenia (KEWOPA).

Las dos políticas, además, señalan que otro de los grandes problemas de la política keniata es el enorme coste de las campañas. Aspirar a un puesto en el Senado puede tener un coste superior a los 320.000 euros. Un dinero difícil de recaudar por parte de estas mujeres. De esta manera, se abré una una gran desventaja respecto a sus compañeros varones, quienes tienen más contactos y redes para obtener donaciones.

Las extrañas alianzas de la política keniata

La política keniata está acostumbrada a presenciar cómo se forjan extrañas alianzas y enemistades de un año para otro. Los actuales contrincantes, Odinga y Ruto fueron, de hecho, aliados durante la fuerte crisis que hubo en Kenia durante 2007 y 2008.

En aquella ocasión, Odinga, protagonizó uno de los episodios mas polémicos de la historia reciente del país. Tras perder los comicios por un estrecho margen contra Mwai Kibaki, el entonces candidato del Movimiento Democrático Naranja denunció un fraude electoral. Esto desembocó en una oleada de violencia con un fuerte carácter étnico en el que murieron 1.100 personas y 600.000 resultaron desplazadas de sus hogares.

En las elecciones de 2013, Ruto apoyó a Kenyatta, quien había sido su rival en 2007, en una suerte de matrimonio de conveniencia. Ambos estaban acusados por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes contra la humanidad tras los sucesos de violencia mencionados.

En las elecciones de 2013, Ruto apoyó a Kenyatta, quien había sido su rival en 2007

En 2017, la fórmula Kenyatta y Ruto volvió a salir ganadora. Por un lado, las acusaciones de la CPI que pesaban sobre ellos ya se había disipado. Por otro lado, su candidatura aglutinaba la mayoría étnica del país: kikuyu, en el caso del primero, y kalenji, el segundo. En estos comicios volvieron a enfrentarse a Odinga, que, nuevamente, a denunció irregularidades en el proceso.

En un giro de tuerca final, Odinga se reconcilió con Kenyatta, lo que supuso una clara neutralización de la oposición política. Esta alianza, por otro lado, dejó casi sin poderes a Ruto.

Así que en esta ocasión los papeles, una vez más, se vuelven a invertir. Odinga autoproclamado como "el proyecto del pueblo" deberá hacer frente a los críticos que lo tildan de títere del presidente saliente. Ruto, por su parte, ha sido señalado varias veces por corrupción, acusaciones que siempre ha negado.